252. Contorneando Peña Carazo (y 'Betterville')

📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').

📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.


INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 49 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' (en el límite con ‘Media’) para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 403 metros (inferior al que estima Wikiloc).

PREÁMBULO

Seguía cayendo. Los pluviómetros estaban haciendo su agosto este noviembre; por aquí. Un 31% más de precipitaciones que la ‘mediana’ del período 1981 a 2010. Eso leo en la Agencia Estatal de Meteorología.

[Por cierto, para esa comparación, dice 'mediana' y no 'media' (?), y no considera el período 2011-2022 (??). ... ‘Doctores tiene la… AEMet’].

Sea como fuere, llevábamos una eternidad sin estirar las piernas por el monte: ¡8 días! Bueno, lo de ‘estirar las piernas’ tiene fácil sustitución, si lo tomamos sólo como una actividad gimnástica: …Calle-arriba, calle-abajo.

Pero ‘ir al monte es mucho más’: es expandir la mente y los sentidos. La rutina de lo conocido aburre; lamina; amodorra. Hay que vibrar con novedades, sorpresas, incertidumbre. Hay que descubrir y descubrirse.

Y para esto no vale con sentarte a mirar. Tienes que ‘darte caña’, meterle cuerpo a la experiencia; poner en sintonía carne y espíritu. Hay que tensar y espolear a aquella para que éste vuele.

Ahí estamos. … Y ahora a lo que vamos.

Hoy sería un día de respiro meteorológico, un oasis seco en este otoño lluvioso. Sería un solo día, porque la semana entrante (¡qué me digo, ya esta misma noche!) volveríamos con el de arriba a las andadas.

Hoy se abriría una rendija; más bien por el sur: sol y nubes; ya era mucho. Iríamos por zonas altas y pedregosas para evitar el barro, aunque fueran más incómodas.

Empezaríamos con temperaturas bajo cero, que apenas superarían después ese umbral. Pero ni al cuerpo (en movimiento) ni a la mente (embelesada) les importa eso.

Sólo nos faltaba por controlar una variable importante: las posibles cacerías; al menos, las colectivas. Pero ni ayer ni hoy funcionaba la web de la Junta de Castilla y León que informa de esas actividades.

Era jornada para ellas: domingo. Mas no quedaba otra. Hoy era el día (de buen tiempo) que marcaba el cielo. Para la tierra, nos pondríamos el chaleco fosforescente; no creo que los jabalíes o los corzos lo lleven también….

Y que sea lo que ‘el otro’ cielo quiera (que nosotros, al parecer, tenemos embajador permanente allí: el ‘ángel’ de la guarda…; siempre al quite).

LA RUTA

Aunque conocía algo la zona, nunca había hecho ese trayecto. Teniendo muchos tramos de monte a través, fuimos a lo seguro:

Nos aferramos al trazado de ‘Ledanias’ en https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/carazo-pena-villanueva-circular-44356544

En esencia, durante gran parte del recorrido, un sendero circunvala Peña Carazo. Contorneamos su falda por la media ladera. Las murallas nos quedan por arriba.

Hay dos excepciones notables a lo anterior: Por un lado, el remonte al collado de La Llana entre Peña Carazo y San Carlos; por otro, el desvío al ‘campo de prisioneros’ de ‘Betterville’.

Tras sólo unos pocos metros iniciales de carretera, entramos en un senderillo. Éste, a tramos borroso, se estira por el este y el norte de la peña hasta el km 7 de la ruta.

Allí comienza una senda algo más amplia, que asciende hasta el collado (km 8,2). Algunos tramos son exigentes. Nos deja en el extremo oeste. Debajo, por el sur, queda el valle de ‘Sad Hill’. Por el norte, el de la sierra de Gayúbar.

Enseguida hay que localizar el punto de descenso (km 8,6). Es bastante agreste y abrupto, pero es viable; con bastón, buenas botas, paciencia, precaución…. Su trecho más exigente es corto (unos 200 m).

Desde el km 8,8 hasta el 10,5 retomamos el faldeo (ahora por la vertiente sur). Vamos entre sabinares, bajo una hilera de inexpugnables peñascones. Por un buen sendero.

En ese punto nos desviamos por la derecha para ir al escenario cinematográfico de ‘Betterville’ (ver en DESTACADO). Pasamos junto a una granja (km 11) y entramos en el citado paraje (‘abre y cierra valla’).

