253. Entre Valdelucio y Valderredible: Villaescobedo, Villamoñico, Revelillas, y Respenda de Aguilar
near Villaescobedo, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 61 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 471 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
--“¡Venga, arriba, que ya son las 7 y tienes que ir al monte toda la mañana!”.
--“¿¡Quéee…?! Pero si hoy es fiesta…. Y, además, debe hacer un frío que…”.
--“Frío y niebla. Hasta las 9 h, se prevé que sigamos a 4 grados bajo cero y ensopados por un denso gris a ras de suelo. Tu tarea empieza a las 8:30 h. Allí. Justo antes de salir el sol”.
--“Déjame quedarme hoy. Con lo bien que se está bajo las mantas; calentito….”.
--“Sí, pero ahora levántate y anda. ¡Vamos! …¡Que eres el guarda-montes!”.
…/…
Pudo haber sido así. Pero no lo fue.
No era necesario un aguijón externo. Bastaba con la fantasía previa que uno se montaba sobre el monte (en su cabeza). Hacía de carburador al que, en realidad, había que quitar gas para que no se despendolase.
Carburador de fervor e ilusión por la intriga, las sorpresas y el descubrimiento de la naturaleza. Desde dentro, movía y contrarrestaba fríos y adversidades externas de diversa ralea.
No le hables de ‘facilismo’ a un estoico; no le hables de hedonismo. Te dirá que los mejores placeres, los que no se consumen y hastían al cabo, son los que cuesta conseguir con esfuerzo. (...'Si es feliz así'…).
Si acaso, sólo el calor externo se llevaba mal con el interno generado por esa caldera a presión. Bueno, también el barro andaba a la greña con ella. Mera matemática de incompatibilidades.
Pero ese no sería el caso hoy. El otoño avanzado, a punto de abandonarse en el invierno, traería, por fin, un día seco. ¿¡A quién podría importarle el viento de cuchillo en los páramos!?
🙏 Basta con que no haya mucho barro…. Y que no nos alcancen los tiros… (es día festivo). 🙏
LA RUTA
Geográficamente, Villaescobedo se halla en el límite entre Valdelucio (al que pertenece administrativamente) y el altiplano de La Lora. En Valderredible sí nos adentramos. Así que, técnicamente, fuimos de un valle al otro.
Cuando partimos de Villaescobedo, las primeras luces pintaban destellos naranja por oriente. El sol aún tardaría en levantar un palmo en el horizonte. La espadaña de la iglesia se recortaba oscura, tenebrosa, contra el alba.
Enseguida nos situamos en la plataforma previa al páramo. Un camino nos conduce hacia el escalón rocoso que delimita campos de cultivo y terreno yermo. Eso será justo en la cascada de Villaescobedo (km 2,2).
Es ese un lugar para detenerse y zascandilear, dejándose atrapar por el agua y sus filigranas sobre la toba. Pudimos vadear el arroyo allí mismo, alzarnos al leve graderío, y cruzar hasta el camino a Villamoñico (km 3,1).
No engaña su nombre: Ese camino lleva, efectivamente, a Villamoñico (km 7,3). Sólo hay que seguirlo mientras contemplas el inmenso entorno del páramo y sus cerros, las montañas cantábricas nevadas al frente, y Valderredible debajo.
Luego, de Villamoñico a Revelillas (km 8,8) hay una carretera de servicio local. Está algo desconchada, pero eso no constituye un problema para las botas.
En la plaza, junto a la iglesia de Revelillas, un letrero indica: ‘Pozo de los Lobos’; en dirección sur. Zizgagueando en cuesta por el camino, a través de un hayedo, volverás a las tierras altas (km 11,5).
Allí, si estás cansado, podrías regresar a Villaescobedo directamente. Acortarías. Pero no lo harás: Sería repetir trayecto (el de ida), cuando lo que deseas es descubrir novedades.
