20151128 Peñalba - Cebosa - Loma del Rocín - Cascada de Cañamar
near Peñalba de la Sierra, Castilla-La Mancha (España)
Viewed 2193 times, downloaded 127 times
Trail photos
Itinerary description
Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta.
Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación.
Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles.
Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón.
Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso.
Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada.
Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo.
A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua.
También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena.
Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla.
Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Waypoints
0051
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Alambrada1
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Arroyo de Cañamar
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Camino Del Molino
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Cancela
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Cascada de Cañamar
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Collado de la Fuente1
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Fuente15
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Gu-187
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
INICIO-FIN1
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
La Cebosa
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Los Colladillos
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Morra del Segoviano
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Pista3
El acceso al pueblo se hace por la GU-187, hace unos años estaba muy mal conservada, pero en estos momentos se encuentra en perfecto estado pues la han asfaltado recientemente. Aparcamos los coches en Peñalba, un pueblo con mucho encanto, pues a pesar de sus escasos 4 habitantes, tiene su iglesia, fuente, muchos gatos ..., aunque echamos de menos un Bar donde reponer fuerzas después de la ruta. Iniciamos la ruta atravesando las Heras, el Rodeo y ganamos altura hacia el Pico del Águila, aunque sin alcanzarlo, donde cerca del mismo atravesamos una pista forestal que más bien parece una carretera por lo bien cuidada que esta. De camino atravesamos un par de bosques de pinos y algún que otro piornal, pero sin ninguna complicación. Una vez alcanzado el Cordel de Peñuelas, se abre una senda clara y ascendente que atraviela la Morra del Segoviano, Collado de la Fuente y el Collado Cimero, este tramo es uno de los más agradables de la ruta por la suavidad de sus desniveles. Y al final del Cordel llegamos a la Cebosa, no sin antes mencionar que para acceder a la cima, debemos realizar algunas trepadillas. No tienen peligro, pero cuidado si se padece de vértigo. Por otro lado, si se sospecha que hay nieve o hielo, se debe extremar la precaución, pues las piedras estarían muy resbaladizas. Las vistas desde la Cebosa son expectaculares, al frente según suvimos podemos ver el Santuy, a su derecha el Cerrón, y poco más a la derecha y más lejos se divisa el pico del Lobo y a nuestra espalda el Ocejón. Continuamos la ruta hacia la Loma del Rocín, hay dos sendas muy poco marcadas, pero so podría hacer por sus dos vertientes, nosotros cogimos la que estaba mirando hacia el interior del valle donde se encuentra el pueblo ya que pegaba el solecito y se hacía más agradable. Algunos hitos marcarán el camino, pero la senda está muy poco marcada. Dejamos el Rocín y llegaremos hasta una alambrada donde volvemos a retormar un camino que discurre paralelo a una alambrada, pronto dejaremos dicho camino, atravesaremos un par de collados y piornales de escasa vegetación hasta comenzar el descenso por el Picozo donde tras una buena bajadita, llegaremos a la pista forestal que llega hasta el cordel de la Quesera, donde un camino marcado nos devolverá hasta casi el pueblo. Dicho camino atraviesa un bosque de robles centenarios preciosos y muy buen cuidados. A parte de los robles, las vacas serán nuestras compañeras, muy observadores aunque inmoviles a nuestro paso. Poco antes de llegar al pueblo, descendemos por los llanos hasta llegar a la vereda del arroyo Cañamar. En función de la intensidad de agua que baje por él, podremos imaginar la cantidad de agua que descenderá por la cascada. Ahí retomaremos una senda que llega hasta una granja, que bordearemos por su izquierda. Tras atravesar un par de barrizales llegamos una roca solida desde la cual nos permitirá ver la cascada desde arriba, pero es una zona muy peligrosa, pues las piedras pueden ser resbaladiza, absternerse gente con vértigo. A menos de 50m, mirando a la derecha y hacia atrás, se puede ver el inicio de la cascada. La vegetación no nos dejará ver el resto, pues para ello, habrá que adentrarse en el espesor de las jaras, aproximarse a la orilla del rio y abriéndose paso entre la vegetación poder llegar hasta el salto de agua. También aprovechamos para visitar un viejo molino del pueblo, pero está completamente destruido, no merece la pena. Si van a seguir mi track, me quedé a escasos 50m de poder contemplar el salto de agua desde abajo, pero sería sencillo llegar hasta el final ya que lo único que hay que hacer es continuar por la orilla. Por último mencionar y destacar que la mayor parte de la ruta no transcurre por una senda marcada, sino atravesando bosques y piornales, pero que no son de complicado acceso.
Comments (2)
You can add a comment or review this trail
A fecha de 20 de febrero de 2021 está intransitable desde el km 1,6. Una vez que atraviesas la pista es una pelea constante entre piornos, arbustos, árboles. Nosotros avanzamos unos 300 metros siguiendo el track y cada vez era más complicado avanzar, retrocedimos a la pista y la seguimos hasta una curva pronunciada hacia la izquierda, donde en teoría se cruza con otra pista (según google, en realidad no se ve pista alguna). Desde este punto, en dirección suroeste aproximadamente fuimos atravesando el bosque hasta dar con la ruta habitual de la Cebosa.
Gracias por la aclaración, la verdad es que se trata de una zona poco conocida/transitada y hace más de 5 años que la hice, si a eso le añadimos la pandemia, la vegetación ha hecho lo suyo.
Es una lástima que sólo reflejes los aspectos negativos de la ruta.
Un saludo.