20141009 SL-Z 57 Ruta de las Fuentes Villafeliche
near Villafeliche, Aragón (España)
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Itinerario
Villafeliche - Fuente de los Cepos - Fuente Nueva - Castillo de Villafeliche - Villafeliche
Descripción
Atravesamos la localidad de Villafeliche por la calle de San Antón hasta la plaza de la Iglesia y el ayuntamiento. En lugar de seguir por la calle Mayor ?continuación lógica de la calle de San Antón?, se toma la calle de la derecha que desciende hacia el camino de la Vega. Avanzamos por él hacia el SE, entre frutales, hasta el cruce del PR-Z 93. Este sendero franquea un puente sobre el río Jiloca y ofrece la posibilidad de caminar hasta Montón o, por detrás de la estación de ferrocarril abandonada, tomar un camino que asciende en lazadas hasta un monumento dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
En este cruce (669 m) se inicia el SL-Z 57, que sigue recto progresando por el camino de la Vega. Luego se pasa junto a la ermita barroca de San Roque y, 250 m más adelante, se llega a una importante bifurcación (670 m; 600 m; 10 min): se obvia la ruta de los molinos de pólvora y se continúa por el sendero que gira a la izquierda, abandona la vega del Jiloca y se interna por el barranco de las Planas. Pronto dejan a la izquierda unos corrales y el desvío a las ruinas de la ermita de San Marcos. La pista discurre por la rambla, entre terrazas cultivadas y pinar. Nada más pasar una balsa y la desembocadura del barranco del Regacho, hay que abandonar el cauce y salir por una pista a la izquierda. Se remonta por un barranco hasta la planicie cerealista superior, hasta alcanzar, junto a la carretera N-234, la paridera de las Planas (780 m; 3,2 km; 50 min).
Atravesamos la calzada y, por un talud, subimos a la carretera vieja, que rodea el monte y encara hacia el N para ingresar en una pista, hacia la derecha, bajo una caseta. Se avanza en esa misma dirección, remontando el barranco del Regacho. Luego, en un cruce, seguiremos por otra pista a la derecha que discurre a lo largo del citado cauce. Rápidamente se accede a un cruce (4,9 km; 1 h 15 min) y se continúa a la izquierda. Desde este lugar se asciende por un impresionante escenario de cultivos abancalados, regados por la fuente de los Cepos (936 m; 5,2 km; 1 h 30 min).
El camino tiende hacia la izquierda y, junto a la fuente, conecta con una pista a la derecha, de la cual parte un sendero que gana la pared rocosa de la plataforma culminante. Se continúa por encima de ella, por el borde de la planicie, hasta alcanzar un trayecto de bajada que describe dos fuertes revueltas y conduce a la fuente Nueva (942 m; 6,6 km; 1 h 45 min), manantial que riega almendros y cerezos.
Tras superar un colmenar y un corral, se desemboca en una pista que, hacia el O, inicia un fuerte descenso por una estrecha val abancalada con almendros. Más abajo se obtiene una vista fenomenal de Montón y el calvario de Villafeliche. La bajada prosigue en zigzag y por unas canteras de yeso hasta las inmediaciones de una fábrica, muy cerca de la N-234 (707 m; 8,5 km; 2 h 20 min). Se cruza bajo ésta en dirección al cementerio de Villafeliche. Antes de alcanzar la escuela y la calle de San Antón, un camino permite recorrer el mirador del Calvario y visitar el castillo (715 m; 9,5 km; 2 h 45 min). Desde la fortaleza se accede al centro de la población por las calles del Hospital y Mayor.
Villafeliche es una localidad y municipio español de la provincia de Zaragoza perteneciente a la comarca de la Comunidad de Calatayud, Comunidad Autónoma de Aragón. Tiene un área de 22,32 km² con una población de 187 habitantes (INE, 2008) y una densidad de 8,38 hab/km².
Villa de la provincia de Zaragoza, a 94 kilómetros de la capital. Situada en la depresión longitudinal Calatayud-Daroca (Sistema Ibérico), junto al río Jiloca, a 724 metros de altitud. Temperatura media anual, 12,3 grados C. Precipitación anual, 430 mm. Población: en 1999, 254 habitantes; en 1900, 1.364 habitantes; en 1950, 846 habitantes.
“Arde mejor que la pólvora de Villafeliche”. Este dicho popular difundió el nombre del municipio zaragozano, conocido también como “el pueblo de la pólvora”. Prueba de ello es que en el año 1764 había en funcionamiento 165 molinos polvoreros y en el año 1800 unos 200. El conjunto formaba las Reales Fábricas de Pólvora.
La producción se inicia ya en el siglo XVI y se fundamenta en la fuerza motriz del propio Jiloca, en el salitre de Épila, en el azufre procedente de las minas de Teruel y en el carbón vegetal, que elaboraban los propios vecinos.
