3 BUSCANDO GR 92 LEVANTE ALMERIA EL SOPALMO (MOJACAR) - AGUA AMARGA

Son las 8 de la mañana y está amaneciendo; el pueblo está dormitando a estas horas del día. Al salir del poblado, bajamos por un camino rural que transita por un barranquete que desemboca en l rambla de la Granatilla. En el acceso al camino hay un curioso cartel que avisa de “Precaución”, con el dibujo manual de un bonito camaleón alzando el paso. Por lo visto en este lugar se suelen atropellar estos pequeños reptiles al paso de vehículos a motor.
Transitamos por un amplio camino de rueda con firme de tierra que transita por la rambla y que desciende hacia a una bonita cala. Es una autopista para la práctica de la bicicleta por montaña. Los primeros metros van entre hermosos algarrobos que se ven bien nutridos de agua. Seguimos viendo las marcas blancas y azules sobre rocas que nos indican que vamos recorriendo este camino del litoral Mediterráneo y que ya vimos al pasar por el castillo de Macenas y la zona de la playa del Sombrerico, en la etapa anterior.
Tras un poco más de un kilómetro, frente al collado de la Granatilla, donde se encuentra el túnel que se abrió para que pasara una gran tubería de agua de la desaladora de Carboneras.
La entrada se encuentra a media altura en la ladera norte del Cerro del Arrapar y que da paso a la cara sur atravesado literalmente el monte para dar vistas un bonito barranco que nos permite descender a la zona de costa, cerca de la Punta del Santo. El túnel estrecho tiene una longitud de unos 400 metros y es algo claustrofóbico, pero emocionante en su tránsito. Seguro que vamos a encontrarnos con una fauna propia de cavidades subterráneas, especialmente murciélagos. La salida se encuentra algo atorada por los derrumbes de fuera, pero se puede pasar arrastrándonos un poco; quizá sea esto lo que lo mantiene transitable. Es obvio que es conveniente llevar linterna para esta travesía.
El barranco que se abre a la salida del túnel es la Parrilla y se presenta con una buena pendiente hacia el mar. Enfrente se nos muestra un viaducto de la carretera que viene de El Sopalmo y tiene el trazado del paso senderista abierto por ser un sendero habitual en la zona. El estrecho lecho del barranco se abre paso entre la vegetación autóctona evidenciando la fuerza del agua en los episodios de lluvias torrenciales. En ella podemos ver flora representativa de este tipo de ecosistemas, lentisco , cornical, barón, espino negro, jara, romero, retama, esparraguera, palmito… y, de vez en cuando muestra zonas húmedas donde crece la enea o juncos ¿?, lo que nos hace pensar que discurre agua bajo el lecho arenoso del barranco. Es tan fuerte el arrastre que produce que por momentos deja al descubierto la gran tubería que lleva el agua. Tras nosotros queda la carretera colgada de la ladera cual leja anclada al paisaje. Es un pequeño cauce variable con un encanto especial al transitar la senda de manera estrecha por el surco de deja la escorrentía del agua pluvial. Es curioso como en un ramblizo menor como éste se ven restos de plantas asociadas a la presencia humana, tales como la chumbera, la higuera y el algarrobo; entendemos que es producto de la capacidad de diseminación de semillas de las aves del lugar. Nos llama la atención la presencia de señales rústicas propias del Camino de Santiago (flechas amarillas que indican la dirección de paso de ese recorrido) que se alternan con las marcas de este camino Mediterráneo (blanco y azul).
La llegada a la zona de costa es emocionante, a pesar de dar vistas al esqueleto constructivo del faraónico proyecto del hotel Algarrobico. La desembocadura del barranco recoge una playa pedregosa, llena de cantos rodados, que inducen a pensar que los típicos montones de piedra en forma de hitos esotéricos son de bañistas que vienen a este escondido lugar; nada más lejos de la realidad.
Bordea el recorrido la lengua de agua de las olas con una pared rocosa que nos permite transitar a su pie alternando pasos de otros pequeños barrancos que forman bonitas y coquetas playas donde abundan aves rupícolas y acuáticas, en alternancia. Este día nos visitaron varias collalbas negras (Oenanthe leucura), saltando de piedra en piedra según íbamos avanzando.
