2021-02-26 Neveral-Portillo del Cascabel-Portillo del Lobo-Cerro de la Vicaría-Refugio de la Mella
near Caño Quebrado, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ya desde el principio nuestra ruta arranca en pendiente, lo cual no sienta muy bien a quienes, como yo, necesitamos calentar músculos antes de enfrentarnos a rampas.
Tras partir del área recreativa del Neveral, seguiremos el camino de la Zarza. Son casi tres kilómetros de ascenso antes de que la pista se suavice, al tiempo que rodea el Cerro de la Vicaría. Cuando la pista termine, se abrirá un sendero que corre paralelo al de los Troncos, que sale del pinar del cerro. Este nuevo camino hace las veces de linde entre los términos municipales de Jaén y Torredelcampo. Mientras avanzamos en ligero descenso por él, tendremos de frente las vistas de la fuerte ascensión a la que nos vamos a enfrentar: un cortafuegos que sube por la ladera, hasta desaparecer en ella. Arriba, los tajos de la Cresta del Diablo forman una barrera en la que destaca la apertura del Portillo del Lobo, que nos servirá de paso hacia el Puerto del Aire. Pero no adelantemos acontecimientos….
El cortafuegos, cuando empiezas a ascenderlo, recuerda mucho a esas rampas de salto de esquí de otras latitudes, pues en él sobresalen varios escalones que te hacen imaginar que si alguien se deslizara desde arriba, saldría volando al llegar a ellos. De la dureza de esta subida da cuenta que en cuatrocientos metros de pendiente se alcanzan doscientos metros de desnivel positivo. Al llegar a este punto, veremos una especie de pequeña pradera en la que el verdor de la hierba recuerda ya la proximidad de la primavera. Es la Majada de las Vacas. Aquí nos internaremos en el bosque que se abre a nuestra izquierda.
Iniciamos una bajada por la espesura. A unos cien metros hallaremos la fuente y el abrevadero del Tesoro. Varias veredillas confluyen en ella, así que no tiene pérdida. En esta umbría el musgo es el rey. No hay más que árboles y roca alrededor, con el intenso canto de los pájaros en sus copas, que hacen que sientas que te hallas en un espacio atemporal, por su singularidad a tan poca distancia de núcleos urbanos.
Ascenderemos de nuevo hacia la linde del pinar con el cortafuegos, pero antes de salir a él, seguiremos entre los pinos, en busca del sendero que lleva al Portillo del Cascabel. En mi caso lo encontré enseguida. No está muy marcado, pues no tiene tanto tránsito como otros cercanos, pero es muy intuitivo. El avance es lento, pues discurre entre arbolado y roquedales por los que es mejor caminar con prudencia. Mientras ascendemos, la vista se nos va hacia el barranco del Reguchillo. Abajo, bosque y olivos. Arriba, cerros de lapiaz y abrigos en la roca. A lo lejos, cimas de montañas de Sierra Mágina envueltas en la calima que estos días enrarece el aire.
Al llegar al final de la ,vereda, en la Cresta del Diablo aparece el paso de este primer portillo, el del Cascabel. Además del bloque que forma el macizo de Jabalcuz, a lo lejos entre otras cimas, destacan las de la Sierra de Grajales.
Observando a mi alrededor, descubro que existen varios postes marcados con una raya azul oscura. Y estas marcas del mismo color continúan por la roca de la Cresta del Diablo, que me dispongo a remontar. También hay hitos que marcan este sendero, con lo que seguirlo es fácil. Mientras lo hago, contemplo desde la altura el camino que he recorrido para llegar hasta aquí. También son visibles el Megatín, Torredelcampo y Torredonjimeno.
Es un sendero para disfrutar, parándote a observar, de vez en cuando, las oquedades de la roca, con sus filtraciones de humedad, las formas de los troncos aéreos de plantas trepadoras que desafían a la gravedad, o los grupos de cabras montesas que escapan sorprendidas por tu presencia.
Al llegar al Portillo del Lobo, de nuevo sobresale el pico de Jabalcuz. Aquí en un lugar tan expuesto, el viento sopla fuerte. A resguardo, hago un primer alto en el camino para tomar algo de alimento, antes de continuar. Y, al descender, sigo las marcas de trazo azul que continuarán hasta el Puerto del Aire.
Antes de dejar la Cresta del Diablo, me fijo en los árboles entre cuyas ramas alguien colgó una vez un sillón. Ya no está. En su lugar veo una silla de plástico. Tan raro era lo uno como ahora es lo otro.
Al llegar al puerto, descubro un panel informativo en el que aparecen señalizados dos senderos. Uno, de color rosa, es el del Pincho, el otro, marcado en azul, es el circular de la Cresta del Diablo, que me ha acompañado hasta aquí y que ahora abandonaré.
