4 BUSCANDO GR 92 LEVANTE ALMERIA. AGUA AMARGA - RODALQUILAR

Partimos caminando hacia la parte oeste del pueblo para cruzar el barranco que cruza este lugar; se trata de la rambla del Curro. El cielo está algo nublado, lo que nos va a permitir caminar sin el agobio del sol sobre nuestros cogotes.
Algo más arriba vemos el cartel oficial del sendero. Está firmado por el Ayuntamiento de Níjar y el Parque Natural de Cabo de Gata – Níjar. Describe el recorrido establecido entre Agua Amarga, la cala del Plomo y la cala de San Pedro, ya cerca de las Negras. El cartel dice que este primer tramo tiene un recorrido de 12 kilómetros y nos invita a descubrir una abrupta franja litoral dominada por acantilados y barranqueras. Podemos visitar varias calas que culminan desérticos cauces que mueren en el mar disponiendo de un gran patrimonio natural y cultural. El recorrido transcurre por la cuerda del cerro del Cuartel, el cual nos da acceso a la cala de Enmedio. Bajamos al cauce de la rambla en dirección al cortijo que hay enfrente y subimos por el pequeño barranco que rodea por el norte al cerro de la Higuera. Por un pequeño collado descendemos a las inmediaciones del cortijo de las Palmeras, en el cauce de la rambla del Plomo. Este cortijo dispone de una interesante pinada y de un patrimonio tradicional de aprovechamiento de agua para la supervivencia humana, todo ello en buen estado de conservación.
Al fondo, en la cala del Plomo, se aprecia un caserío que se muestra en parte habitado, con construcciones diseminadas entre un área arbolada y salpicada de palmeras, lo que le da al entorno un paisaje atractivo. Nos recibe una serie de carteles que nos indica que estamos en un territorio protegido que es frágil y necesita de un comportamiento conservacionista por parte del visitante. Al ser un espacio sensible y singular se nos pide una corresponsabilidad en su cuidado que no podemos rechazar.
Vamos a subir por una ladera algo empinada. Se ascienden 160 metros en una corta distancia por un sendero terroso y de piedra suelta, pero cómodo de caminar; a cada revuelta te puedes quedar extasiado contemplando el paisaje. A la puerta del sendero nos recibe un artesanal cartel que, con una figura amable, nos indica que vamos en dirección a la cala de San Pedro.
Vamos a subir por una ladera algo empinada. Se ascienden 160 metros en una corta distancia por un sendero terroso y de piedra suelta, pero cómodo de caminar; a cada revuelta te puedes quedar extasiado contemplando el paisaje. A la puerta del sendero nos recibe un artesanal cartel que, con una figura amable, nos indica que vamos en dirección a la cala de San Pedro.
Tras caminar sobre la altura máxima de esta etapa divisamos desde lo alto el profundo barranco de la cala de San Pedro. Frente a nosotros se presenta un pequeño sendero que desciende toda la ladera por un recorrido que, desde abajo, se nos antojaría imposible.
Nos reciben una multitud de gatos que merodean los alrededores. Un simpático camarero nos sirve unos refrescos y nos los tomamos en el vergel que rodea estas casas antiguas acondicionadas para la vida en total armonía con la vida natural. Se respira el espíritu de tranquilidad y libertad tan solo roto por la armonía de las olas que rompen en los bolos de roca de la playa. Un grupo de barcas descansan recostadas sobre la arena del mar bajo la atenta vigilancia del castillo de San Pedro. Alguien ha habilitado una zona habitada bajo un gran algarrobo centenario, donde ha instalado una barraquita de maderos y caña, todo ello cubierto de unas telas de colores que alegran la vista; no hace falta más refugio en un lugar tan especial como éste.
Una cogujada (Galerica cristada) nos despide del lugar desde una roca, frente al mar. Continuamos el sendero a modo de balcón entre el mar y la montaña. Empieza a ser más denso el tránsito de senderistas que vienen desde Las Negras y se aprecia que esta senda está más tomada que la que nos trajo hasta este lugar. Al llegar a las inmediaciones del cortijo de Ricardillo se pueden distinguir unas columnas de basalto que dominan la vertiente hacia el acantilado, lo que nos recuerda que estamos en terrenos volcánicos. Algunos taludes o terraplenes de cenizas volcánicas de diversos colores también insisten en la misma cuestión.
Finalmente descendemos por un camino de rueda que nos aproxima hacia la zona urbana de las Negras por el paraje del Ventorrillo, bordeando la playa.En la entra al pueblo nos recibe, encaramado en una pared rocosa, un precioso camaleón (Chamaeleo chamaeleon), residente habitual de todo el litoral del sureste de la península. Este lugar es el adecuado para descansar y tomar algo, que la mañana se está haciendo larga y nos queda otra distancia similar para llegar a nuestro destino.
Continuamos el itinerario rodeando el cerro de la Molatilla por su cara este, a media altura, por un camino que nos lleva hasta la cala del Cuervo. Por aquí desemboca la rambla del mismo nombre y, junto al mismo cauce, está el camping de la Caleta. Subimos la ladera del monte hasta un pequeño collado que hay en el cerro de la Joya. El sendero pasa sobre la cueva de las Palomas hasta llegar al castillo de San Ramón, puerta de entrada por este lugar al espacio conocido como “el Playazo”, amplio cauce se desemboca en el mar entre la Molata y el cerro del Romeral.
Llegando al castillo podemos disfrutar de una espléndida vista sobre el mar, donde se adivinan las praderas de posidonia en el fondo marino. Este tesoro de la flora submarina queda explicado en una mesa interpretativa panorámica en un pequeño mirador. Enseguida llegamos al castillo de San Ramón.
Dejamos el camino de rueda que da acceso a este lugar para cruzar la rambla del Playazo y nos dirigimos por un camino de tierra a la zona de la casa de las Norias, antigua explotación agraria ahora abandonada que se conoce con este nombre por disponer de este tipo de artilugios hidráulicos.
El Parque ha rehabilitado una de estas instalaciones en un programa de intervención para recuperar este patrimonio cultural. Es una noria de sangre que funcionaba por la tracción de caballerías, haciendo rotar el eje para el funcionamiento de la extracción del agua del pozo por el giro de la rueda de madera.
Caminando por el sendero llegamos a la torre de los Alumbres , también conocida como “Castillo de la Ermita” o “Castillo de Rodalquilar”. Fue construida en 1509 para la defensa de la mina de alumbre, en las proximidades, para defenderse de los ataques de los piratas berberiscos. Fue abandonada en 1555 y en 1590 fue convertida en la cárcel de Cabo de Gata. Al otro lado de la rambla, en la ladera de monte del cerro de la Molata, se pueden apreciar restos explotación del material geológico referido.
Seguimos por el camino del Playazo cruzando la cortijada de la Ermita y, junto al cauce de la rambla, llegamos al caserío de los Albacetes, donde se encuentra el hotel Naturaleza Rodalquilar & Spa Cabo de Gata, lugar donde nos alojamos.
Mas información en www.natursport.com