Con ese objetivo, la ruta gira hacia la derecha (al Pozo de los Lobos; no llegamos porque ya lo conocíamos). Bordeando Peña Corbera (km 11,8 a 14), ascendemos a lo más alto del páramo.
Una larga travesía nos acercará a Respenda de Aguilar (km 16,5). La ascética uniformidad mesetaria, bella a pesar de los km acumulados, se rompe con algunas sorpresas en forma de manantiales y humedales (en torno al km 15).
En poco más de un km y medio estaremos de vuelta en Villaescobedo. Ahora sí, la espadaña de la iglesia refulge a favor del sol (ahora sale guapa en la foto).
Posibles Dificultades:
Diseñé el trazado de la ruta sobre mapa con antelación. Parecía viable. Se apreciaban sendas o caminos, incluso en la parte más difícil: el corte entre La Lora y Valderredible.
Y así fue. Todo es camino excepto unos 800 metros de páramo a través (entre la cascada de Villaescobedo y el enlace con el camino a Villamoñico; km 2,3 a 3,1). Ese trozo es llano, limpio y cómodo.
La bajada a Valderredible y la subida, con los caminos en buen estado, no tienen grandes exigencias. El zigzagueo suaviza el desnivel. Algún repecho alcanza el 15% de pendiente.
La orientación no es difícil. El vasto altiplano, que podría darte la impresión de estar perdido en medio de la nada, tiene puntos de referencia para guiarte.
DESTACADO
Una parte del trayecto discurre por el Geoparque de Las Loras, aquí sobrio. Otra, por la cabecera de un Valderredible ahora (pre-invernal) escaso de pujanza vegetal. En ese viaje hay, sin embargo, muchos aspectos destacables.
(1) Entre el Páramo (de La Lora) y el Valle (de Valderredible):
Tres elementos paisajísticos configuran un gran escenario: el páramo, al sur; el valle, en medio; y las montañas que se elevan más allá, por el norte. Aparte del atractivo singular de cada elemento, está su contraste.
Además, justo entre páramo y valle, en las laderas de bronco desplome, hay una franja de bosque tupido. Está poblado por hayas y roble albar. Las hojas yacen ya secas en el suelo. Es una delicia deslizarse por ese paraje.
• (a) El inefable páramo de La Lora
Extensa y desolada planicie. Nada se interpone. Ni arbustos. Sólo plantas rastreras, que no se atreven a levantar del suelo por temor al azote de los crudos vientos.
La gravedad allí no pesa. Parece que flotas. Los pies van solos. Si hay camino, (casi) igual da que les pidas 10 que 100 km. Como si fuera el suelo el que se mueve. Es un decir….
Ahora, entrando en el invierno, estábamos en su ‘peor’ momento. Sin otro color que el verde contenido y el ya deslucido marrón del brezo. Bonito, incluso así.
• (b) El valle de Valderredible
Valderredible se hunde acunado entre los cortados que caen de La Lora y las elevaciones cantábricas. Mantiene de ese modo una identidad geográfica.
El río Ebro surca gran parte de esta larga hondonada. Se incorpora un poco más abajo de la zona alta del valle en la que estamos. Le añade atractivo al lugar.
Hacia la zona baja del valle, por el este, la niebla lo cubría bajo las peñas Muñata y Camesía. Discrepaba en eso del soleado día aquí, por el oeste.
• (c) Las montañas cantábricas nevadas
Por el norte se alarga la Cordillera Cantábrica. Sus estribaciones llegan, en realidad, hasta donde nos hallamos, valle y páramo.
La sierra de Brañosera y el Alto Campóo se levantan enfrente. La Montaña Palentina, más hacia el oeste. Destellaban blancura en sus cimas.
Desde el páramo, la mirada caía al valle y rebotaba hacia las alturas. Un tobogán visual con franjas de colores marrón, verde, blanco y azul, dando profundidad.
