2019-05-08 Trincheras de la Guerra Civil española en la Sierra de la Yedra. Cruz de Nívar
near Nívar, Andalucía (España)
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Trincheras de la Guerra Civil española en la Sierra de la Yedra y Cruz de Nívar
Una ruta de gran interés histórico y paisajístico en el mejor momento primaveral con una meteorología magnífica.
Nos hemos reunidos amigos de dos clubes: Aznaitín y La Pandera para hacer una estupenda ruta por las trincheras de la sierra de la Yedra, las únicas que no conocíamos en esta zona de la sierra de Huétor. Gracias a la buena ruta diseñada y guiada por Pedro J. Castro, hemos podido disfrutar de un gran día en la mejor compañía.
DOCUMENTACIÓN
La Guerra Civil española tuvo lugar entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939. En Granada, la provincia quedó partida en dos muy pronto. La línea de división se situó en las sierras, por ser lugares con un buen control visual y con ventajas para organizar la defensa.
A partir de septiembre de 1936 el frente fue estabilizándose, hasta quedar estancado. Partía del puerto de Motril en dirección norte, hasta el pico del Veleta, situado a 3.395 m.s.n.m. Desde este punto la línea continuaba en dirección noroeste, atravesando parte de Sierra Nevada y de las Sierras de Quéntar, de Beas, de la Alfaguara, de la Yedra y de Cogollos, para continuar en la misma dirección en su paso por Moclín y Tózar, hasta alcanzar la provincia de Jaén.
En el Arco Noreste de la Vega de Granada el trazado tenía más de cuarenta kilómetros de recorrido, e incluía varios centenares de puntos fortificados. El frente se mantuvo estable, y solamente tuvo movimientos importantes en la zona del Peñón de la Mata (Cogollos Vega), en donde se situó la mayor actividad durante todo el periodo.
La construcción de las posiciones defensivas dependía de lo accidentado que fuese el terreno y de los recursos disponibles. En esta zona se aprovecharon puntos altos de los cerros para instalarlas. Normalmente, lo primero que se hacía era situar los nidos de ametralladora. Inmediatamente después se rodeaba el sitio con alambradas de espino. Una vez protegido, se construían los pozos de tirador y los puestos de tiro, observación y escucha.
Casi siempre estaban ocupados por dos o tres soldados y se hacían antes en la línea de vanguardia, que miraba al frente. El siguiente paso era levantar las estructuras localizadas en el área más resguardada, la de retaguardia. Este era el lugar en que estaban tanto las habitaciones o albergues en los que descansaba y hacía vida la guarnición, como los refugios para cobijarse, los depósitos de munición, los de agua y de víveres, así como los puestos de mando de los oficiales. Por último se construían las líneas de parapetos y se excavaban las trincheras para conectar todas las instalaciones. Los encargados de realizar las obras solían ser los zapadores, llamados así por la pala corta que tenían para cavar, conocida como zapa.
En teoría, las posiciones de los dos bandos debían seguir un sistema parecido, pero en la práctica existían diferencias importantes, por lo que es fácil distinguirlas a simple vista. En el republicano las estructuras se construían con piedras y tierra, levantando muros gruesos de mampostería. En general, las trincheras y los parapetos tenían un recorrido largo, y se aprovechaban para empotrar pequeños pozos de tirador. Las habitaciones y los refugios se solían excavar por debajo del nivel del suelo, siendo necesario forrar el interior con piedras. En el bando nacional los materiales eran más sólidos y duraderos. El cemento, que se traía de Sierra Elvira, se utilizó de forma corriente en las obras, combinado con arena, piedras, ladrillo, hierro, acero y madera. Las principales construcciones se blindaban con encofrados de hormigón que llegaban a superar el metro y medio de espesor. Son muy característicos los refugios contra artillería con dos entradas y forma de “U”, los puestos de mando de planta rectangular, los pozos de tirador semicirculares o con forma de media luna (denominados entonces como corchetes), y los grandes nidos de ametralladora circulares
o “quesos”, que es como se conocen en algunas localidades del territorio.
