547 ✅ Sierra de Albuera, blanca caliza entre el Valle de Manzanedo y el Valle de Zamanzas. Desde San Miguel de Cornezuelo

Buenos días gente. ¿Cómo están?
Hoy visitamos un territorio de castillos, monasterios, eremitorios, ermitas románicas… De aquel esplendor hoy solo quedan vestigios, antiguos caminos y un paisaje que al alma abraza
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ITINERARIO
San Miguel de Cornezuelo [42.893635, -3.7294256316] | Castillo de Arreba | Peña Nava | Portillo de los Caballos | Vallejo de Manzanedo | Mirador del Ebro | San Miguel de Cornezuelo

DE UN VISTAZO
Desde Villarcayo y por el cruce de Incinillas, una carretera de tercera regional, pero de buen rodar, nos conduce, siguiendo los indicadores, a San Miguel de Cornezuelo, en el Valle de Manzanedo.

RESUMIENDO
San Miguel de Cornezuelo es el inicio del itinerario a la Sierra de Albuera. El primer tramo nos sitúa en lo más alto del Castillo de Arreba. Retrocediendo un trecho nos internamos entre los dos espinazos rocosos que forman la sierra. Abandonamos el fondo del valle para ganar Peña Nava. Volviendo al valle continuamos hasta dar con la senda que por el Portillo de los Caballos nos deja al pie de Vallejo de Manzanedo. Otro tramo más de carretera y alcanzamos el Mirador sobre el Ebro. El ingrato final a San Miguel de Cornezuelo es una torturadora pista en ascenso.

LA RUTA
En San Miguel de Cornezuelo [0.0 km], en la parte alta del pueblo, bajo una encina, junto a la bolera, a la espalda la mochila, iniciamos la ruta.

De San Miguel de Cornezuelo al Castillo de Arreba
Cruzamos el asfalto. Los colores blanco y amarillo marcan la senda a seguir: Al oeste, al muro de nívea caliza que es la Sierra de Albuera.

Además de las balizas, el itinerario sobre el que marchamos se muestra evidente. No así la única bifurcación, en la que hay que ir a la izquierda [0.7 km].

Un túnel de vegetación –encinas y la fragante madreselva– corre en paralelo a la invisible carretera. Acaba la senda pasando una portilla y volviendo al asfalto [1.8 km] en una cerrada curva.

Atención al cruce del asfalto. Vamos carretera adelante hasta ganar la horcada [2.4 km] que permite franquear la sierra por el Paso de Nava. Aledaña al panel informativo sube la senda, a tramos acondicionada con escaleras, que remontan a lo más alto del Castillo de Arreba [2.7 km]. O lo que queda de él: una esquina. Cuatro sillares que han resistido el paso del tiempo y el expolio de siglos. Un mirador colgando en el vacío viene a confirmar que desde aquí se controlaba todo lo que se movía en decenas de kilómetros a la redonda.

Ahora retornamos –800 m– sobre nuestros pasos a la curva cerrada, donde volvemos a enlazar con el PR [3.5 km].

Pasamos un rústico cierre y seguimos la herbosa senda que surca el pinar que crece entre ambos espinazos rocosos de esta apartada sierra.

Peña Nava por La Canaleja
Casi casi sin darnos cuenta ganamos el collado [4.7 km]. Ahora la senda baja y sale del bosque. Metros más allá un indicador [4.9 km] nos dirige hacia “El Mirador” por La Canaleja”, un pliegue en la ladera, un punto débil que vence el desnivel.

Se sube fácil. Quizás en algún escalón hay que levantar un poco más la rodilla. Solo eso. Eso, y estar atentos para no iros por los cerros de Úbeda. A punto estuvimos, pero enseguida corregimos el rumbo yendo a la izquierda [5.1 km] a la verdadera senda.

Cuando dejamos La Canaleja se abre el paisaje a la totalidad de la nava. En su día aquí crecía la hierba. Aquellos pastos ahora están colonizados por el brezo y la argoma. Enfrente, cerca, vemos la antena, por supuesto, y el vértice geodésico que se halla a su vera.

Aquí descubrimos que la línea recta no siempre es el camino más corto. Aplicando la ley del mínimo esfuerzo y atravesamos la nava a lo ancho. Caemos en la trampa de los matojos pinchudos.

Al salir del suplicio comprobamos el resultado: piernas depiladas por efecto del espinning lacerante. Desde el buzón de Peña Nava [5.5 km] el boscoso Valle de Zamanzas es todo quietud y soledades; pareciese estar vacío de caminos y vida humana.

En las brumas septentrionales se barruntan las alturas de la Cordillera Cantábrica. Más cerca y más nítidas tenemos la estampa del Valdericanes, Cielma y Tureña, de gratos recuerdos de excursiones pasadas.

El fascinante Portillo de los Caballos
Volvemos por donde hemos venido. Sí, otra vez por los espinos. Qué vamos a hacer. Así somos. Las chicas prefieren la depilación al uso y toman el camino de la reflexión. Más seguro y menos doloroso.

Con la depilación definitiva ya hecha, bajamos La Canaleja y retomamos la anterior senda, ahora en descenso hacia el cauce del Ebro.

–Nota: La senda Matavacas es un itinerario alternativo para llegar a este punto [6.7 km] sin necesidad de recorrer dos veces La Canaleja–. De nada.

Perdemos altura a la vez que las paredes de la sierra se estrechan y se elevan intimidatorias. Crecen las encinas al borde del camino, algunas, singulares, como esta de dos patas [8.0 km].