(2) La Cascada de Villaescobedo:
En el borde del páramo estaba la cascada; filtrándose de los neveros del páramo y brotando de sus depósitos kársticos. Era una de las atracciones de la ruta.
Habíamos leído que lleva agua más bien en el invierno avanzado y la primavera temprana. Pero había estado lloviendo con persistencia este otoño. No perdíamos la confianza.
Conforme nos acercábamos, todavía a más de un km, nos sorprendió la sonoridad de algún arroyo al lado del camino. El agua corría en abundancia. Buena señal….
Llegamos y, efectivamente, la cascada se abalanzada desbocada por múltiples saltos y algunas cataratas. Todo ello con un desnivel acumulado de unos 20-25 metros. El cuadro era festivo; en imagen y sonido.
La cascada se asienta en un circo rocoso. Justo bajo el graderío superior, se abre (enrejada) la boca de una cueva. De allí mana el arroyo Mundilla, que terminará alimentando al Rudrón (y luego al Ebro): 'Palabras mayores'.
La cascada de Villaescobedo tiene una ‘hermana’ menor, la de Respenda. Está por el otro lado de la ruta, a la vuelta, en el área de Las Roturas. Es de dimensiones y formas más modestas.
(3) Las Tres Provincias:
Una curiosidad puede añadir alicientes a la ruta: Atraviesas tres fronteras de un tirón. Partes de una misma tierra; o eso parecen. En ningún borde, en ningún centro, te sientes extranjero.
Rutas entre dos provincias hemos hecho varias. La presente discurre por tres. Es la segunda. La otra fue allá por tierras riojanas-sorianas-burgalesas [1]:
[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/picos-munalba-tres-provincias-y-urbion-115053652
En realidad, hubo una tercera ruta tri-povincial (las mismas tres en liza que ahora), pero fue muy cerca de aquí [2], aunque sin solaparse en ningún punto con la presente:
[2] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-lorilla-a-valderredible-tres-provincias-127508937
Ahora empezamos (y terminamos) en el burgalés Villaescobedo, en Valdelucio. Bajamos a los cántabros Villamoñico y Revelillas, en Valderredible. Y remontamos al palentino Respenda de Aguilar.
Es difícil encontrar diferencias significativas entre ellos. Incluso a pesar del tajo entre la meseta y el valle, en su aspecto físico y culturalmente son similares, incluyendo sus formas de vida.
Los cuatro pueblos tienen una larga historia, con iglesias originalmente románicas, allá por el siglo XIII, aunque muy reformadas (el paso del tiempo pesa).
ANÉCDOTA
Algunos temores previos se esfumaron, e incluso se trastocaron de modo saleroso. A ellos se unió una experiencia fuera de guión.
(1) Miscelánea:
Rogábamos (🙏) en el PREÁMBULO ‘que no haya mucho barro’ y ‘que no nos alcancen los tiros’.
De lo primero, poca cosa hubo. Bajando hacia Respenda, algunas laderas en el páramo chorreaban. Los carriles parecían arroyetes saltarines. Se podía caminar por suelo firme y chapotear a la vez.
Sobre lo segundo, en Castilla y León, la web de cacerías llevaba tres días sin funcionar. De Cantabria, nada concreto averiguamos para el lugar de la ruta, excepto que, siendo festivo, era ‘día de caza’….
Ante la incertidumbre, cargamos con dos prendas llamativas, visibles a kilómetros: un chaleco y un gorro de chillones fucsia y amarillo. Suponíamos que, en el otro equipo, las piezas llevarían otra indumentaria; para distinguirnos.
El gorro nos fue muy útil en el páramo, pero para otra finalidad: el viento venía helado. El fino chaleco de tráfico ni esa función pudo cumplir. Nada ni nadie vino a alterar la paz en todo el trayecto.
