236. Entre Villavedón y Congosto: El 'Manglar' y la 'Gloria'
near Villavedón, Castilla y León (España)
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📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 33 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 147 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Había estado de ruta en Congosto hacía sólo un mes y medio: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/estribaciones-sur-orientales-de-pena-amaya-desde-congosto-141257389 . No había sido la primera vez.
Unas pocas casas se recogen junto a los meandros del río Odra. En la raya entre las montañas y la meseta de campos y cerros. Para llegar por el norte, la estrecha carretera zigzaguea entre las rocas; por el sur, una pista recta de zahorra.
Merece la pena por varias razones: A un paso, el desfiladero de Los Piscárdanos comprime al Odra en su fluir hacia el llano; las vistas de Peña Amaya y La Ulaña desde las lomas que abrigan Congosto; …y su bella iglesia en un altozano.
Estaban en Congosto, además, unos entrañables Espe y Helio, a quienes tuve la suerte de conocer en visitas anteriores. Paisanos consustanciales al paisaje. Diríase que desde siempre y para siempre.
Del pasado reciente, aún me repiqueteaban las imágenes de la iglesia (por fuera), y su proyección sobre la montaña como telón de fondo. Ahí, en la iglesia, precisamente, asomaba un móvil más para ir ahora a Congosto:
No se había apagado aún mi asombro y aprecio por el esfuerzo de tantos voluntarios para rescatar esa iglesia de las zarpas de la ruina, hacía sólo unos pocos años. En esta ocasión quería verla por dentro (y también aportar algo).
Dado que ya conocía los alrededores de Congosto por el este, el norte y el oeste, de rutas precedentes, sólo me faltaba el sur. Allí está el pueblo de Villavedón.
Para mayor aliciente, se me uniría en ese punto alguien único a quien había re-encontrado casualmente hacía unos días en otra parte. Admirado por su buena cabeza, su gran corazón y su conducta sin tacha (‘conocida’…).
Alguien originario de la zona, pero trotamundos de larga distancia; desde chaval. Con mucho para aprender (yo) de él, escuchándole. Trotamundos… y políglota (véase Anécdota, debajo).
LA RUTA
La ruta comienza en Villavedón, en la apraderada chopera junto al río Odra, en el noreste de la localidad. Es una ruta sencilla, con recorrido de fácil descripción.
Salimos por el extremo norte, bordeando unas huertas y entre fincas de cereales ya recogidos. Podríamos igualmente rodear un poco, saliendo por el oeste, hasta tomar la pista hacia Congosto.
Subimos a la loma por el cementerio (km 0,7). Continuamos ascendiendo, levemente, hasta el km 4,3. A un lado, pinares de reforestación, enebro y brezo; al otro, campos; y en el cercano horizonte, emerge Peña Amaya por el noroeste.
Desde el punto más alto (km 4) se nos hace visible Congosto, en el valle. Algo más allá, por una rendija entre los peñascos que cierran Valdehumada, se cuela un momento y en miniatura la iglesia de Ordejón de Abajo. Visto y no visto. Parece magia.
Bajamos a Congosto (km 5,2). Nos aupamos a la iglesia, previa recogida de las llaves para ver su interior. También para el campanario; con entrada aparte. A eso íbamos.
El regreso a Villavedón lo hacemos por la ribera del Odra. El tramo entre el km 6 y el 6,6 está muy frondoso. Como alternativa, también se puede ir cómodamente por la pista situada a la derecha; pero sin misterio (ni raspón alguno).
Desde el puente (km 6,6), enfilamos un camino entre campos hasta el km 9,2. Allí nos desviamos hacia el 'Aguachal’ del Odra. Es éste un tramo pletórico de vegetación (del km 9,5 al 10,5), con muchos recovecos y senderos.
Enseguida salimos a cielo abierto en Villavedón.