El descenso sigue por la pista hacia el Megatín, pero evitaremos una de sus revueltas si aprovechamos la trocha junto a los tajos. De esta manera llegaremos al inicio de la vereda de las Conejeras. La senda discurre en su mayor parte bajo arbolado, descendiendo poco a poco y rodeando la ladera hasta desembocar en el inicio del cortafuegos.
Remontaremos el camino hacia el cerro de la Vicaría. Y al llegar a él subiremos por su ladera. Se adivina un camino que va rodeando la roca, aunque antes de llegar al aprisco habrá que sortear maleza y lapiaz.
Antes de visitar el aprisco y su abrigo, ascenderemos hasta el mirador natural, desde el que contemplaremos con detenimiento Jabalcuz y la Cresta del Diablo, de donde hemos vuelto, y el horizonte hacia Sierra Morena.
A continuación descenderemos en busca del sendero de los Troncos. A resguardo del sol avanzaremos entre los pinos, hasta conectar con la senda de la Ermitilla. Aquí pega ya el sol de lleno. Se agradece que vaya manteniendo más o menos la cota, hasta llegar al refugio de la Mella, recientemente restaurado. Este será el segundo alto del camino para tomar un refrigerio, con la comodidad de estar bajo techo.
Resta el regreso al Neveral, por la senda del Cerro del Tambor hacia su portillo. De nuevo las vistas son privilegiadas. Sierra Mágina, La Pandera, Grajales… abajo la ciudad de Jaén, con el castillo en primer término.
El sendero que desde el portillo desciende hasta el Neveral no es más que el último kilómetro de nuestra ruta, pero se hace interminable. Requiere de tanta atención por su pendiente y pequeñas trampas en forma de terreno resbaladizo y rocas y pequeñas ramas sueltas, que apenas te deja tiempo para contemplar los tajos y vasares del inicio. Casi al final, un momento para observar la sima y la oquedad con aspecto de dolmen.
Al fin, en el área recreativa, un descanso para los cuádriceps, que se han tenido que emplear a fondo en esta última bajada.
Como yo voy haciendo fotos y grabando vídeo, calculo que una hora se me ha podido ir en esto. Así que haced vuestros propios cálculos sobre el tiempo que a vosotros os podría llevar la ruta.
Tras partir del área recreativa del Neveral, seguiremos el camino de la Zarza. Son casi tres kilómetros de ascenso antes de que la pista se suavice, al tiempo que rodea el Cerro de la Vicaría. Cuando la pista termine, se abrirá un sendero que corre paralelo al de los Troncos, que sale del pinar del cerro. Este nuevo camino hace las veces de linde entre los términos municipales de Jaén y Torredelcampo. Mientras avanzamos en ligero descenso por él, tendremos de frente las vistas de la fuerte ascensión a la que nos vamos a enfrentar: un cortafuegos que sube por la ladera, hasta desaparecer en ella. Arriba, los tajos de la Cresta del Diablo forman una barrera en la que destaca la apertura del Portillo del Lobo, que nos servirá de paso hacia el Puerto del Aire. Pero no adelantemos acontecimientos….
El cortafuegos, cuando empiezas a ascenderlo, recuerda mucho a esas rampas de salto de esquí de otras latitudes, pues en él sobresalen varios escalones que te hacen imaginar que si alguien se deslizara desde arriba, saldría volando al llegar a ellos. De la dureza de esta subida da cuenta que en cuatrocientos metros de pendiente se alcanzan doscientos metros de desnivel positivo. Al llegar a este punto, veremos una especie de pequeña pradera en la que el verdor de la hierba recuerda ya la proximidad de la primavera. Es la Majada de las Vacas. Aquí nos internaremos en el bosque que se abre a nuestra izquierda.
Iniciamos una bajada por la espesura. A unos cien metros hallaremos la fuente y el abrevadero del Tesoro. Varias veredillas confluyen en ella, así que no tiene pérdida. En esta umbría el musgo es el rey. No hay más que árboles y roca alrededor, con el intenso canto de los pájaros en sus copas, que hacen que sientas que te hallas en un espacio atemporal, por su singularidad a tan poca distancia de núcleos urbanos.
Ascenderemos de nuevo hacia la linde del pinar con el cortafuegos, pero antes de salir a él, seguiremos entre los pinos, en busca del sendero que lleva al Portillo del Cascabel. En mi caso lo encontré enseguida. No está muy marcado, pues no tiene tanto tránsito como otros cercanos, pero es muy intuitivo. El avance es lento, pues discurre entre arbolado y roquedales por los que es mejor caminar con prudencia. Mientras ascendemos, la vista se nos va hacia el barranco del Reguchillo. Abajo, bosque y olivos. Arriba, cerros de lapiaz y abrigos en la roca. A lo lejos, cimas de montañas de Sierra Mágina envueltas en la calima que estos días enrarece el aire.