(2) ‘El Perro al Visillo’:
Tuvimos, ya cerca del final, una curiosa visión: una imagen congelada, que nos hizo sonreír. Fue en el último pueblo: Respenda de Aguilar, en la calle que enfila hacia Villaescobedo.
A nadie habíamos visto en horas; ni veríamos. En 18 km y pico, 4 horas y media, 4 pueblos (Villaescobedo dos veces, inicio y final). Cero personas; sea cerca o lejos.
Un par de perros nos ladraron en Villamoñico; saludando, más que nada. Y medio desganados; como a quien ves todos los días. O porque enseguida me perciben como de la familia.
Pero, saliendo de Respenda, un perro nos observada impasible desde una ventana. Ni siquiera parpadeó en el minuto que nos estuvimos tanteando.
Por supuesto, no ladró. Tampoco hizo ningún otro gesto hostil (ni amistoso). Sólo se quedó quieto, mirando tras los cristales. Frío. Serio.
Curiosamente, había una cortina blanca en la ventana; medio descorrida e inclinada. Él (‘estoy seguro’) había abierto un hueco por un lado para poder contemplar el exterior.
--“Imagino, ‘canucho’ (dicho sea con cariño, desconociendo tu nombre) que luego irás a ‘cascarlo’, a cotillear con tus amigotes”.
--“Vale, puedes decir que nos viste ya cansaditos; y como queriendo aparentar más vitalidad y arrojo que los que nos iban (nos van) quedando…”.
--“Pero sé indulgente. Lo hacemos sin ánimo vanidoso. Es sólo auto-masaje para infundirnos coraje, para aguantar en la brega”.
Todo eso pensé (y le dije telepáticamente al impávido tuso) en aquél largo minuto que nos estuvimos midiendo.
…Digo yo que no sería ‘de pega’ (dejo foto). ¿No habré estado 'hablándole' a una estatua? A los observadores nos pareció totalmente real; vivo.
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 61 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 471 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
--“¡Venga, arriba, que ya son las 7 y tienes que ir al monte toda la mañana!”.
--“¿¡Quéee…?! Pero si hoy es fiesta…. Y, además, debe hacer un frío que…”.
--“Frío y niebla. Hasta las 9 h, se prevé que sigamos a 4 grados bajo cero y ensopados por un denso gris a ras de suelo. Tu tarea empieza a las 8:30 h. Allí. Justo antes de salir el sol”.
--“Déjame quedarme hoy. Con lo bien que se está bajo las mantas; calentito….”.
--“Sí, pero ahora levántate y anda. ¡Vamos! …¡Que eres el guarda-montes!”.
…/…
Pudo haber sido así. Pero no lo fue.
No era necesario un aguijón externo. Bastaba con la fantasía previa que uno se montaba sobre el monte (en su cabeza). Hacía de carburador al que, en realidad, había que quitar gas para que no se despendolase.
Carburador de fervor e ilusión por la intriga, las sorpresas y el descubrimiento de la naturaleza. Desde dentro, movía y contrarrestaba fríos y adversidades externas de diversa ralea.
No le hables de ‘facilismo’ a un estoico; no le hables de hedonismo. Te dirá que los mejores placeres, los que no se consumen y hastían al cabo, son los que cuesta conseguir con esfuerzo. (...'Si es feliz así'…).
Si acaso, sólo el calor externo se llevaba mal con el interno generado por esa caldera a presión. Bueno, también el barro andaba a la greña con ella. Mera matemática de incompatibilidades.
Pero ese no sería el caso hoy. El otoño avanzado, a punto de abandonarse en el invierno, traería, por fin, un día seco. ¿¡A quién podría importarle el viento de cuchillo en los páramos!?
🙏 Basta con que no haya mucho barro…. Y que no nos alcancen los tiros… (es día festivo). 🙏
LA RUTA
Geográficamente, Villaescobedo se halla en el límite entre Valdelucio (al que pertenece administrativamente) y el altiplano de La Lora. En Valderredible sí nos adentramos. Así que, técnicamente, fuimos de un valle al otro.