Un afilado sendero (hasta el km 12) nos lleva a través de un brezal por ‘Betterville’; con grandes vistas hacia la sierra: ‘de película’. Sólo nos quedan unos cientos de metros para retornar a Carazo.

Posibles Dificultades:

Gran parte del largo sendero por el costado norte ha sido acondicionado. Que nadie espere una autopista (ni falta que hace). Conlleva ciertas incomodidades. Con las lluvias recientes, había zonas embarradas (¡en plena ladera!).

Hay, sin embargo, dos tramos que requieren mención aparte por su exigencia o su dificultad:

▪ La subida al collado de La Rasa (del km 7 al 8), por el norte. En su segunda parte (entre el 7,6 y el 7,9), la pendiente es considerable (25% de desnivel). Pero hay camino (más o menos) y no hay peligro. Cuando te cansas, te paras.

⚠️​ ▪ La bajada del collado (del km 8,6 al 8,8), por el sur. Es un pedregal resbaladizo, con pequeños escalones. Hay que ir con cuidado (y alguna vez apoyarse en el trasero; sin vergüenza). No tiene por qué entrañar peligro.

DESTACADO

Algunas rutas tienen partes destacables y otras partes que no lo son tanto. Esta fue buena de principio a fin. Sin desperdicio ni sombra de aburrimiento.

(1) La Majestuosidad de Peña Carazo:

La sierra de Carazo (incluida la peña San Carlos) semeja una ciudadela amurallada todo alrededor. De hecho, al menos en San Carlos, hay vestigios de asentamientos humanos y fortificaciones neolíticas (y posteriores).

Durante gran parte de la ruta vamos asidos a las faldas de Peña Carazo, como pipiolos. Llegamos, aún en el inicio, al vértice oriental. Allí se alza su bruñida y rugosa quilla, desafiando al sol naciente, perforando el día.

Luego, a lo largo de la vertiente septentrional, un talud con vertiginoso alzado (y caída) se corona con una cresta pétrea. A pesar de su altura y verticalidad, deja espacio hasta el sendero. Deja libertad para moverse a media ladera.

En el collado nos aupamos hasta su pecho. Allí deslumbra la cabeza plateada de la peña. Hay un oculto resquicio para acceder hasta la coronilla. Pero eso ya lo había hecho tiempo atrás. Por hoy, estaba bien así; sin añadidos.

El descenso también tiene emoción. Antes, subiendo, Peña Carazo te exige esfuerzo para llegar y conquistarla. Ahora, bajando, te deja ir por sus cortaduras, banzos, y arrastraderos. Pero despacio; sin rupturas traumáticas en la separación.

Finalmente, en el regreso por el sur, Peña Carazo confirma la nobleza de su porte. Nos arropa con un bosque de sabinas. Las ciclópeas crestas calizas sobresalen dignas por encima del verdor arbóreo; ellas allá, en el Olimpo.

¡Adiós, Señora!

(2) Las Perspectivas:

Es esta una ruta para un día con visibilidad. Aunque nunca subimos muy alto, durante gran parte del recorrido tenemos espacio abierto por debajo y a lo lejos.

Por el este y el norte, los ojos llegan hasta la Sierra de Neila, y luego la de Mencilla. Más allá, por detrás de ellas, despuntan las cumbres de La Demanda.

Esas sierras lejanas, más altas que Carazo, permanecieron cubiertas de nubes gran parte de la mañana. De regreso, ya en carretera, las vimos despejadas y sembradas de nieve. (‘¡Destino dispuesto; sin tardar!’).

Más inmediatas, y moviéndose hacia el oeste, tenemos las sierras de Las Mamblas, de Peñalara, y de Casarejo. Y, muy cerca, la de Gayúbar. En el llano, parte del valle del Arlanza y las Tierras de Lara.

Por el sur, las vistas son algo menores. No obstante, allí sobresalen los montes del Enebral y Peña Águila, el Picacho y la Cruz de Peñacoba, así como las peñas de Cervera y de Tejada.

Al lado está el alto de San Carlos (o Mirandilla), en el mismo macizo de Carazo. Debajo se extiende el apacible y aislado valle de ‘Sad Hill’ (con el ‘cementerio’ oculto tras un ribazo).

Barría el collado un viento helado. De pasamontañas y guantes. Hasta la coraza del entusiasmo se cuarteaba. Si no, nos habríamos quedado allí un rato más; absortos con el paisaje.

