2016-11-28 Circular de Labastida al Toloño

Ojo. Califico la ruta de difícil por las condiciones climatológicas (niebla, restos de nieve, barro) y la opción de subir el cortafuego. En otro momento esta misma ruta puede resultar fácil.

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En unos días que disfrutamos de en Labastida (Rioja Alavesa), no todo puede ser vino, gastronomía y cultura. Así, que afrontamos hoy, un clásico en esta zona; la subida al Toloño.

Partimos desde nuestro magnífico y recomendable alojamiento en estos días en Labastida, la Casa Rural Osante. Atravesamos parte del pueblo, y por carretera asfaltada vamos hasta la Ermita de San Ginés, donde se inicia el sendero. Hay varias opciones para la subida, ya que existen varios anillos que recorren el monte. Nosotros elegimos la opción que nos parece más agreste en vez de carril.

Poco a poco vamos ganando altura mientras disfrutamos de las vistas del valle que vamos dejando atrás. Así, llegamos a las ruinas de la ermita de Humilladero, y poco después a las del Santuario de Nuestra Sra. de Toloño. Los restos de nieve y la niebla le confieren un ambiente especial.

Después de visitar las ruinas, encaramos la subida a la cima que la niebla no nos deja divisar; así que lo hacemos guiados por el gps. No sin esfuerzo, llegamos a la cruz que marca sus 1277 m. y poco después al vértice geodésico a 1264 m.

En vez de volver sobre nuestros pasos, decidimos hacer una ruta circular que llevo grabada en mi gps. No puedo parar de consultarlo, ya que no conozco la zona y de nuevo la niebla, la nieve y los senderos poco marcados me hacen dudar constantemente.

Por fin llegamos a un carril, y me relaja comprobar en el mapa, que me llevará de vuelta. Pero la aventura no ha terminado todavía. Llegamos a un punto en el que el carril se convierte en un barrizal, que sí o sí, tenemos que pasar. Unos 200 metros con kilos de barro pegado a las botas y la punta de los bastones.

La tarde se va echando encima y nos queda mucho carril, así que veo la opción de enlazar con otra ruta que también llevo cargada. Al consultar el gps, descubro que la hemos dejado atrás. Vuelvo sobre mis pasos buscando el enlace, y resulta que no es carril ni sendero, sino un empinado cortafuego que tenemos que subir si queremos enlazar con la otra ruta. Nos resulta durísimo subirlo, ya que el barro nos hace resbalar constantemente; subimos dos pasos y bajamos uno resbalando. Tras mucho esfuerzo, llegamos al sendero superior y ya por fin solo nos resta una agradable bajada hasta la ermita de San Ginés, donde podemos lavar el calzado del barro.

Llegamos de noche a Labastida, ya solo queda ducharnos y reponer fuerzas con la magnífica gastronomía de la zona.

Ha sido una bonita y emocionante caminata, en la que no nos hemos cruzado ni visto a ninguna persona.