“A.R. Gil Cobo – Peña Corba - A.R. Gil Cobo” (Sierra de las Cuatro Villas).

Esquema de la Ruta:
 Desde el A.R. Gil Cobo, partimos junto al Arroyo por la Cerrada de S. Gines.
 Ascendemos por las lomas en busca de los llanos de Jabalcaballo.
 Pasamos por Fuente Colora, Maja Serbal, Hoya las Zamarrillas y el Poyo de los Robles.
 Tras cruzar las llanuras de Jabalcaballo, nos encontramos entre Peña Corba y el Pardal.

Diagnosis de la Ruta:

Partimos desde el Área Recreativa Gil Cobo. Nuestros primeros pasos los damos junto al saludable Arroyo de Gil Cobo de las Aguascebas. Pronto llegamos al estrechamiento del cauce del arroyo debido al paso que ha ido provocando el continuo discurrir del agua, se trata de la Cerrada de San Gines. Nada mas pasar se abre una hoya, nos encontramos en el Camino de la Cañada del Avellano, hacia la izquierda nos lleva al Collado del Perenoso (1520) y al Blanquillo (1604). El camino hacia la derecha nos lleva a nuestro destino; a Peña Corba. Proseguimos con nuestra ascensión en un continuo zigzag, pasamos junto por Fuente colorá, a nuestra izquierda observamos en los altos la Morra de los Cerezos (1668), (donde existe un refugio). Pronto pasamos por Majá sebal y la Hoya de la Zamarrilla, para a continuación llegar al punto más alto por el que pasamos en esta ruta se trata del Poyo de los Robles (1530). Comenzamos levemente a descender, a nuestra izquierda detrás de un pequeño Collado observamos la Majada de la Hiedra. En las laderas de ambos márgenes del camino se observan los bellos troncos plateados de los pinos laricios ó salgareños, que con erectos fustes se alzan en las pendientes laderas, agarrandose a la roca para perpetuar su vida. Pronto llegamos a una pequeña altiplanicie, en la que en el centro hay una fuente-abrevadero para saciar la sed del sendiento ganado y de caminantes, se trata de la Fuente del Tejo que unos metros más arriba nace, brotando del suelo bajo una enorme piedra. Aquí nos encontramos con un espectacular Lapiaz, en el que podremos descubrir parte de su encanto, pues, con mucho cuidado nos permite adentrarnos en sus laberinticas entrañas. Continuamos por el Camino, pasamos por el Collado del Muerto, pronto nos encontraremos con restos de ruinosas casas, algunas aún en pie, se trata de antiguos cortijos, y de las Casas de la Cañada del Avellano. Llegamos a la Berraza antesala de los extensos altos de los Llanos de Jabalcaballo a más de 1400 metros de altitud. Ya solo nos queda cruzar parte de estos en dirección Sureste, en busca de un cerro con una peculiar forma curva; se trata de Peña Corba (1559), llamada por los lugareños “La Esfinge”. Una vez llegado, tendremos unas excelentes vistas; observamos la grandeza de la parte alta del valle del Guadalquivir, así como hacernos una idea de lo extenso de los Llanos de Hernán Perea, y como no, la majestuosa estampa de la Cordillera del Banderillas (1993). Más cercana a nuestra izquierda tenemos el punto más alto de los alrededores, el Cerro de El Pardal (1580). Ya solo nos queda volver sobre nuestros pasos.


VALORES NATURALES:

En esta excursión nos adentraremos en una de las sierras más desconocidas del magnífico Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Se trata de una sierra excepcional de aspecto quebrado y poblada por extensos pinares que nos hace perdernos en el corazón de la naturaleza jiennense. Recorreros el los umbrosos pinares de pino resinero y, más arriba, cerca de las navas altas de la sierra, los hermosos pinares de pino negral o salgareño. Desde el punto de vista botánico, no podemos olvidarnos de ver a los escasos avellanos, toda una rareza botánica en esta zona tan al sur pero que medra en algunos arroyos frescos y húmedos todo el año. Así mismo también podemos observar otros “dinosaurios” botánicos como son el acebo, bastante escaso en esta zona, no así en la Sierra de Segura, y el mítico tejo, cuya madera, frutos – arilos – y hojas han sido utilizadas desde antaño como elemento medicinal a pesar de ser tóxicos. Además de la botánica, también podremos disfrutar de la geología cárstica en esta excursión. No nos resultará difícil descubrir el paso del agua por estas montañas, con cárcavas, tajos y especialmente en las laderas cinceladas por el líquido elemento, formando espectaculares lapiaces.

Entre la fauna que podemos contemplar durante nuestra excursión, debemos citar al siempre presente buitre leonado, que mantiene en estas sierras algunas de sus buitreras más concurridas. También observaremos los arrendajos y las vocingleras cornejas, que dejan sonar su reclamo quejumbroso en los bosques de estas sierras. Entre los anfibios destaca el sapillo partero bético, un endemismo exclusivo de las Cordilleras Béticas y que habita discreto las fuentes y regatos que veremos por el camino.

Como siempre gracias a Berna y Javi por esta magnífica ruta e información de la misma.