(3) Lo que queda de ‘Betterville’:

En el verano de 1966, se rodó la (‘mítica’) película "El bueno, el feo y el malo", del director Sergio Leone. Gran parte de las escenas se filmaron en esta comarca burgalesa del Arlanza.

Uno de los escenarios, el 'cementerio' circular de ‘Sad Hill’, donde se desarrollaba el duelo final a tres (Eastwood, Wallach, y Van Cleef), se sitúa a muy escasos km de aquí, en el mismo valle meridional de esta sierra.

El escenario de ‘Sad Hill’ se reconstruyó hace unos años. En cambio, apenas unos discretos postes y un cartel con fotografías de la película recuerdan el campo de prisioneros de ‘Betterville’.

Aun así, la visita merece (nos mereció) la pena por dos razones de peso:

Primero, por los recuerdos que trae de aquellos tiempos (mozos; ellos y nosotros) y por la película en sí misma. Parece no haber envejecido: en ‘FilmAffinity’ goza hoy de una imbatible puntuación: ¡un 8,2! (‘¡…Iguálamelo!’).

Segundo, panorámicamente, es un lugar de empaquetado paisajístico de la ruta, justo al caer el telón. Sobre un amplio altozano, la Majada de las Merinas, el enclave nos proporciona excelentes vistas de toda la sierra por el sur.

Se va uno con la sensación de cerrar la función con un broche dorado; de haber aprovechado maravillosamente el día. De mejor, imposible.

ANÉCDOTA

A nadie vimos en más de 4 horas; ni siquiera en el pueblo de Carazo.

Un zorrito y su gran rabo cruzaron espantadizos el sendero. Un rebaño de cabras y ovejas pastaban libres en el collado de La Rasa; pasamos a más de cien metros.

Arriba, creímos en algún momento oír voces humanas. Debió ser una alucinación, una coral del viento entre las grietas de las rocas. Algún tiro allá lejos, muy lejos, en el valle.

Así que de ahí, de los encuentros con seres animados, fuente frecuente de anécdotas, no sacaríamos nada. Sencillamente, porque no los hubo o no hubo interacción.

Tampoco entre nosotros ocurrió nada sorprendente. Bueno, quizá sí (en el huraño descenso), pero no es para contarlo…. A la memoria con ello (o al olvido; según) y ‘que cada palo aguante su vela’. 🙂 😉

… Pero sí hubo un tipo de ‘encuentro’ que me dejó ojiplático. Inanimado; presuntamente y en simple lógica…. Pero tengo para mí que fue intencionado (por ‘su’ parte…). Veamos.

Como he indicado, seguimos la guía de ‘Ledanias’ en Wikiloc. Pueden haber sido ya una docena de veces las que nos hemos apoyado en sus trazados; siempre fiables.

No nos conocemos personalmente, y sólo hemos intercambiado unos pocos mensajes informativos. Como muchos, también ‘Ledanias’ usa una foto en su perfil en Wikiloc.

Desde hace tiempo me intrigó la mole rocosa piramidal que aparece en esa foto. Como la quilla de un barco; como un ariete, abriéndose paso inmóvil, cortando el aire.

Durante algún tiempo pensé que podría corresponder al frontal del espigón de Peñalara. Enseguida descarté la idea (y más después de haber trepado a ese ‘navío’).

Ahí quedó la cosa: en suspense; hibernando. Hasta hoy.

Llegamos al pueblo de Carazo, al sur del macizo, a los pies de la peña. La cumbre estaba embrumada; cubierta por los vapores aferrados a su penacho; a su tupé.

Así continuó durante un rato, mientras la bordeábamos pausadamente por su extremo sur-oriental. Hilachas de niebla iban y venían de un lado a otro, velando las alturas.

De pronto, justo al llegar al giro de ese extremo para virar al norte, se disipó la bruma. Fue un ‘vista y no vista’. En cuestión de segundos, el sol la engulló. Como por arte de magia.

¡Y se me hizo la luz! Allí estaba, allí apareció: ¡Era la foto de ‘Ledanias’! Calcada. El mascarón de proa de Peña Carazo, mirando altiva a levante. Refulgiendo al naciente.

Como si nos hubiera estado esperando. Me resisto a pensar que fue mera coincidencia: Lo de la sincronía entre nuestra llegada a ese punto exacto y su ‘estriptís’ despojándose de la boira.