Cuando partimos de Villaescobedo, las primeras luces pintaban destellos naranja por oriente. El sol aún tardaría en levantar un palmo en el horizonte. La espadaña de la iglesia se recortaba oscura, tenebrosa, contra el alba.
Enseguida nos situamos en la plataforma previa al páramo. Un camino nos conduce hacia el escalón rocoso que delimita campos de cultivo y terreno yermo. Eso será justo en la cascada de Villaescobedo (km 2,2).
Es ese un lugar para detenerse y zascandilear, dejándose atrapar por el agua y sus filigranas sobre la toba. Pudimos vadear el arroyo allí mismo, alzarnos al leve graderío, y cruzar hasta el camino a Villamoñico (km 3,1).
No engaña su nombre: Ese camino lleva, efectivamente, a Villamoñico (km 7,3). Sólo hay que seguirlo mientras contemplas el inmenso entorno del páramo y sus cerros, las montañas cantábricas nevadas al frente, y Valderredible debajo.
Luego, de Villamoñico a Revelillas (km 8,8) hay una carretera de servicio local. Está algo desconchada, pero eso no constituye un problema para las botas.
En la plaza, junto a la iglesia de Revelillas, un letrero indica: ‘Pozo de los Lobos’; en dirección sur. Zizgagueando en cuesta por el camino, a través de un hayedo, volverás a las tierras altas (km 11,5).
Allí, si estás cansado, podrías regresar a Villaescobedo directamente. Acortarías. Pero no lo harás: Sería repetir trayecto (el de ida), cuando lo que deseas es descubrir novedades.
Con ese objetivo, la ruta gira hacia la derecha (al Pozo de los Lobos; no llegamos porque ya lo conocíamos). Bordeando Peña Corbera (km 11,8 a 14), ascendemos a lo más alto del páramo.
Una larga travesía nos acercará a Respenda de Aguilar (km 16,5). La ascética uniformidad mesetaria, bella a pesar de los km acumulados, se rompe con algunas sorpresas en forma de manantiales y humedales (en torno al km 15).
En poco más de un km y medio estaremos de vuelta en Villaescobedo. Ahora sí, la espadaña de la iglesia refulge a favor del sol (ahora sale guapa en la foto).
Posibles Dificultades:
Diseñé el trazado de la ruta sobre mapa con antelación. Parecía viable. Se apreciaban sendas o caminos, incluso en la parte más difícil: el corte entre La Lora y Valderredible.
Y así fue. Todo es camino excepto unos 800 metros de páramo a través (entre la cascada de Villaescobedo y el enlace con el camino a Villamoñico; km 2,3 a 3,1). Ese trozo es llano, limpio y cómodo.
La bajada a Valderredible y la subida, con los caminos en buen estado, no tienen grandes exigencias. El zigzagueo suaviza el desnivel. Algún repecho alcanza el 15% de pendiente.
La orientación no es difícil. El vasto altiplano, que podría darte la impresión de estar perdido en medio de la nada, tiene puntos de referencia para guiarte.
DESTACADO
Una parte del trayecto discurre por el Geoparque de Las Loras, aquí sobrio. Otra, por la cabecera de un Valderredible ahora (pre-invernal) escaso de pujanza vegetal. En ese viaje hay, sin embargo, muchos aspectos destacables.
(1) Entre el Páramo (de La Lora) y el Valle (de Valderredible):
Tres elementos paisajísticos configuran un gran escenario: el páramo, al sur; el valle, en medio; y las montañas que se elevan más allá, por el norte. Aparte del atractivo singular de cada elemento, está su contraste.
Además, justo entre páramo y valle, en las laderas de bronco desplome, hay una franja de bosque tupido. Está poblado por hayas y roble albar. Las hojas yacen ya secas en el suelo. Es una delicia deslizarse por ese paraje.
