2017-04-15 Manzanares el Real la Camorza Manzanares

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Espléndido día de primavera, soleado, y seco.

Aparcamos en la zona de aparcamiento junto a la iglesia de Manzanares, donde los nidos de cigüeña nos vigilan y amenizan con su tableteo de picos.

Recorrido

Parte del camino discurre bajo sombra arbolada, en especial la subida y baja a la Camorza. Los pequeños arroyos que cruzamos, están prácticamente sin agua.

Comenzamos nuestra subida, poco a poco, desde el centro del pueblo de Manzanares, hasta la formación rocosa conocida como Peña del Gato (también da nombre a la urbanización que se erige a sus pies). La mayor parte del recorrido es un sendero, claro y fácil de seguir, hasta la base de la Peña. A partir de ahí nos acercamos al llamado Castillete y poco a poco se nos hace más difuso el camino, teniendo que ir siguiendo algunos trechos sin que esté definido el camino. Al final llegamos a una zona con hitos que nos ayudan a continuar más tranquilos y seguros.

Una vez en la conocida como Cañada de la Pedriza, y tras avanzar un poco tomamos la opción de la derecha, que pronto empieza a descender hasta alcanzar el río Manzanares. De ahí giramos a la izquierda en dirección al Tranco, pero llegamos a un puente de madera que nos cambia de vertiente y nos dirigimos hacia el collado de Quebrantaherraduras, aunque no lo alcanzamos, pues giramos a la izquierda para iniciar la subida a la Camorza occidental.

Una vez arriba la vista de todo el embalse, pueblo, castillo, poblaciones aledañas, y todo el conjunto pétreo de la Pedriza nos harán gozar de satisfacción y embeleso.

A continuación iniciamos la bajada al pueblo de Manzanares, por una senda bajo árboles y algo de verde, que lo hace muy agradable. Una vez abajo tenemos que saltar una puerta que está anclada entre una roca y el suelo, para llegar a unas edificaciones que también nos obligan a tener que bordear hasta llegar a la ermita del Cristo de la Peña.

De ahí, en poco alcanzamos el pueblo y llegamos a la plaza, nuestro lugar de arranque.

NOTA

Aunque hay pendientes, tanto de subida como sobre todo de bajada, no se hacen demasiado penosas, aunque al haber zonas muy erosionadas, hay que extremar las atenciones para no resbalar. La ayuda de un buen calzado y unos buenos bastones nos harán mucho más agradable nuestro deambular por un entorno muy atrayente y que nos hará disfrutar de un estupendo día de marcha.



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