Pasamos la cala de las Piedras de Molino donde nos imaginamos que en otros tiempos menos mecanizados extraerían esas muelas para triturar el grano de cereal. A partir de ahí entramos en la larga playa del Lance para acercarnos al caserío de El Algarrobico, donde el camino está parcialmente asfaltado. Así, paso a paso, vamos llegando a la obra inacabada y detenida en el tiempo donde destacan las grandes grúas de construcción que se quedaron mirando al cielo ante esta terrible agresión al paisaje natural protegido.
En la zona de la desembocadura del río Alias vimos varias autocaravanas aquí ancladas, establecidas como residencia estacional móvil en los rellanos de la llegada del cauce hasta el mar. La carretera transita cerca, en paralelo de la senda por donde caminamos, nosotros más cerca del mar. Enfrente, divisamos sobre un cerro una torre circular que domina las vistas de la costa en su entorno. Se trata de la Torre del Rayo , construcción de época nazarí, entre los siglos XIII y XIV. Esta obra fue restaurada en 2011. Como vamos con tiempo de sobra, decidimos subir a visitarla y a disfrutar las vistas del litoral y de la aproximación a Carboneras. Popularmente también es conocida como la Torre del Peñón y así viene en los mapas topográficos del lugar. Las vistas entre la Punta del Santo, al norte, y la Punta de los Muertos, al sur, son impresionantes y nos muestra el dominio de vigilancia de esta atalaya. El sendero de subida al cabezo es muy bonito y estimulantes y nos permite, si lo deseamos, acercarnos a la torre.
Transitamos la fina arena de las playas del Lacón y de Carboneras, desde donde se divisa la Isla de San Andrés (Monumento Natural de Andalucía). Cruzamos el casco urbano por el paseo marítimo, entre la ciudad y el mar. Al llegar a las inmediaciones del jardín urbano conocido como “Parque de Andalucía”, por donde cruza pequeño cauce de la rambla del Pozo, llegamos al castillo de San Andrés, fortaleza defensiva histórica del litoral.
En el kilómetro 10 de la carretera que lleva a Agua Amarga llegamos al aparcamiento, donde tomamos el sendero del Faro de la Mesa Roldán (SL-A 104 ), aunque nosotros no alcanzamos la cima. Rodeamos el cabezo por su cara norte a través de un camino de rueda bien conservado hasta llegar a un sendero que desciende hacia el oeste y que se encuentra señalizada por una flecha que indica la dirección a la Vía Verde Lucainena (SL-A 166 ). El sendero desciendo la ladera hacia una zona de lomas de espartales, perfectamente trazado. Incluso podemos ver algún poste bajo a modo de estaca con las características de los senderos homologados por la Federación Andaluza de Montaña. Curiosamente, estas señales se alternan con las que venimos siguiendo a lo largo de toda la jornada, las citadas marcas blancas y azules, y algunos hitos de piedras amontonadas cuidadosamente colocadas. Esto es así porque nos desviamos del sendero oficial SL-A 166 para transitar por un recorrido entre barranquitos y monte bajo dominado por el esparto. Habrá que ir con cuidado, ya que las señales azules y blancas no siguen estrictamente un criterio técnico de señalización; más que calidad habrá que valorarles la buena voluntad.
El paso por algunos pequeños barrancos es dificultoso, sobre todo por lo irregular del terreno y lo accidentado del camino. A pesar de ello es agradable caminar por este entorno natural de litoral. Seguimos subiendo y bajando lomas entre un suelo rocoso para pasar un barranco mayor que viene en el mapa como Mata de Valiente. Subimos las lomas del Ferrocarril, topónimo que ha prestado el nombre a una moderna urbanización junto a la aldea de El Ventorrillo, hasta llegar a las instalaciones mineras ahora abandonadas. Hasta este lugar llega el sendero del Cargadero de Mineral de Agua Amarga y a la terminal del ferrocarril de Lucairena.
En el barranco que baja desde el Ventorrillo es un verdadero parque temático de la minería de esta zona de Almería. El paisaje del cauce se presenta como un auténtico escenario histórico del aprovechamiento de los recursos geológicos y de los sistemas de transporte y comercialización. El sendero recorre todas las instalaciones abandonadas y hacemos un ejercicio de interpretación de las construcciones y de sus usos originales. Nos lamentamos de no habernos informado previamente de todo estos recursos para poder haber comprendido mejor el entorno y esta muestra cultural industrial.
Por último, descendemos por el sendero hasta el pueblo disfrutando de unas espectaculares vistas sobre el espacio que acoge a la localidad y podemos comprobar como la señalización del recorrido con las habituales marcas blanco y azul están muy bien distribuidas para ejercer su función de guía de caminantes.