Cruzamos restos de muros de chozo y de viejos rediles [8.8 km], vestigios de la ocupación secular de estos rincones. Como los caminos que ahora recorremos en busca del aire en la piel y nuevos paisajes en la mirada. Y si se tercia, una cerveza.

Un rústico cartel nos enfrenta a una grave cuesta que, providencialmente, solo trata de un corto trecho, que viene a depositarnos en un, a modo de terraza [9.0 km] que sobrevuela el valle que acabamos de dejar.

Vamos en dirección opuesta a la que hemos traído desde hace una hora. Vamos en busca del portillo que vence la montaña, un punto débil en un cresterío arisco, ese paso vital que generaciones anteriores supieron encontrar en la única entalladura posible.

Surcamos pedreras [9.3 km] y menguadas encinas. El trazado va aproximándose a la pared. Inesperadamente, dibuja un par de lazadas que ganan limpiamente el Portillo de los Caballos [9.6 km]. Un buitre vuela sigiloso sobre las cabezas que han osado aparecer en su horizonte de cielo azul.

Huérfanos campos de Vallejo de Manzanedo
Al otro lado del portillo pierde altura la senda en busca del valle. Ésta está trabajada con muros y rellenos. Piedra sobre piedra, solo eso.

Yendo de un lado a otro nos dirigimos a la parte más baja de este valle. Para ello volvemos a caminar sobre pedreras [9.8 km], giramos [9.9 km] cruzando un encinar, y salimos a un camino [10.0 km] antiguo, ya olvidado. Tan olvidado como los campos en los que ahora crece una hierba hirsuta, alta y desmelenada; cerezos y nogales asilvestrados…

El camino por el que marchamos desemboca en otro. Éste sube y sube [10.7 km] hasta alcanzar los más alto, un portillo [11.2 km] que permite vislumbrar entre el arbolado la cercanía de las casas de Vallejo.

Vallejo de Manzanedo [11.7 km] son cuatro casas al final de una carretera. Lo más crudo del invierno se lo comen dos vecinos, pero en los días de veraneo y holganza, como hoy, hay más de dos docenas de personas alrededor de una mesa en medio de la calle, la única calle. Al primer golpe de vista, –y único, para no parecer un entrometido–, yo diría, surtida y sabrosona.

Una botella de sidra fría en el “centro social” nos anima el espíritu.

Antes de irnos de Vallejo visitamos su iglesia románica [12.0 km], recoleta y erigida en bucólico lugar, en honor a Santa Leocadia. A la salida del pueblo hay una fuente sana, fresca y abundante [12.2 km].

El Ebro a vista de pájaro
El asfalto hierve al sol del mediodía. Llegamos a un mirador natural [13.1 km], una cornisa que se alza muchos metros sobre el cauce del Ebro, cuyas aguas vemos deslizarse lentamente hasta Cidad, al encuentro del desfiladero de Los Hocinos.

Ascenso a los infiernos
Junto al fresno a nuestras espaldas, árbol singular que parece que tuvo tiempos mejores, arranca la larga subida que pone fin a la ruta.

Por cuesta y por larga, por un sol más rojo que nunca, por cansancio y por sed, por un aire que ahoga: esta cuesta es un infierno. El paraíso, pasado el portillo [14.1 km], se llama San Miguel de Cornezuelo. El pueblo sin aceras.

La parroquia de San Miguel Arcángel, apartada del pueblo, posee tan extraordinario románico que bien merece una ojeada.

PASO A PASO | WAYPOINTS
[0.0 km] Inicio | SM CORNEZUELO
[0.7 km] Izquierda | SENDA
[1.8 km] Atención | ASFALTO
[2.4 km] Paso de Nava | HORCADA
[2.5 km] Al castillo | ESCALERA
[2.7 km] Arreba | CASTILLO
[3.5 km] Senda | ENLACE
[4.7 km] Collado | COLLADO
[4.9 km] Poste | INDICADOR
[5.1 km] La Canaleja | IZQ
[5.5 km] Cima | PEÑA NAVA
[6.7 km] Matavacas | INFO
[8.0 km] Encina bípeda | ENCINA
[8.8 km] Rediles | MURO
[9.0 km] Voladizo | TERRAZA
[9.3 km] Atravesar | PEDRERA
[9.6 km] Paso | PORTILLO CABALLOS
[9.7 km] Seguir | SEGUIR
[9.8 km] Atravesar | PEDRERA
[9.9 km] Encinar | GIRO
[10.0 km] Camino | CAMINO
[10.7 km] Camino | SUBE
[11.2 km] Portillo | PORTILLO
[11.7 km] Pueblo | VALLEJO DE MANZANEDO
[12.0 km] Iglesia | SANTA LEOCADIA
[12.2 km] Agua | FUENTE
[13.1 km] Río Ebro | MIRADOR
[14.1 km] Fin | PORTILLO
Total de esta ruta circular 14.3 km

TIEMPOS
Avance 4h 39
Pausa 1h 05

INDICE IBP
El resultado del análisis IBP es de 100 esto quiere decir que se trata de una ruta de dificultad dura para una preparación física media. Climatología, ritmo de marcha y estado físico son otros factores a tener en cuenta.

COMPOSICION DE LA RUTA
57% Sendas
16% Asfalto o cemento
13% Pista
11% Caminos
03% Sin senda
–Del total de los cuales, sólo el 28% se recorren en menguadas sombras–

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