Posibles Dificultades:
No hay dificultades. Apenas ligeras incomodidades entre el km 6 y el 6,6, por la abundante fronda ribereña. El resto es todo camino o sendero en buen estado (más la tortuosa escalera de caracol para subir al campanario de Congosto…).
DESTACADO
No esperaba tanto de esta ruta. Esperaba mucho, pero daba por hecho que sería una ruta sencilla. No sería justo pedirle ‘milagros’ ni excelencias.
Y fue sencilla. Pero también fue grande y dadivosa en satisfacciones. Con algunas gratas sorpresas especiales; fuera de plan; que son las que más efecto causan.
(1) Los Paisajes:
De Congosto hacia el sur se expande la meseta (simplificando mucho). Al final del verano, en las fechas de la actual ruta, no es su momento de mayor lucimiento; sí lo es, esplendoroso, en primavera.
No obstante, dos aspectos le dan prestancia a ese entorno austero: por un lado, la hilera arbolada y aún verde del Odra, que surca la sobria campiña; por otro, los cerros rojizos y sus vallejos en los flancos.
Pero son las cercanas siluetas rocosas del norte, inmutables, que no entienden de estaciones, las que aportan el mayor atractivo panorámico: Peña Amaya, La Ulaña, y las estribaciones más modestas que de ellas se desdoblan.
No hay necesidad de dar protagonismo a ningún elemento particular en un enclave así, de frontera. Justo ahí, en el contraste entre los diversos ingredientes, reside su mayor valor paisajista.
(2) La Iglesia de Congosto:
Ya he aludido a la elegancia y gallardía exterior de la iglesia, así como su proyección sobre el entorno. Te pueden dejar ‘paralizado’ visualmente; desde distintas perspectivas; sobre todo, bajando hacia Congosto por el noroeste.
Esta vez, no obstante, quería apreciar su interior. Ya se sabe que, en obras arquitectónicas de esa envergadura y para aquellos tiempos, la construcción empezaba cuando empezaba y ‘Dios sabe cuándo se acabaría’.
Los estilos iban, pues, variando y acumulándose a lo largo del tiempo. En una iglesia de raíz románica, el interior pudo extenderse por el gótico, el renacentista, y terminar en el barroco.
A pesar del daño sufrido por la amenaza de quiebra hace años, se han salvado muchos elementos. Los altares, hornacinas, varios retablos, el coro, la pila bautismal…, se conservan dignamente. Y es toda una experiencia subir al campanario.
Encomiable labor de rehabilitación. ¡Ay si todas las empresas de interés común concitasen esa suma armónica, convergente, de esfuerzos! Hasta donde yo sé, generosidad voluntarista.
(3) Los ‘Manglares’ de Villavedón:
De los paisajes y la iglesia había acumulado un cierto conocimiento previo. En cambio, no tenía ni idea de la existencia de ese espacio selvático, de galería vegetal y umbría, regado por el Odra, junto a Villavedón.
Es como una jungla virgen ligeramente ‘domesticada’. Habilitada para el asueto y el recreo sosegados. Sin desvirtuar su naturaleza. Un vergel en un átomo. Enumero especies (y seguro que se me escapan otras):
Hay chopos, fresnos, avellanos, alerces, salgueras y zalces, mimbrajos, zarzas de moras y escaramujos, madreselvas y enredaderas varias, majuelos, endrinos, nogales, manzanos y ciruelos silvestres, …más plantas de río: juncias, lirios, hisopos, menta….
La labor de poda e ingeniería hecha por la asociación de vecinos, con el esfuerzo extraordinario y cualificado de algunos miembros, ha creado una red de senderos, un pequeño laberinto.
Es un lugar para ‘perderse’ bajo las sombras, acompañados por el rumor del río. Aparte de las áreas con cerrada vegetación, el sitio integra las ruinas del molino y su puente, el ‘prado de los arrumacos’, oculto en un claro interior, el merendero….
A poco que lo completen (todo lleva su tiempo y esfuerzo), convertirán el lugar en un precioso parque natural. Un oasis. ¡Gracias a Carlos y Cía.!