Al llegar al final de la ,vereda, en la Cresta del Diablo aparece el paso de este primer portillo, el del Cascabel. Además del bloque que forma el macizo de Jabalcuz, a lo lejos entre otras cimas, destacan las de la Sierra de Grajales.
Observando a mi alrededor, descubro que existen varios postes marcados con una raya azul oscura. Y estas marcas del mismo color continúan por la roca de la Cresta del Diablo, que me dispongo a remontar. También hay hitos que marcan este sendero, con lo que seguirlo es fácil. Mientras lo hago, contemplo desde la altura el camino que he recorrido para llegar hasta aquí. También son visibles el Megatín, Torredelcampo y Torredonjimeno.
Es un sendero para disfrutar, parándote a observar, de vez en cuando, las oquedades de la roca, con sus filtraciones de humedad, las formas de los troncos aéreos de plantas trepadoras que desafían a la gravedad, o los grupos de cabras montesas que escapan sorprendidas por tu presencia.
Al llegar al Portillo del Lobo, de nuevo sobresale el pico de Jabalcuz. Aquí en un lugar tan expuesto, el viento sopla fuerte. A resguardo, hago un primer alto en el camino para tomar algo de alimento, antes de continuar. Y, al descender, sigo las marcas de trazo azul que continuarán hasta el Puerto del Aire.
Antes de dejar la Cresta del Diablo, me fijo en los árboles entre cuyas ramas alguien colgó una vez un sillón. Ya no está. En su lugar veo una silla de plástico. Tan raro era lo uno como ahora es lo otro.
Al llegar al puerto, descubro un panel informativo en el que aparecen señalizados dos senderos. Uno, de color rosa, es el del Pincho, el otro, marcado en azul, es el circular de la Cresta del Diablo, que me ha acompañado hasta aquí y que ahora abandonaré.
El descenso sigue por la pista hacia el Megatín, pero evitaremos una de sus revueltas si aprovechamos la trocha junto a los tajos. De esta manera llegaremos al inicio de la vereda de las Conejeras. La senda discurre en su mayor parte bajo arbolado, descendiendo poco a poco y rodeando la ladera hasta desembocar en el inicio del cortafuegos.
Remontaremos el camino hacia el cerro de la Vicaría. Y al llegar a él subiremos por su ladera. Se adivina un camino que va rodeando la roca, aunque antes de llegar al aprisco habrá que sortear maleza y lapiaz.
Antes de visitar el aprisco y su abrigo, ascenderemos hasta el mirador natural, desde el que contemplaremos con detenimiento Jabalcuz y la Cresta del Diablo, de donde hemos vuelto, y el horizonte hacia Sierra Morena.
A continuación descenderemos en busca del sendero de los Troncos. A resguardo del sol avanzaremos entre los pinos, hasta conectar con la senda de la Ermitilla. Aquí pega ya el sol de lleno. Se agradece que vaya manteniendo más o menos la cota, hasta llegar al refugio de la Mella, recientemente restaurado. Este será el segundo alto del camino para tomar un refrigerio, con la comodidad de estar bajo techo.
Resta el regreso al Neveral, por la senda del Cerro del Tambor hacia su portillo. De nuevo las vistas son privilegiadas. Sierra Mágina, La Pandera, Grajales… abajo la ciudad de Jaén, con el castillo en primer término.
El sendero que desde el portillo desciende hasta el Neveral no es más que el último kilómetro de nuestra ruta, pero se hace interminable. Requiere de tanta atención por su pendiente y pequeñas trampas en forma de terreno resbaladizo y rocas y pequeñas ramas sueltas, que apenas te deja tiempo para contemplar los tajos y vasares del inicio. Casi al final, un momento para observar la sima y la oquedad con aspecto de dolmen.
Al fin, en el área recreativa, un descanso para los cuádriceps, que se han tenido que emplear a fondo en esta última bajada.
Como yo voy haciendo fotos y grabando vídeo, calculo que una hora se me ha podido ir en esto. Así que haced vuestros propios cálculos sobre el tiempo que a vosotros os podría llevar la ruta.
Waypoints
Waypoint
2,556 ft
Inicio
Hora Inicio: 02/26/2021 08:39
Hora Fin: 02/26/2021 15:47
Distancia recorrida: 14km (07:07)
Tiempo en movimiento: 03:24
Velocidad media: 1,96 km/h
Vel. en Mov.: 4,11 km/h
Velocidad Máxima: 10,6 km/h
Altura Mínima: 749 m
Altura Máxima: 1362 m
Velocidad Ascenso: 208,3 m/h
Velocidad Descenso: -287,8 m/h
Ganancia Altitud: 835 m
Pérdida Altitud: -882 m
Tiempo Ascenso: 04:00
Tiempo Descenso: 03:04
Waypoint
4,256 ft
trocha
Waypoint
2,556 ft
Final
Comments (1)
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Ruta muy bonita, recomendable 100 x 100