La mayor parte de las posiciones están en cerros que superan los 1.300 metros de altitud. Los inviernos de la Guerra fueron muy crudos, sobre todo el de 1937-38, considerado como uno de los más fríos de la década de los años treinta. En ocasiones, cuando se hacía imposible encender una hoguera o quedarse cerca del fuego, se inventaban otras maneras de calentarse, por eso es frecuente encontrar latas agujereadas, reutilizadas como auténticos braseros portátiles en las fortificaciones.
Avanzadilla de Nívar
En el extremo oriental del Cerro de la Yedra destaca un promontorio alargado con caídas acusadas en algunas de sus laderas. El eje de la posición es una trinchera larga que organiza toda la circulación. Desde ésta parten otras secundarias que bajan por la vertiente sur del cerro, y que superan fuertes pendientes. La más representativa desemboca en un nido de ametralladora. Las demás trincheras terminan en pozos de tirador de diferente tipología y en la única habitación del enclave, muy deteriorada por el paso del tiempo.
Completan la posición varios puestos de observación más, a los que se llega recorriendo un estrecho sendero que bordea la ladera sur. El elemento más llamativo es una escalera elevada que domina la posición y cuyo cemento se confunde con la piedra del tajo sobre el que está encajada.
La defensa del lugar estaba a cargo de un pelotón (dieciocho personas), que disponían de víveres para cuatro días (garbanzos, judías, tocino, chorizo, latas de sardinas e higos). El agua se transportaba a mano y se almacenaba en un depósito metálico y otro de fibrocemento de veinte litros de capacidad.
Alonso
Al llegar al lugar encontramos una trinchera con dos muros de hormigón ligeramente volcados por la acción del tiempo y el empuje del terreno. Justo al lado se abre la entrada de una trinchera cubierta que nos transporta a un puesto de observación y a un nido de ametralladora.
La mayor parte del conjunto se puede visitar a través de la trinchera principal, en su desarrollo hacia uno de los puestos de observación y hacia un segundo ramal, forrado con encofrados de hormigón, que desemboca a su vez en el puesto de mando. Llama la atención el arco de herradura que decora el vano de acceso a este recinto y sus acondicionamientos, ya que dispone de chimenea y de un pavimento de cemento enlucido y decorado.
Los Pocicos
En Los Pocicos se ha documentado toda una trama de trincheras que cercan el perímetro y que acercaban a los soldados a numerosos pozos de tirador y puestos de observación, tiro y escucha, además de dos nidos de ametralladora que cubrían los dos extremos de la línea de vanguardia. La zona más protegida se destinó a un refugio contra artillería con dos entradas y a un puesto de mando que dispone de dos espacios separados. Para completar la defensa se instalaron dos alambradas que cubrían los dos barrancos ubicados a cada lado de la colina.
La guarnición de Los Pocicos estaba formada por un pelotón (dieciocho soldados) y una escuadra de ametralladoras (un tirador, un cargador y un proveedor).
Las reservas de alimentos eran para cuatro días y consistían en garbanzos, judías, tocino y chorizo para preparar comidas calientes y latas de sardinas e higos para consumir en frío.
https://www.alfanevada.info/trincheras/a%20traves%20de%20las%20trincheras.pdf
https://revistascientificas.us.es/index.php/spal/article/view/8083/7507
Una ruta de gran interés histórico y paisajístico en el mejor momento primaveral con una meteorología magnífica.
Nos hemos reunidos amigos de dos clubes: Aznaitín y La Pandera para hacer una estupenda ruta por las trincheras de la sierra de la Yedra, las únicas que no conocíamos en esta zona de la sierra de Huétor. Gracias a la buena ruta diseñada y guiada por Pedro J. Castro, hemos podido disfrutar de un gran día en la mejor compañía.