• (a) El inefable páramo de La Lora
Extensa y desolada planicie. Nada se interpone. Ni arbustos. Sólo plantas rastreras, que no se atreven a levantar del suelo por temor al azote de los crudos vientos.
La gravedad allí no pesa. Parece que flotas. Los pies van solos. Si hay camino, (casi) igual da que les pidas 10 que 100 km. Como si fuera el suelo el que se mueve. Es un decir….
Ahora, entrando en el invierno, estábamos en su ‘peor’ momento. Sin otro color que el verde contenido y el ya deslucido marrón del brezo. Bonito, incluso así.
• (b) El valle de Valderredible
Valderredible se hunde acunado entre los cortados que caen de La Lora y las elevaciones cantábricas. Mantiene de ese modo una identidad geográfica.
El río Ebro surca gran parte de esta larga hondonada. Se incorpora un poco más abajo de la zona alta del valle en la que estamos. Le añade atractivo al lugar.
Hacia la zona baja del valle, por el este, la niebla lo cubría bajo las peñas Muñata y Camesía. Discrepaba en eso del soleado día aquí, por el oeste.
• (c) Las montañas cantábricas nevadas
Por el norte se alarga la Cordillera Cantábrica. Sus estribaciones llegan, en realidad, hasta donde nos hallamos, valle y páramo.
La sierra de Brañosera y el Alto Campóo se levantan enfrente. La Montaña Palentina, más hacia el oeste. Destellaban blancura en sus cimas.
Desde el páramo, la mirada caía al valle y rebotaba hacia las alturas. Un tobogán visual con franjas de colores marrón, verde, blanco y azul, dando profundidad.
(2) La Cascada de Villaescobedo:
En el borde del páramo estaba la cascada; filtrándose de los neveros del páramo y brotando de sus depósitos kársticos. Era una de las atracciones de la ruta.
Habíamos leído que lleva agua más bien en el invierno avanzado y la primavera temprana. Pero había estado lloviendo con persistencia este otoño. No perdíamos la confianza.
Conforme nos acercábamos, todavía a más de un km, nos sorprendió la sonoridad de algún arroyo al lado del camino. El agua corría en abundancia. Buena señal….
Llegamos y, efectivamente, la cascada se abalanzada desbocada por múltiples saltos y algunas cataratas. Todo ello con un desnivel acumulado de unos 20-25 metros. El cuadro era festivo; en imagen y sonido.
La cascada se asienta en un circo rocoso. Justo bajo el graderío superior, se abre (enrejada) la boca de una cueva. De allí mana el arroyo Mundilla, que terminará alimentando al Rudrón (y luego al Ebro): 'Palabras mayores'.
La cascada de Villaescobedo tiene una ‘hermana’ menor, la de Respenda. Está por el otro lado de la ruta, a la vuelta, en el área de Las Roturas. Es de dimensiones y formas más modestas.
(3) Las Tres Provincias:
Una curiosidad puede añadir alicientes a la ruta: Atraviesas tres fronteras de un tirón. Partes de una misma tierra; o eso parecen. En ningún borde, en ningún centro, te sientes extranjero.
Rutas entre dos provincias hemos hecho varias. La presente discurre por tres. Es la segunda. La otra fue allá por tierras riojanas-sorianas-burgalesas [1]:
[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/picos-munalba-tres-provincias-y-urbion-115053652
En realidad, hubo una tercera ruta tri-povincial (las mismas tres en liza que ahora), pero fue muy cerca de aquí [2], aunque sin solaparse en ningún punto con la presente:
[2] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-lorilla-a-valderredible-tres-provincias-127508937
Ahora empezamos (y terminamos) en el burgalés Villaescobedo, en Valdelucio. Bajamos a los cántabros Villamoñico y Revelillas, en Valderredible. Y remontamos al palentino Respenda de Aguilar.