Tras cumplir un papel fundamental en los Sitios de Zaragoza durante la Guerra de la Independencia, en 1830 el rey Fernando VII cerró sus Reales Fábricas, y sumió a Villafeliche en una paulatina decadencia. Durante más de un siglo numerosos vecinos continuaron este negocio de forma clandestina hasta que en 1964 dejó de funcionar el último de sus molinos.
Los molinos de pólvora conforman en la actualidad un paisaje preindustrial de suma importancia patrimonial que, por su extensión geográfica y la complejidad del proceso productivo, todavía trasluce su pasada trascendencia económica, social y estratégica. Cada molino era una construcción de planta rectangular de unos 6 metros cuadrados. El conjunto se completaba con otras dependencias como almacenes, oficinas, puesto de guardia y edificios en preparación de la pólvora y el molino harinero.
El ayuntamiento decidió restaurar uno de ellos y, con el apoyo de paneles explicativos, podemos observar la peculiar maquinaria con la que se llevaban a cabo las tareas de machacado y pavonado.
Villafeliche tiene igualmente tradición como centro de alfarería popular. En la época de la pólvora la alfarería trabajaba en hacer basijas para envasar la pólvora. Igualmente tuvo su importancia con la cerámica vidriada; con los colores azules de esta cerámica existen piezas importantes y colecciones interesantes , por el siglo XIX resurgió de nuevo la alfarería por la zona se cree donde en el siglo XVI estaban asentados los obradores zona de San Roque, en estos obradores se fabricaban los cántaros, botijos, terrizas, orzas, cazuelas, pucheros, todo tipo de utensilios para uso doméstico, otra zona también con obradores fue la entrada al pueblo, barrio de Sán Antón, a los dos lados de la calle se ubicaban los obradores, todavía se conserva la alfarería del "Tío Puchericos " donde se conservan todos los enseres necesarios para la fabricación de cerámica, horno árabe balsas para fabricar el barro, tornos, ectt...sigue en activo la cerámica de Manuél Gil, todavía vigente en la actualidad. Las fiestas son en honor de San Marcos, San Juan y San Ignacio Delgado, y se celebran en agosto y en noviembre. Las fiestas de agosto (más duraderas y colectivas) se celebran a partir del primer domingo del mismo mes, variando así la fecha de las fiestas según el año. Las fiestas de noviembre (más cortas), en honor a San Ignacio Delgado, se suelen celebrar a finales de la segunda quincena del mes, por lo que también varía la fecha exacta.
Villafeliche - Fuente de los Cepos - Fuente Nueva - Castillo de Villafeliche - Villafeliche
Descripción
Atravesamos la localidad de Villafeliche por la calle de San Antón hasta la plaza de la Iglesia y el ayuntamiento. En lugar de seguir por la calle Mayor ?continuación lógica de la calle de San Antón?, se toma la calle de la derecha que desciende hacia el camino de la Vega. Avanzamos por él hacia el SE, entre frutales, hasta el cruce del PR-Z 93. Este sendero franquea un puente sobre el río Jiloca y ofrece la posibilidad de caminar hasta Montón o, por detrás de la estación de ferrocarril abandonada, tomar un camino que asciende en lazadas hasta un monumento dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
En este cruce (669 m) se inicia el SL-Z 57, que sigue recto progresando por el camino de la Vega. Luego se pasa junto a la ermita barroca de San Roque y, 250 m más adelante, se llega a una importante bifurcación (670 m; 600 m; 10 min): se obvia la ruta de los molinos de pólvora y se continúa por el sendero que gira a la izquierda, abandona la vega del Jiloca y se interna por el barranco de las Planas. Pronto dejan a la izquierda unos corrales y el desvío a las ruinas de la ermita de San Marcos. La pista discurre por la rambla, entre terrazas cultivadas y pinar. Nada más pasar una balsa y la desembocadura del barranco del Regacho, hay que abandonar el cauce y salir por una pista a la izquierda. Se remonta por un barranco hasta la planicie cerealista superior, hasta alcanzar, junto a la carretera N-234, la paridera de las Planas (780 m; 3,2 km; 50 min).
Atravesamos la calzada y, por un talud, subimos a la carretera vieja, que rodea el monte y encara hacia el N para ingresar en una pista, hacia la derecha, bajo una caseta. Se avanza en esa misma dirección, remontando el barranco del Regacho. Luego, en un cruce, seguiremos por otra pista a la derecha que discurre a lo largo del citado cauce. Rápidamente se accede a un cruce (4,9 km; 1 h 15 min) y se continúa a la izquierda. Desde este lugar se asciende por un impresionante escenario de cultivos abancalados, regados por la fuente de los Cepos (936 m; 5,2 km; 1 h 30 min).
