6.RCLE - Acebo de San Miguel ( el pueblo calle).

Para ver y disfrutar de está localidad:
•Iglesia parroquial de San Miguel, en cuyo interior se guarda una escultura en piedra policromada con una túnica con flores que, no se sabe bien si representa a Santiago, al Salvador o a San Juan Evangelista.

Monumento a Heinrich Krause, consistente en una bicicleta entrelazada con un bordón y calabaza, erigido sobre un pedestal de piedra en 1988 y con el que se recuerda a un ciclista alemán fallecido en estas tierras mientras peregrinaba a Santiago.

Compludo.
A la salida de El Acebo, el peregrino puede tomar un pequeño desvío de 3 km y visitar uno de los lugares, inmediatos al Camino, más conocidos y fotografiados.
Es la herrería de Compludo, que aparece al final de una fuerte pendiente.
Sus instalaciones pertenecieron a un monasterio visigodo dedicado a los santos Justos y Pastor, fundado por San Fructuoso (s. VII).
La fuerza del agua y la del martillo de la herrería hacían tal ruido en el pasado que asustaron a más de un viajero.
Debido a la existencia de cenobio, Compludo fue lugar de paso de peregrinos.
Se trata del típico pueblo-camino, un enclave encantador, con una arquitectura típica en la que predominan las casas de piedra con tejados de pizarra y balcones de madera. Con pocos habitantes durante el invierno, es a medida que se acercan los peregrinos cuando su población crece exponencialmente.
Muy posiblemente nació en los momentos de apogeo de la peregrinación a Santiago en la Edad Media, aunque la gran afluencia de eremitas que llegaron a esta zona en los siglos V al VIII hace pensar que su fundación fuera anterior. Los restos de castros cercanos hablan de asentamientos celtas, y se sabe que fue lugar de paso en la época romana debido a las explotaciones mineras de las cercanías.
En escritos y documentos aparece citado por primera vez en el s. XIII. En el pueblo hubo un hospital y un albergue para peregrinos allá por el s. XV y su funcionamiento se prolongó en la primera mitad del s. XVI.
El pasado jacobeo de este enclave, de histórico servicio a los peregrinos, hizo a sus vecinos merecedores de ciertos privilegios. Hay investigadores que avalan que sus habitantes estaban exentos de pagar tributos a cambio de colocar 800 estacas que marcasen la ruta y ayudasen a los peregrinos a no perderse.
Hoy en día El Acebo es un pequeño pueblo de cuidado aspecto. Un crucero y la ermita de San Roque saludan al peregrino a su llegada a El Acebo, en una entrada en donde también se localiza la conocida fuente de la Trucha.
Ya en el interior nos encontramos con casas a ambos lados de la calle principal que exhiben la arquitectura popular típica de la zona con tejados de pizarra y balcones de madera.