A la Cueva de la Mora desde la Bastilla

Planteamos una bonita ruta en la Sierra de las Quilamas que nos va a acercar a la entrada de una oquedad impresionante sobre la falda sur de Pico de la Mora. Nos estamos refiriendo a la Cueva de la Mora. Muchas son las historias acerca de esta cueva nosotros vamos a destacar una relatada por el periodista Carlos de Dios que nos cuenta lo siguiente: “La de la reina Quilama que en épocas pretéritas vivió en la cueva del mismo nombre custodiando grandes riquezas. Más de un incauto ha intentado apoderarse de ellas, habiendo pagado a veces con la vida y otras con la pérdida de la razón Se cuenta que en las noches claras sobre todo por San Juan, brota del fondo de la cueva un conjunto de ruidos y lamentos: es el espíritu de la princesa mora, quien permanece sujeta a un encantamiento. A veces sale de su escondite y entonces se la puede ver en las inmediaciones del río Quilamas, con el que se comunica mediante un pasadizo desde las entrañas de la cueva”.
Interesante, la historia que nos relata el periodista; si además es cierto que esta oquedad comunica con el Castillo de Valera por una enorme galería subterránea, ya tenemos servida una gran aventura.
La ruta que nosotros hemos hecho comienza en el área recreativa Huerto de la Piedra, en la localidad de la Bastida; a la altura del km 66 de la carretera comarcal que une la Bastida con el pueblo de Rinconada de la Sierra. Ahí nos vamos a encontrar con el Arroyo de la Media Fanega.
Comenzamos la ruta en la entrada principal del área recreativa. Una pista forestal bien marcada nos lleva en dirección Este hacia la Peña de la Bolanca. A unos dos kilómetros tomamos dirección sur para continuar unos 500 m donde abandonaremos el camino y nos adentraremos en una pequeña senda que poco a poco nos acerca a la base de la Cueva de la Mora. Posteriormente, pasada la entrada de la Cueva de la Mora, desde nuestro lugar, aparece un pequeño torrente seco que indica con piedras un acceso a la entrada de la cueva. Habrá que tener cuidado porque hay mucha piedra suelta y el camino se complica. Tendremos que utilizar las manos para acceder y la inclinación es grande pero en poco tiempo nos situaremos ante la entrada. Un enorme boquete en la roca nos indica donde hemos llegado. Nos esperan cuatro metros de acceso en trepa sobre la roca para adentrarnos. Un pozo aparece ante nosotros y varias poleas nos avisan que sólo podemos seguir si traemos material de espeleología. Nosotros hemos venido a ver la entrada y hacernos una idea de lo grande que puede llegar esta oquedad. Dejaremos la visita por adentro para otra ocasión.
El paisaje desde la entrada y el silencio y la oscuridad además de la altura a la que nos encontramos nos hacen sentirnos inquietos al venir con gente menuda. El paraje en el que nos encontramos digno de admirar.
Abandonamos la Cueva con muchísimo cuidado y ayudando a los peques pues la bajada se hace un poco compleja y no es apta para gente con vértigos. Y ahora tomaremos una pequeña senda balizada que se encuentra a la izquierda de la entrada para dirigirnos en dirección NW al paraje conocido como los Molinos. Unas vistas estupendas nos acompañarán primero en un pronunciado ascenso y posteriormente en un largo descenso hasta llegar a una pista forestal que tomaremos en dirección SW. Seguiremos hasta que esta pista se encuentra con otra que nos sale a nuestra derecha y menos marcada. Esta es la que nosotros hemos tomado que nos acerca a la pista de inicio de la ruta y nos lleva a donde comenzamos.
Una bonita ruta que hemos hecho con los peques de la casa en la que hemos disfrutado aunque repito la subida a la Cueva y el acceso a la misma tiene alguna que otra complicación al tener que hacer algunas trepadas.
Que disfrutéis de la ruta como nosotros lo hemos hecho.