El camino tiende hacia la izquierda y, junto a la fuente, conecta con una pista a la derecha, de la cual parte un sendero que gana la pared rocosa de la plataforma culminante. Se continúa por encima de ella, por el borde de la planicie, hasta alcanzar un trayecto de bajada que describe dos fuertes revueltas y conduce a la fuente Nueva (942 m; 6,6 km; 1 h 45 min), manantial que riega almendros y cerezos.
Tras superar un colmenar y un corral, se desemboca en una pista que, hacia el O, inicia un fuerte descenso por una estrecha val abancalada con almendros. Más abajo se obtiene una vista fenomenal de Montón y el calvario de Villafeliche. La bajada prosigue en zigzag y por unas canteras de yeso hasta las inmediaciones de una fábrica, muy cerca de la N-234 (707 m; 8,5 km; 2 h 20 min). Se cruza bajo ésta en dirección al cementerio de Villafeliche. Antes de alcanzar la escuela y la calle de San Antón, un camino permite recorrer el mirador del Calvario y visitar el castillo (715 m; 9,5 km; 2 h 45 min). Desde la fortaleza se accede al centro de la población por las calles del Hospital y Mayor.
Villafeliche es una localidad y municipio español de la provincia de Zaragoza perteneciente a la comarca de la Comunidad de Calatayud, Comunidad Autónoma de Aragón. Tiene un área de 22,32 km² con una población de 187 habitantes (INE, 2008) y una densidad de 8,38 hab/km².
Villa de la provincia de Zaragoza, a 94 kilómetros de la capital. Situada en la depresión longitudinal Calatayud-Daroca (Sistema Ibérico), junto al río Jiloca, a 724 metros de altitud. Temperatura media anual, 12,3 grados C. Precipitación anual, 430 mm. Población: en 1999, 254 habitantes; en 1900, 1.364 habitantes; en 1950, 846 habitantes.
“Arde mejor que la pólvora de Villafeliche”. Este dicho popular difundió el nombre del municipio zaragozano, conocido también como “el pueblo de la pólvora”. Prueba de ello es que en el año 1764 había en funcionamiento 165 molinos polvoreros y en el año 1800 unos 200. El conjunto formaba las Reales Fábricas de Pólvora.
La producción se inicia ya en el siglo XVI y se fundamenta en la fuerza motriz del propio Jiloca, en el salitre de Épila, en el azufre procedente de las minas de Teruel y en el carbón vegetal, que elaboraban los propios vecinos.
Tras cumplir un papel fundamental en los Sitios de Zaragoza durante la Guerra de la Independencia, en 1830 el rey Fernando VII cerró sus Reales Fábricas, y sumió a Villafeliche en una paulatina decadencia. Durante más de un siglo numerosos vecinos continuaron este negocio de forma clandestina hasta que en 1964 dejó de funcionar el último de sus molinos.
Los molinos de pólvora conforman en la actualidad un paisaje preindustrial de suma importancia patrimonial que, por su extensión geográfica y la complejidad del proceso productivo, todavía trasluce su pasada trascendencia económica, social y estratégica. Cada molino era una construcción de planta rectangular de unos 6 metros cuadrados. El conjunto se completaba con otras dependencias como almacenes, oficinas, puesto de guardia y edificios en preparación de la pólvora y el molino harinero.
El ayuntamiento decidió restaurar uno de ellos y, con el apoyo de paneles explicativos, podemos observar la peculiar maquinaria con la que se llevaban a cabo las tareas de machacado y pavonado.
Villafeliche tiene igualmente tradición como centro de alfarería popular. En la época de la pólvora la alfarería trabajaba en hacer basijas para envasar la pólvora. Igualmente tuvo su importancia con la cerámica vidriada; con los colores azules de esta cerámica existen piezas importantes y colecciones interesantes , por el siglo XIX resurgió de nuevo la alfarería por la zona se cree donde en el siglo XVI estaban asentados los obradores zona de San Roque, en estos obradores se fabricaban los cántaros, botijos, terrizas, orzas, cazuelas, pucheros, todo tipo de utensilios para uso doméstico, otra zona también con obradores fue la entrada al pueblo, barrio de Sán Antón, a los dos lados de la calle se ubicaban los obradores, todavía se conserva la alfarería del "Tío Puchericos " donde se conservan todos los enseres necesarios para la fabricación de cerámica, horno árabe balsas para fabricar el barro, tornos, ectt...sigue en activo la cerámica de Manuél Gil, todavía vigente en la actualidad. Las fiestas son en honor de San Marcos, San Juan y San Ignacio Delgado, y se celebran en agosto y en noviembre. Las fiestas de agosto (más duraderas y colectivas) se celebran a partir del primer domingo del mismo mes, variando así la fecha de las fiestas según el año. Las fiestas de noviembre (más cortas), en honor a San Ignacio Delgado, se suelen celebrar a finales de la segunda quincena del mes, por lo que también varía la fecha exacta.
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Easy to follow
Scenery
Easy
Buena ruta
Gracias por la valoración