Por cierto, en su vocabulario no encontré la palabra ‘esfuerzo’. Como sinónimo, te sale entusiasmo, magnanimidad, amor a las raíces....
ANÉCDOTA
A mi acompañante ocasional, ‘trotamundos …y políglota’ (académico y de brega), lo conocí hace tiempo. Habíamos coincidido puntualmente varias veces en el pasado.
Coincidencias inesperadas en lugares variopintos. Como aquella en el Macizo Central del país vecino del norte; en medio de la nada; en un día invernizo de principios de la primavera; asomando brumoso entre la cellisca. (Sorpresón…).
Tampoco ahora faltó la sorpresa. Nos acercábamos al final de la ruta, por los ‘manglares’ del Odra, próximos ya a Villavedón. Junto a las ruinas del viejo molino, hay un bonito rincón con algunas mesas y bancos de troncos.
Había allí una pareja extranjera. Al parecer, estaban de visita. Alguna referencia debían ellos tener sobre mi acompañante (debe ser cosa normal en el caso de los trotamundos), aunque éste no los conocía.
Al punto le oí hablar con el hombre en alemán. Con la mujer, de diferente nacionalidad (no francófona), en francés. Con total fluidez. ‘Como si tal cosa’.
Para mí, el asombro fue, en realidad, meramente cosmético. Duró un par de segundos. Enseguida me recompuse, sabiendo lo que sabía.
Si hubiera habido un tercero en la pareja y la conversación hubiera derivado hacia el swahili, no me habría extrañado (y con razón). ‘Así no tiene mérito’ (con tanto mundo…).
En fin, una sencilla y agradable excursión en excelente compañía.
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 33 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 147 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Había estado de ruta en Congosto hacía sólo un mes y medio: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/estribaciones-sur-orientales-de-pena-amaya-desde-congosto-141257389 . No había sido la primera vez.
Unas pocas casas se recogen junto a los meandros del río Odra. En la raya entre las montañas y la meseta de campos y cerros. Para llegar por el norte, la estrecha carretera zigzaguea entre las rocas; por el sur, una pista recta de zahorra.
Merece la pena por varias razones: A un paso, el desfiladero de Los Piscárdanos comprime al Odra en su fluir hacia el llano; las vistas de Peña Amaya y La Ulaña desde las lomas que abrigan Congosto; …y su bella iglesia en un altozano.
Estaban en Congosto, además, unos entrañables Espe y Helio, a quienes tuve la suerte de conocer en visitas anteriores. Paisanos consustanciales al paisaje. Diríase que desde siempre y para siempre.
Del pasado reciente, aún me repiqueteaban las imágenes de la iglesia (por fuera), y su proyección sobre la montaña como telón de fondo. Ahí, en la iglesia, precisamente, asomaba un móvil más para ir ahora a Congosto:
No se había apagado aún mi asombro y aprecio por el esfuerzo de tantos voluntarios para rescatar esa iglesia de las zarpas de la ruina, hacía sólo unos pocos años. En esta ocasión quería verla por dentro (y también aportar algo).
Dado que ya conocía los alrededores de Congosto por el este, el norte y el oeste, de rutas precedentes, sólo me faltaba el sur. Allí está el pueblo de Villavedón.
Para mayor aliciente, se me uniría en ese punto alguien único a quien había re-encontrado casualmente hacía unos días en otra parte. Admirado por su buena cabeza, su gran corazón y su conducta sin tacha (‘conocida’…).
Alguien originario de la zona, pero trotamundos de larga distancia; desde chaval. Con mucho para aprender (yo) de él, escuchándole. Trotamundos… y políglota (véase Anécdota, debajo).
LA RUTA
La ruta comienza en Villavedón, en la apraderada chopera junto al río Odra, en el noreste de la localidad. Es una ruta sencilla, con recorrido de fácil descripción.