DOCUMENTACIÓN
La Guerra Civil española tuvo lugar entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939. En Granada, la provincia quedó partida en dos muy pronto. La línea de división se situó en las sierras, por ser lugares con un buen control visual y con ventajas para organizar la defensa.
A partir de septiembre de 1936 el frente fue estabilizándose, hasta quedar estancado. Partía del puerto de Motril en dirección norte, hasta el pico del Veleta, situado a 3.395 m.s.n.m. Desde este punto la línea continuaba en dirección noroeste, atravesando parte de Sierra Nevada y de las Sierras de Quéntar, de Beas, de la Alfaguara, de la Yedra y de Cogollos, para continuar en la misma dirección en su paso por Moclín y Tózar, hasta alcanzar la provincia de Jaén.
En el Arco Noreste de la Vega de Granada el trazado tenía más de cuarenta kilómetros de recorrido, e incluía varios centenares de puntos fortificados. El frente se mantuvo estable, y solamente tuvo movimientos importantes en la zona del Peñón de la Mata (Cogollos Vega), en donde se situó la mayor actividad durante todo el periodo.
La construcción de las posiciones defensivas dependía de lo accidentado que fuese el terreno y de los recursos disponibles. En esta zona se aprovecharon puntos altos de los cerros para instalarlas. Normalmente, lo primero que se hacía era situar los nidos de ametralladora. Inmediatamente después se rodeaba el sitio con alambradas de espino. Una vez protegido, se construían los pozos de tirador y los puestos de tiro, observación y escucha.
Casi siempre estaban ocupados por dos o tres soldados y se hacían antes en la línea de vanguardia, que miraba al frente. El siguiente paso era levantar las estructuras localizadas en el área más resguardada, la de retaguardia. Este era el lugar en que estaban tanto las habitaciones o albergues en los que descansaba y hacía vida la guarnición, como los refugios para cobijarse, los depósitos de munición, los de agua y de víveres, así como los puestos de mando de los oficiales. Por último se construían las líneas de parapetos y se excavaban las trincheras para conectar todas las instalaciones. Los encargados de realizar las obras solían ser los zapadores, llamados así por la pala corta que tenían para cavar, conocida como zapa.
En teoría, las posiciones de los dos bandos debían seguir un sistema parecido, pero en la práctica existían diferencias importantes, por lo que es fácil distinguirlas a simple vista. En el republicano las estructuras se construían con piedras y tierra, levantando muros gruesos de mampostería. En general, las trincheras y los parapetos tenían un recorrido largo, y se aprovechaban para empotrar pequeños pozos de tirador. Las habitaciones y los refugios se solían excavar por debajo del nivel del suelo, siendo necesario forrar el interior con piedras. En el bando nacional los materiales eran más sólidos y duraderos. El cemento, que se traía de Sierra Elvira, se utilizó de forma corriente en las obras, combinado con arena, piedras, ladrillo, hierro, acero y madera. Las principales construcciones se blindaban con encofrados de hormigón que llegaban a superar el metro y medio de espesor. Son muy característicos los refugios contra artillería con dos entradas y forma de “U”, los puestos de mando de planta rectangular, los pozos de tirador semicirculares o con forma de media luna (denominados entonces como corchetes), y los grandes nidos de ametralladora circulares
o “quesos”, que es como se conocen en algunas localidades del territorio.
La mayor parte de las posiciones están en cerros que superan los 1.300 metros de altitud. Los inviernos de la Guerra fueron muy crudos, sobre todo el de 1937-38, considerado como uno de los más fríos de la década de los años treinta. En ocasiones, cuando se hacía imposible encender una hoguera o quedarse cerca del fuego, se inventaban otras maneras de calentarse, por eso es frecuente encontrar latas agujereadas, reutilizadas como auténticos braseros portátiles en las fortificaciones.
