2021-12-04-Bednar-Embalse-Melegís-Murchas-Lecrín

Esta ha sido la primera ruta de nuestro viaje por las Alpujarras. Se trataba de desentumecer las piernas después del largo viaje en autobús, pero sin castigarlas demasiado, dado que teníamos previsto cuatro días más de rutas por los profundos valles alpujarreños. Descartada la Silleta de Padul por demasiado dura, optamos por conocer el Valle de Lecrín antes de llegar a Lanjarón, nuestra base de operaciones.
Pretendíamos una ruta circular, con inicio y final en Lecrín, pero un desvío inoportuno a la entrada del pueblo y las limitaciones que habitualmente encontramos para aparcar el autobús, nos condujeron a la entrada de Béznar, desde donde nos incorporamos a la ruta prevista tomando el camino del embalse. Llegados a la orilla tras recorrer algo menos de 1n km, tomamos el camino de la derecha que, como ancha pista en unos tramos, a veces pavimentada de hormigón, y como simple senda en otros, va recorriendo la margen izquierda del embalse de Béznar.
El dia estaba soleado y no hacía frio, pero un molesto viento de Poniente nos daba de frente, salvo donde algún resalte del terreno nos protegía. En uno de esos puntos, cuando llevábamos recorridos 5 km, aprovechamos una zona herbosa al borde del embalse para comer y disfrutar de las vistas de la orilla opuesta, cubierta de pinos.
Continuamos algo mas de 1 km hasta llegar a una zona llana en la cola del embalse, por donde entra el rio Ízbor, principal fuente del mismo. En frente, elevado en la ladera, teníamos la bonita imagen del pueblo de Restábal, rodeado de olivares y naranjales. Antes de llegar al rio tomamos una amplia senda que en menos de 1 km nos lleva a Melegís. La fuerte pendiente inicial, sumada al firme de hormigón, ponen el único matiz de dureza en una ruta por lo demás fácil.
Tras contemplar en Melegís la iglesia de San Juan Evangelista y el bonito lavadero, perfectamente conservado salimos del núcleo urbano en dirección a Murchas por un camino que cruza el rio Torrente y va ganando altura alternando tramos de tierra con otros, los de mayor pendiente, pavimentados de hormigón. Tanto en este tramo como en el ascenso desde el embalse hasta Melegís el recorrido se ve flanqueado de naranjos, plenos de fruto, salpicados de gigantescos olivos que, por su elevado porte, nos hacen dudar de si su fin el productivo u ornamental.
Atravesando Murchas pasamos ante su iglesia, también dedicada a San Juan Evangelista, y bajamos hasta el puente por el que volvemos a cruzar el rio Torrente para ascender hasta Lecrín por una senda de fuerte pendiente. Nos acercamos hasta la ermita del Santo Cristo, excelente mirador aunque azotado por el fuerte viento, y en sus proximidades localizamos un espacio adecuado para aparcar el autobús por lo que, en lugar de regresar al punto de partida, optamos por llamar al conductor para que nos recogiera en ese punto, anticipando así nuestra llegada al hotel de Lanjarón.