Salimos por el extremo norte, bordeando unas huertas y entre fincas de cereales ya recogidos. Podríamos igualmente rodear un poco, saliendo por el oeste, hasta tomar la pista hacia Congosto.
Subimos a la loma por el cementerio (km 0,7). Continuamos ascendiendo, levemente, hasta el km 4,3. A un lado, pinares de reforestación, enebro y brezo; al otro, campos; y en el cercano horizonte, emerge Peña Amaya por el noroeste.
Desde el punto más alto (km 4) se nos hace visible Congosto, en el valle. Algo más allá, por una rendija entre los peñascos que cierran Valdehumada, se cuela un momento y en miniatura la iglesia de Ordejón de Abajo. Visto y no visto. Parece magia.
Bajamos a Congosto (km 5,2). Nos aupamos a la iglesia, previa recogida de las llaves para ver su interior. También para el campanario; con entrada aparte. A eso íbamos.
El regreso a Villavedón lo hacemos por la ribera del Odra. El tramo entre el km 6 y el 6,6 está muy frondoso. Como alternativa, también se puede ir cómodamente por la pista situada a la derecha; pero sin misterio (ni raspón alguno).
Desde el puente (km 6,6), enfilamos un camino entre campos hasta el km 9,2. Allí nos desviamos hacia el 'Aguachal’ del Odra. Es éste un tramo pletórico de vegetación (del km 9,5 al 10,5), con muchos recovecos y senderos.
Enseguida salimos a cielo abierto en Villavedón.
Posibles Dificultades:
No hay dificultades. Apenas ligeras incomodidades entre el km 6 y el 6,6, por la abundante fronda ribereña. El resto es todo camino o sendero en buen estado (más la tortuosa escalera de caracol para subir al campanario de Congosto…).
DESTACADO
No esperaba tanto de esta ruta. Esperaba mucho, pero daba por hecho que sería una ruta sencilla. No sería justo pedirle ‘milagros’ ni excelencias.
Y fue sencilla. Pero también fue grande y dadivosa en satisfacciones. Con algunas gratas sorpresas especiales; fuera de plan; que son las que más efecto causan.
(1) Los Paisajes:
De Congosto hacia el sur se expande la meseta (simplificando mucho). Al final del verano, en las fechas de la actual ruta, no es su momento de mayor lucimiento; sí lo es, esplendoroso, en primavera.
No obstante, dos aspectos le dan prestancia a ese entorno austero: por un lado, la hilera arbolada y aún verde del Odra, que surca la sobria campiña; por otro, los cerros rojizos y sus vallejos en los flancos.
Pero son las cercanas siluetas rocosas del norte, inmutables, que no entienden de estaciones, las que aportan el mayor atractivo panorámico: Peña Amaya, La Ulaña, y las estribaciones más modestas que de ellas se desdoblan.
No hay necesidad de dar protagonismo a ningún elemento particular en un enclave así, de frontera. Justo ahí, en el contraste entre los diversos ingredientes, reside su mayor valor paisajista.
(2) La Iglesia de Congosto:
Ya he aludido a la elegancia y gallardía exterior de la iglesia, así como su proyección sobre el entorno. Te pueden dejar ‘paralizado’ visualmente; desde distintas perspectivas; sobre todo, bajando hacia Congosto por el noroeste.
Esta vez, no obstante, quería apreciar su interior. Ya se sabe que, en obras arquitectónicas de esa envergadura y para aquellos tiempos, la construcción empezaba cuando empezaba y ‘Dios sabe cuándo se acabaría’.
Los estilos iban, pues, variando y acumulándose a lo largo del tiempo. En una iglesia de raíz románica, el interior pudo extenderse por el gótico, el renacentista, y terminar en el barroco.
A pesar del daño sufrido por la amenaza de quiebra hace años, se han salvado muchos elementos. Los altares, hornacinas, varios retablos, el coro, la pila bautismal…, se conservan dignamente. Y es toda una experiencia subir al campanario.
