2019-9-1 Paseo por el río Durcal: Cascadas del canal de fuga de la acequia Márgena y la de los Bolos.

Preciosa y refrescante ruta, de esas imprescindibles, en esta época veraniega en las que, ataviados con un calzado que agarre suficientemente bien y no nos importe mojarlo, bañador o pantalón deportivo, camiseta de andar por casa y un buen bocata en la mochila con alguna bebida fría, es todo lo que se necesita para echar un buen rato -entre 4 y 5 horas- apto para casi todos los públicos por un tránsito fácil por el río y un camino, por los laterales de la acequia, que con cuidado, tampoco debe plantear ningún problema, y a las malas, se pude uno introducir dentro de esta si se quiere mayor seguridad.
En cuanto a la orientación, pocas dudas plantea esta ruta, y mejor así porque cualquier track que nos descarguemos realizado en estos parajes de paredes verticales tienen un margen de error considerable, con momentos de desconexión con el satélite, hasta el punto que, una vez terminada la ruta y pasada al ordenador, si no se "dulcifica", va a parecer que hemos estado haciendo de Spiderman loco en este barranco, y aún así mejor no hacerle mucho caso a la gráfica de altura pues seguro que nos puede inducir a error.
Descripción:
Partiendo del amplio aparcamiento del Instituto de E.S. de Lecrín -bien indicado en google maps-, bajaremos hasta el primer cruce que encontramos y donde ya se señaliza el inicio de ruta, continuando por un amplio camino que va descendiendo hasta el margen derecho del río, el cual seguiremos. Vamos a ir viendo a nuestra izquierda grupos mesas de piedra disgregadas, así como varios puentes sobre el cauce -que no usaremos-, incluso uno, incluido en una pequeña vereda a la derecha del camino, cuyo uso es opcional ya que acaba a una decena de metros en el mismo camino que llevamos, punto en el cual nos daremos cuenta que, sin saber como hemos pasado al margen izquierdo del río. Sobre el kilómetro 1,7, siguiendo la indicación que nos encontraremos, abandonamos el camino y nos adentraremos por una estrecha vereda, que, tras conducirnos a través de un puente nuevamente al margen derecho, termina dejándonos junto al río; es el momento de cambiar de calzado y adentrarnos en el río. El andar por él se hace fácil pues el agua no supera nuestros tobillos en el peor de los casos y las ramas de los árboles de la ribera dejan paso suficiente. Será así como, en el kilómetro 1.9 alcanzaremos el primer dique con su correspondiente poceta a los pies.
Retrocedemos una decena de metros para coger una empinada vereda a la derecha que nos saca del cauce y continua, ya sin apenas desnivel, paralelo a una acequia. La necesidad de ir metiéndose en el agua se va haciendo mas reiterativa por la estrechez de la senda o los obstáculos, hasta que llega el momento de volver a subir a través del cauce. Así continuaremos, hasta que, próximos al segundo dique, las ramas de los árboles dificultan el paso por lo que seguimos una vereda que sale a nuestra derecha y que asciende hasta la acequia Márgena -que luego usaremos para la vuelta-. Tras una decena de metros por su margen volvemos a bajar al cauce por otra veredita y ya, hasta el 2º dique (2,4 kms).
A partir de este momento todo el trayecto se hace dentro del cauce del río.
Inmediatamente, tras este punto, nos encontramos una de las maravillas de la ruta, la impresionante cascada de dos tramos que se produce por la apertura de la acequia Márgena en su tramo alto. IMPRESIONANTE. Se puede acceder al lugar donde cae el primer tramo, pero es muy dificultoso, pese a lo cual la gente sube a él aún a riesgo de pegarse un buen costalazo, especialmente en la bajada, con un desnivel muy a tener en cuenta.
Ya solo nos queda subir a contracorriente por medio de este río en el que el agua solo alcanza, en el peor de los casos, sobre los 20 cms de profundidad a los pies de las pequeña cascaditas, aunque también hay que indicar que existen dos pequeñas pozas que permitirán darse un baño integral a los que así lo deseen, amén de la "ducha" que la preciosa cascada de los Bolos nos proporcionará en la parte mas alta.
Únicamente hay un punto, donde la acumulación de grandes piedras redondeadas -bolos- ponen algún impedimento para seguir progresando pero nada importante para alguien con capacidad física mínima para realizar una pequeña trepada.
Si advertir la existencia de avispas en el entorno de las higueras que se encuentran en varios puntos de este barranco con el consiguiente riesgo si nos paramos a comer en una de sus sombras.
La vuelta, desandado camino hasta el dique y desde aquí por el borde de la acequia cuya anchura es suficiente para, con cuidado, andar por él.
Nos encontraremos 3 tuneles, el primero bastante largo -una decena de metros aproximadamente- que puede rodearse o pasar por él con algún intrumento que emita luz pues de lo contrario podemos salir con algún que otro chichón; el segundo es muy corto -por lo que no precisa linterna- y será necesario introducirse en la acequia para superarlo; y el tercero será el indicador de girar a la derecha y tras una pequeña bajada hasta el barranco de la Rambla, subida corta y brusca hasta enlazar nuevamente con la acequia -lugar ideal para ponerse el calzado seco- pero ya por un amplio camino que nos conducirá cómodamente, aunque por una zona muy despejada donde el calor puede azotar, hasta el punto de inicio.
Sobre el sentido de la ruta elegimos el de las agujas del reloj pues las previsiones meteorológicas indicaban una moderada bajada de las temperaturas con riesgo de tormenta por la tarde, así que preferimos empezar sobre las 12 de la mañana con el tramos acuático -para que apeteciera baño- y dejamos la vuelta por el amplio camino en el cual los nublos -sin tormenta- fueron un buen aliado.
El uso de un bastón es una buena ayuda para transitar por el río.

Ruta organizada por el club a 5 Leguas de Arbuniel.