235. ALCALA LA REAL, PIEDRAS, ERMITAS Y UNA FORTALEZA.

Las expectativas que depositamos en una ruta no siempre obedecen a lo que encontramos cuando la hacemos. En este caso, podemos decir que la superan ampliamente. En su escasa docena de kilómetros vamos a ir tropezando sucesivamente con sorpresas que superan a las anteriores. La he denominado de piedras, ermitas y una fortaleza, aunque en el camino podremos disfrutar de una naturaleza en estado puro.
Recomendamos hacer la ruta en el sentido señalado. Así, al poco tiempo de la salida, tenemos una primera visión del pueblo, y la que será la visión constante durante todo el recorrido: la Fortaleza de la Mota. Fortaleza y no castillo, pues se trataba de una auténtica ciudad amurallada. En su interior, junto a viviendas, se encontraban una Iglesia, palacio de justicia, etc. El emplazamiento, sobre una meseta, era ideal en su día para controlar la red de fortalezas de lo que fue uno de las últimas fronteras entre cristianos y musulmanes. Al ser los cristianos los vencedores, ha quedado una fuerte presencia de la religión a lo largo de los siglos que se extiende hasta nuestros días.
El camino está plagado de diversas ermitas, colocadas en lugares estratégicos, siempre frente a la Fortaleza de la Mota. Atravesamos la Cruz del Rayo, la Verónica y la de Fátima. Más adelante pasaremos por San Marcos, y su barriada. Todas en algún momento del año, tienen su actividad, que en el caso de esta última es la Virgen de la Cabeza, cuando se celebra una misa y procesión, en el momento de nuestra visita.
Cuando miramos en el mapa la zona, podemos observar que hay una gran extensión ocre, rodeada de zonas habitadas y otras cultivadas. Estamos en el paraje de Los Llanos, canteras de piedra, que no son sino el inicio de la zona más increíble de todo el recorrido. Numerosísimos montones de piedra se extienden hasta donde alcanza la vista, ya mohosos del tiempo. Varias son sus orígenes, liberación de espacio para el pastoreo, acopio para vallas o utilización en otras construcciones, como los chozos, , hechos en media esfera, para proteger de las inclemencias del tiempo. Y es que esta zona es desde hace siglos, y hasta hoy un lugar de pastoreo.
Nuestra sorpresa, continúa al llegar a los Tajos de Charilla, bajo los que se extiende un amplio paisaje. Continúa, cuando bruscamente cambiamos el entorno, y nos adentramos en una estrecha senda, que nos bajará hasta el valle. Es territorio de los zumaques, un arbusto de entre uno y tres metros, con flores de color amarillo verdoso, y un fruto es del tamaño de un guisante de color pardo-rojizo. Esta senda, invadida por la vegetación era antiguamente utilizada por los cultivadores de esta variedad de arbusto, utilizada para curtir el cuero. Trás salir de la senda, las piedras nos siguen acompañando, delimitando bien cuidadas parcelas de olivos. Antes de abandonar este mundo de piedra que mejor colofón que contemplar la Casa de piedra del artista Vicente Moreno. Allí el artista tiene su taller y ha excavado una pequeña cueva. Sus trabajos, un hombre maniatado, y otras obras sin terminar, lo que facilita que la imaginación vuele.
Ya nos acercamos a Alcala la Real, yendo en línea recta al que ha sido protagonista y referencia de toda la jornada: la Fortaleza de la Mota. Allí, tras pasar por el centro de información, nos adentramos en su vasto espacio. Ya sólo nos queda regresar a nuestro punto de partida, volviendo a incidir en lo recomendable de esta ruta.

OTRA RUTA EN LA ZONA (bici de montaña):
193. POR ALCALA LA REAL EN PRIMAVERA