Encomiable labor de rehabilitación. ¡Ay si todas las empresas de interés común concitasen esa suma armónica, convergente, de esfuerzos! Hasta donde yo sé, generosidad voluntarista.
(3) Los ‘Manglares’ de Villavedón:
De los paisajes y la iglesia había acumulado un cierto conocimiento previo. En cambio, no tenía ni idea de la existencia de ese espacio selvático, de galería vegetal y umbría, regado por el Odra, junto a Villavedón.
Es como una jungla virgen ligeramente ‘domesticada’. Habilitada para el asueto y el recreo sosegados. Sin desvirtuar su naturaleza. Un vergel en un átomo. Enumero especies (y seguro que se me escapan otras):
Hay chopos, fresnos, avellanos, alerces, salgueras y zalces, mimbrajos, zarzas de moras y escaramujos, madreselvas y enredaderas varias, majuelos, endrinos, nogales, manzanos y ciruelos silvestres, …más plantas de río: juncias, lirios, hisopos, menta….
La labor de poda e ingeniería hecha por la asociación de vecinos, con el esfuerzo extraordinario y cualificado de algunos miembros, ha creado una red de senderos, un pequeño laberinto.
Es un lugar para ‘perderse’ bajo las sombras, acompañados por el rumor del río. Aparte de las áreas con cerrada vegetación, el sitio integra las ruinas del molino y su puente, el ‘prado de los arrumacos’, oculto en un claro interior, el merendero….
A poco que lo completen (todo lleva su tiempo y esfuerzo), convertirán el lugar en un precioso parque natural. Un oasis. ¡Gracias a Carlos y Cía.!
Por cierto, en su vocabulario no encontré la palabra ‘esfuerzo’. Como sinónimo, te sale entusiasmo, magnanimidad, amor a las raíces....
ANÉCDOTA
A mi acompañante ocasional, ‘trotamundos …y políglota’ (académico y de brega), lo conocí hace tiempo. Habíamos coincidido puntualmente varias veces en el pasado.
Coincidencias inesperadas en lugares variopintos. Como aquella en el Macizo Central del país vecino del norte; en medio de la nada; en un día invernizo de principios de la primavera; asomando brumoso entre la cellisca. (Sorpresón…).
Tampoco ahora faltó la sorpresa. Nos acercábamos al final de la ruta, por los ‘manglares’ del Odra, próximos ya a Villavedón. Junto a las ruinas del viejo molino, hay un bonito rincón con algunas mesas y bancos de troncos.
Había allí una pareja extranjera. Al parecer, estaban de visita. Alguna referencia debían ellos tener sobre mi acompañante (debe ser cosa normal en el caso de los trotamundos), aunque éste no los conocía.
Al punto le oí hablar con el hombre en alemán. Con la mujer, de diferente nacionalidad (no francófona), en francés. Con total fluidez. ‘Como si tal cosa’.
Para mí, el asombro fue, en realidad, meramente cosmético. Duró un par de segundos. Enseguida me recompuse, sabiendo lo que sabía.
Si hubiera habido un tercero en la pareja y la conversación hubiera derivado hacia el swahili, no me habría extrañado (y con razón). ‘Así no tiene mérito’ (con tanto mundo…).
En fin, una sencilla y agradable excursión en excelente compañía.
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Una 'pequeña-gran' ruta, para un sitio tan fascinante como poco conocido. Lo del 'manglar' o 'aguachal' es admirable, tanto en sí mismo como por el mimo y el esfuerzo humano invertido, generosamente. Parece, además, un pícaro con muchos disfraces, vivo y cambiante, según la afluencia de agua en el Odra.
Gracias, Castarruyo. Sí, has dado con una palabra clave. Es una obra admirable y es un transformista: cambia rápidamente de indumentaria y caracterización, como para representar distintos personajes. Un descubrimiento. No me he podido resistir y acabo de hacer (dos meses después) una visita otoñal (aparecerá publicada próximamente).