A.R. Los Alamicos-Hoya de las Vigas-Barranco del Collado Alto-Casica de las Piedras (Sierra de Maria)

Volvemos a esta magnifica Sierra de María, para descubrir nuevos senderos y disfrutar de la naturaleza en esta puro.
En esta ocasión iniciamos la marcha desde el Refugio de los Alamicos, ahora parece que no marcha, pero que esta en un enclave único y con unas vistas impresionantes de las paredes de esta Sierra. e3n esta ruta vamos intercalando pistas y senderos, hay que tener mucha precaución porque en alguna ocasión debido a la cantidad de vegetación y de la poca gente que pasa por aki, se pierden, pero reaparecen insinuantes a pocos metros.
Tomamos una pista que sale justo en el lateral del refugio, empezamos en ligero ascenso, por pista que pronto se convierte en sendero, arropados por la espesura de pinos y carrascas, ascendemos hasta la cota de 1400 metros, con unas vistas impresionantes de los cultivos de la zona y al fondo la majestuosa Sagra, elevándose en el terreno como castillo medieval. cuando se empieza a perder o se hace menos visible el sendero, nos encontramos con piedras marcadas con pintura, a veces verde, otras azules y otras marcando un sendero local de color blanco y verde. el descenso lo hacemos tomando una bajada campo a través, cortita, hasta enlazar nuevamente con otro camino, que nos deja en una pista forestal, donde justo enfrente tenemos las ruinas de lo que fue imagino una casa de labranza. seguimos la pista y en la primera curva nos desviamos tomando un camino a la derecha. que se convierte en sendero y nuevamente en camino. cuando llegamos al lecho del barranco del collado Alto, lo tomamos a la derecha y subimos por el unos cuantos metros, es pequeño y en alguna ocasión hay vegetación que hay que bordear, dejamos el barranco y campo a través buscamos el camino que va a la Casica de las Piedras, donde nos encontramos con dos crías de jabalí, que empiezan a seguirnos con gruñidos y chillidos. atentos por si aparece la madre, aligeramos el paso, mientras siguen nuestros pasos acompañándonos los últimos 2 kilómetros. llegados al coche, nos alegramos de no ver a la madre de estos jabatos, aunque parecía como si estuvieran acostumbrados a tratar con humano.