(20210720) De Potes a Santo Toribio de Liébana y sus ermitas.
near Potes, Cantabria (España)
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Itinerary description
Hemos comenzado a andar desde el centro del pueblo de Potes y siguiendo la carretera general N-621 a los 25 minutos aproximádamente nos desviamos a la izquierda siguiendo la carretera que está indicada expresamente hacia el monasterio de Santo Toribio de Liébana.
En ningún momento es necesario andar por la carretera, hay un camino perfectamente habilitado que discurre al lado de la misma o en sus alrededores y además está totalmente indicado.
Un poco antes del monasterio pasamos al lado de la Ermita de San Juan de la Casería del siglo XVI y que se encuentra en terreno privado.
Un poco más arriba llegamos a los aparcamientos del monasterio y poco después al propio monasterio.
El monasterio de Santo Toribio de Liébana es franciscano y junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz, es uno de los lugares santos del cristianismo.
La fundación del monasterio es atribuida a un obispo de Palencia del siglo VI llamado Toribio, siendo consagrado a San Martín de Turieno al principio, para cambiar posteriormente a Santo Toribio de Liébana.
Se afirma que durante el siglo VIII el cuerpo de un antiguo cura y obispo en Tierra Santa, Toribio de Astorga, fue trasladado al monasterio junto a las reliquias que había traído, siendo la más importante el Lignum Crucis, considerado el trozo de la cruz de Cristo más grande que aún perdura.
En 1512 el papa Julio II otorgó el privilegio de celebración del Año Jubilar Lebaniego, lo que hace del monasterio un importante centro de peregrinación.
El monasterio es también el lugar donde el Beato de Liébana escribió e ilustró sus libros en el siglo VIII.
La iglesia, de estilo gótico, empezada en 1256, fue construida sobre un edificio prerrománico y románico (quizá de estilo asturiano o mozárabe) y es lo más notable del conjunto.
En cuanto al "lignum crucis", literalmente madera de la cruz, se dice que existen muchísimos fragmentos. Es difícil encontrar un convento, una basílica u otro lugar de culto que no tenga su fragmento del ‘lignum crucis’, a veces casi microscópico.
Tanto es así que frases tipo: ‘¡Si juntáramos todos los trozos de la cruz de Cristo que hay en el mundo, se formarían muchísimas cruces!’ o similares, son bastante normales, de la misma manera que muchos otros lugares comunes.
Juan Calvino decía en su obra ‘Traité des reliques’ que si juntásemos todos estos trozos de la cruz podrían formar el cargamento de un barco. ¡Y eso a pesar de que los Evangelios dicen que este cargamento lo transportaba un solo hombre!
Después de vistar el monasterio hemos seguido visitando unas cuantas ermitas más, comenzando por la ermita de San Miguel, del siglo XIII, que se puede acceder desde una carretera asfaltada que parte del monasterio.
Volvemos por el mismo camino hacia el monasterio y tomamos un camino en ascenso que nos conduce a la ermita de Santa Catalina, hasta no hace mucho tiempo dedicada a centro de interpretación de la zona, pero en la actualidad tiene aspecto de abandonada.
Volvemos por el mismo sendero hasta la desviación y continuamos adelante en continuo ascenso hacia la Cueva Santa y la ermita de Los Ángeles.
Tras fuerte subida en lazos entre bosque y con los desvíos señalizados por flechas rojas, llegamos a la Cueva Santa que es una construcción prerrómanica de influencia asturiana y construida antes del 900. Según la tradición se habría construido por el fundador del monasterio como lugar de retiro y oración.
Un poco más arriba podemos llegar a las ruinas de lo que fue ermita de Los Ángeles, que es una pequeña construcción del siglo XII.
La tradición cuenta que era tanta la devoción y oración del santo que llegó a tanto perfección que de ordinario bajaban ángeles que hablaban con él y la hacían compañía y en el sitio en el que se le aparecían labró una ermita que hoy en día llaman de Los Ángeles.
La cueva puede resultar interesante en cuanto a su estado de conservación, pero las ruinas de la ermita no justifican la subida.
Volvemos por el mismo camino hasta el monasterio y desde allí y disfrutando de la bajada hasta el punto de inicio.
El recorrido no tiene ninguna dificultad técnica. La subida a Cueva Santa es bastante pendiente pero sin dificultad y además se realiza totalmente por bosque.
Aunque no tiene pérdida posible siempre es conveniente utilizar GPS con un buen "track".
Hemos comenzado a andar sobre las 9 horas y 41 minutos y acabado en el mismo sitio sobre las 14 horas y 52 minutos.
El tiempo efectivo empleado en el recorrido ha sido de unas 4 horas a una media de 3,6 kms./hora.
El tiempo dedicado a fotos, descansos, "hamaiketako", etc. ha sido de 1 hora.
