(20220910) Sierra de Urkilla y campas de Urbia desde Arantzazu

Desde el muro que se encara a las peñas de Aitzabal y Bellostegi, descendemos vertiginosamente hacia el barranco de Arantzazu. Es una bajadita de unos 130 m de desnivel bastante pronunciada pero que se baja bastante bien gracias a unas cuantas zetas en el camino. Una vez abajo nos topamos con una pista que sigue el curso del río Arantzazu (seco en el momento de nuestra visita).

Seguimos por la pista, hacia la derecha, hasta llegar a una bifurcación donde por la izquierda vemos un puente. Cruzamos el puente y rodeamos el monte Aitzabal por su vertiente oeste. El camino a través del bosque nos lleva a una de las lomas de la Sierra de Urkilla. Subiremos por esta loma, siempre bajo un precioso bosque, pasando por el paraje de Artaso donde hay un dolmen y unas borditas. A partir de aqui el terreno se empina para subir al cordal. La subida está hitada y hay varios caminos que llevan al mismo sitio: el collado de Artaso. Una vez en el collado de Artaso nos encontramos en un cordal herboso repleto de aerogeneradores.

El collado Artaso separa la Sierra de Elgea (hacia el oeste) de la Sierra de Urkilla (hacia el este). Al sur queda la llanada alavesa y al norte la Sierra de Aizkorri. Visitamos la cima más oriental de la Sierra de Elgea que queda muy cerca del collado de Artaso. Esta cima se llama Keixtuigaña (1132 m). Luego regresamos al collado y continuamos por el cordal que es muy fácil de andar. Tenemos bastantes cimas por el camino, algunas más prominentes que otras. Las cimas de la Sierra de Urkilla que hemos hecho son: Gainlabur (1089 m); Larrangoiti (1126 m), donde se encuentra el primer aerogenerador; Atxuintxa (1169 m); Trango (1182 m); Zurkurutz (1214 m); Napar Basoko Punta (1225 m); Oburu (1240 m) y Artzanasi (1217 m).

Después de esta última cima teniamos intención de subir al Zabalaitz pero yo ando arrastrando una fascitis plantar que me tiene loco y ya no podía con mi alma asi que nos fuimos directamente hacia la fonda de Urbia. Unos cuantos tragos de agua, una sidra fresquita y una buena parada en la fonda para recuperanos, más bien para recuperarme. Y poco después a bajar al santuario de Arantzazu por el camino tradicional. Seis kilómetros que se me hicieron infernales por el maldito pie. Está claro que hasta que no me recupere bien no voy a poder hacer rutas. Son muchos meses arrastrando molestias y hasta aquí he llegado.