Avanzadilla de Nívar
En el extremo oriental del Cerro de la Yedra destaca un promontorio alargado con caídas acusadas en algunas de sus laderas. El eje de la posición es una trinchera larga que organiza toda la circulación. Desde ésta parten otras secundarias que bajan por la vertiente sur del cerro, y que superan fuertes pendientes. La más representativa desemboca en un nido de ametralladora. Las demás trincheras terminan en pozos de tirador de diferente tipología y en la única habitación del enclave, muy deteriorada por el paso del tiempo.
Completan la posición varios puestos de observación más, a los que se llega recorriendo un estrecho sendero que bordea la ladera sur. El elemento más llamativo es una escalera elevada que domina la posición y cuyo cemento se confunde con la piedra del tajo sobre el que está encajada.
La defensa del lugar estaba a cargo de un pelotón (dieciocho personas), que disponían de víveres para cuatro días (garbanzos, judías, tocino, chorizo, latas de sardinas e higos). El agua se transportaba a mano y se almacenaba en un depósito metálico y otro de fibrocemento de veinte litros de capacidad.
Alonso
Al llegar al lugar encontramos una trinchera con dos muros de hormigón ligeramente volcados por la acción del tiempo y el empuje del terreno. Justo al lado se abre la entrada de una trinchera cubierta que nos transporta a un puesto de observación y a un nido de ametralladora.
La mayor parte del conjunto se puede visitar a través de la trinchera principal, en su desarrollo hacia uno de los puestos de observación y hacia un segundo ramal, forrado con encofrados de hormigón, que desemboca a su vez en el puesto de mando. Llama la atención el arco de herradura que decora el vano de acceso a este recinto y sus acondicionamientos, ya que dispone de chimenea y de un pavimento de cemento enlucido y decorado.
Los Pocicos
En Los Pocicos se ha documentado toda una trama de trincheras que cercan el perímetro y que acercaban a los soldados a numerosos pozos de tirador y puestos de observación, tiro y escucha, además de dos nidos de ametralladora que cubrían los dos extremos de la línea de vanguardia. La zona más protegida se destinó a un refugio contra artillería con dos entradas y a un puesto de mando que dispone de dos espacios separados. Para completar la defensa se instalaron dos alambradas que cubrían los dos barrancos ubicados a cada lado de la colina.
La guarnición de Los Pocicos estaba formada por un pelotón (dieciocho soldados) y una escuadra de ametralladoras (un tirador, un cargador y un proveedor).
Las reservas de alimentos eran para cuatro días y consistían en garbanzos, judías, tocino y chorizo para preparar comidas calientes y latas de sardinas e higos para consumir en frío.
https://www.alfanevada.info/trincheras/a%20traves%20de%20las%20trincheras.pdf
https://revistascientificas.us.es/index.php/spal/article/view/8083/7507
Waypoints
Waypoint
4,747 ft
Cerro Calvero
Waypoint
4,359 ft
Cruce de veredas. Subida a Alfaguara
Waypoint
4,581 ft
Llano del Fraile. Fuente
Waypoint
3,610 ft
Urbanización Alfaguara
Comments (7)
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Information
Easy to follow
Scenery
Difficult
Yo también "colecciono" trincheras y he de reconocer que las del Calvero las tenía pendiente. ¡Gracias por compartir!
Gracias, grabie, por tu valoración. Ciertamente las trincheras son un rico patrimonio de Granada, que además se encuentran en un entorno paisajístico magnífico. Me alegro de que hayas conocido unas pocas más. Yo mismo, las conocí por primera vez en esta ruta. Saludos
Hola Av Hinojosa. En el último Wapoint que pone bajada solo para expertos, hay alguna otra alternativa si alguien no quiere ir por ahí? Gracias.
Hola, JARL Marchena. La única opción por camino sería esta:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cruz-de-nivar-28133261
Saludos
Muchas gracias Avhinojosa
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Me ha gustado..👍👍👍
Gracias, carlosrepika4, por tu valoración. Sin duda es espectacular el entorno. Saludos