En ningún momento es necesario andar por la carretera, hay un camino perfectamente habilitado que discurre al lado de la misma o en sus alrededores y además está totalmente indicado.
Un poco antes del monasterio pasamos al lado de la Ermita de San Juan de la Casería del siglo XVI y que se encuentra en terreno privado.
Un poco más arriba llegamos a los aparcamientos del monasterio y poco después al propio monasterio.
El monasterio de Santo Toribio de Liébana es franciscano y junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz, es uno de los lugares santos del cristianismo.
La fundación del monasterio es atribuida a un obispo de Palencia del siglo VI llamado Toribio, siendo consagrado a San Martín de Turieno al principio, para cambiar posteriormente a Santo Toribio de Liébana.
Se afirma que durante el siglo VIII el cuerpo de un antiguo cura y obispo en Tierra Santa, Toribio de Astorga, fue trasladado al monasterio junto a las reliquias que había traído, siendo la más importante el Lignum Crucis, considerado el trozo de la cruz de Cristo más grande que aún perdura.
En 1512 el papa Julio II otorgó el privilegio de celebración del Año Jubilar Lebaniego, lo que hace del monasterio un importante centro de peregrinación.
El monasterio es también el lugar donde el Beato de Liébana escribió e ilustró sus libros en el siglo VIII.
La iglesia, de estilo gótico, empezada en 1256, fue construida sobre un edificio prerrománico y románico (quizá de estilo asturiano o mozárabe) y es lo más notable del conjunto.
En cuanto al "lignum crucis", literalmente madera de la cruz, se dice que existen muchísimos fragmentos. Es difícil encontrar un convento, una basílica u otro lugar de culto que no tenga su fragmento del ‘lignum crucis’, a veces casi microscópico.
Tanto es así que frases tipo: ‘¡Si juntáramos todos los trozos de la cruz de Cristo que hay en el mundo, se formarían muchísimas cruces!’ o similares, son bastante normales, de la misma manera que muchos otros lugares comunes.
Juan Calvino decía en su obra ‘Traité des reliques’ que si juntásemos todos estos trozos de la cruz podrían formar el cargamento de un barco. ¡Y eso a pesar de que los Evangelios dicen que este cargamento lo transportaba un solo hombre!
Después de vistar el monasterio hemos seguido visitando unas cuantas ermitas más, comenzando por la ermita de San Miguel, del siglo XIII, que se puede acceder desde una carretera asfaltada que parte del monasterio.
Volvemos por el mismo camino hacia el monasterio y tomamos un camino en ascenso que nos conduce a la ermita de Santa Catalina, hasta no hace mucho tiempo dedicada a centro de interpretación de la zona, pero en la actualidad tiene aspecto de abandonada.
Volvemos por el mismo sendero hasta la desviación y continuamos adelante en continuo ascenso hacia la Cueva Santa y la ermita de Los Ángeles.
Tras fuerte subida en lazos entre bosque y con los desvíos señalizados por flechas rojas, llegamos a la Cueva Santa que es una construcción prerrómanica de influencia asturiana y construida antes del 900. Según la tradición se habría construido por el fundador del monasterio como lugar de retiro y oración.
Un poco más arriba podemos llegar a las ruinas de lo que fue ermita de Los Ángeles, que es una pequeña construcción del siglo XII.
La tradición cuenta que era tanta la devoción y oración del santo que llegó a tanto perfección que de ordinario bajaban ángeles que hablaban con él y la hacían compañía y en el sitio en el que se le aparecían labró una ermita que hoy en día llaman de Los Ángeles.
La cueva puede resultar interesante en cuanto a su estado de conservación, pero las ruinas de la ermita no justifican la subida.
Volvemos por el mismo camino hasta el monasterio y desde allí y disfrutando de la bajada hasta el punto de inicio.
El recorrido no tiene ninguna dificultad técnica. La subida a Cueva Santa es bastante pendiente pero sin dificultad y además se realiza totalmente por bosque.
Aunque no tiene pérdida posible siempre es conveniente utilizar GPS con un buen "track".
Hemos comenzado a andar sobre las 9 horas y 41 minutos y acabado en el mismo sitio sobre las 14 horas y 52 minutos.
El tiempo efectivo empleado en el recorrido ha sido de unas 4 horas a una media de 3,6 kms./hora.
El tiempo dedicado a fotos, descansos, "hamaiketako", etc. ha sido de 1 hora.
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Comments (2)
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Bonita caminata con el aliciente de visitar el monasterio, la visita es libre y gratuita, y las ermitas. Siempre rodeados de maravillosas vistas de los Picos. Muchas gracias por compartirla.
Gracias por tu valoración y comentarios Peñalgatu.
A seguir disfrutando del monte.
Un saludo.