Es difícil encontrar diferencias significativas entre ellos. Incluso a pesar del tajo entre la meseta y el valle, en su aspecto físico y culturalmente son similares, incluyendo sus formas de vida.
Los cuatro pueblos tienen una larga historia, con iglesias originalmente románicas, allá por el siglo XIII, aunque muy reformadas (el paso del tiempo pesa).
ANÉCDOTA
Algunos temores previos se esfumaron, e incluso se trastocaron de modo saleroso. A ellos se unió una experiencia fuera de guión.
(1) Miscelánea:
Rogábamos (🙏) en el PREÁMBULO ‘que no haya mucho barro’ y ‘que no nos alcancen los tiros’.
De lo primero, poca cosa hubo. Bajando hacia Respenda, algunas laderas en el páramo chorreaban. Los carriles parecían arroyetes saltarines. Se podía caminar por suelo firme y chapotear a la vez.
Sobre lo segundo, en Castilla y León, la web de cacerías llevaba tres días sin funcionar. De Cantabria, nada concreto averiguamos para el lugar de la ruta, excepto que, siendo festivo, era ‘día de caza’….
Ante la incertidumbre, cargamos con dos prendas llamativas, visibles a kilómetros: un chaleco y un gorro de chillones fucsia y amarillo. Suponíamos que, en el otro equipo, las piezas llevarían otra indumentaria; para distinguirnos.
El gorro nos fue muy útil en el páramo, pero para otra finalidad: el viento venía helado. El fino chaleco de tráfico ni esa función pudo cumplir. Nada ni nadie vino a alterar la paz en todo el trayecto.
(2) ‘El Perro al Visillo’:
Tuvimos, ya cerca del final, una curiosa visión: una imagen congelada, que nos hizo sonreír. Fue en el último pueblo: Respenda de Aguilar, en la calle que enfila hacia Villaescobedo.
A nadie habíamos visto en horas; ni veríamos. En 18 km y pico, 4 horas y media, 4 pueblos (Villaescobedo dos veces, inicio y final). Cero personas; sea cerca o lejos.
Un par de perros nos ladraron en Villamoñico; saludando, más que nada. Y medio desganados; como a quien ves todos los días. O porque enseguida me perciben como de la familia.
Pero, saliendo de Respenda, un perro nos observada impasible desde una ventana. Ni siquiera parpadeó en el minuto que nos estuvimos tanteando.
Por supuesto, no ladró. Tampoco hizo ningún otro gesto hostil (ni amistoso). Sólo se quedó quieto, mirando tras los cristales. Frío. Serio.
Curiosamente, había una cortina blanca en la ventana; medio descorrida e inclinada. Él (‘estoy seguro’) había abierto un hueco por un lado para poder contemplar el exterior.
--“Imagino, ‘canucho’ (dicho sea con cariño, desconociendo tu nombre) que luego irás a ‘cascarlo’, a cotillear con tus amigotes”.
--“Vale, puedes decir que nos viste ya cansaditos; y como queriendo aparentar más vitalidad y arrojo que los que nos iban (nos van) quedando…”.
--“Pero sé indulgente. Lo hacemos sin ánimo vanidoso. Es sólo auto-masaje para infundirnos coraje, para aguantar en la brega”.
Todo eso pensé (y le dije telepáticamente al impávido tuso) en aquél largo minuto que nos estuvimos midiendo.
…Digo yo que no sería ‘de pega’ (dejo foto). ¿No habré estado 'hablándole' a una estatua? A los observadores nos pareció totalmente real; vivo.
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Panorama
3,552 ft
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Comments (2)
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Excelente información y buenas fotos. Terrenos que he pateado antes de que existiera Wikiloc y que sigo caminando en la actualidad.
Sí, La Lora -- Valderredible, una excelente combinación de contrastes. Todo a lo largo. Bien da para una decena de rutas de baja y sube, o sube y baja. Gracias, Manu Arroyo.