Acantilados de San Vicente de la Barquera

La ruta se inicia en el Centro de Interpretación del P. N. de Oyambre, junto al Faro de la Silla, pero como lo encontramos cerrado nos conformamos con verlo desde fuera y disfrutar de las vistas desde la plataforma donde se encuentra la grua que se usa para subir las algas desde la rasa.
Toda la ruta está perfectamente señalizada y no tiene perdida. Encontramos abundantes postes indicadores a lo largo de toda la ruta. Para empezar hemos de caminar por un estrecho sendero que corre pegadito a la valla de las instalaciones del EDAR de San Vicente.
Enseguida el sendero se ensancha y las tareas que se han hecho de desbroce ofrecen un camino amplio de subida hacia las ruinas de la ermita de Santa Catalina. Un nuevo repecho nos lleva hasta otras ruinas, las de la Ermita de la Virgen de la Guía, ocultas por el arbolado de la zona de picnic y unas enormes enredaderas.
Ahora toca un descenso recto hacia el borde de los acantilados. Vamos a encontrar abundante afloramiento de piedra que no ofrece especial dificultad en tiempo seco, pero no diría lo mismo en caso de estar mojado.
Una vez que hemos descendido hasta el borde de los acantilados vamos a desplazarnos hacia la izquierda hasta pasar la seca torrentera de los Bajos de la Regatona. Allí empezamos a separarnos algo del borde acantilado para acercarnos nuevamente en la Punta de Cueto Marías, donde las vistas de los acantilados son estupendas.
Retomamos el camino amplio junto a la Cueva del Culebre, aunque aún nos desviaremos hacia el acantilado rocoso para disfrutar de las vistas antes de llegar a la Punta del Fraile.
Desde la Punta las vistas son espectaculares, tanto de la Ensenada de la Fuente como de la Punta de Africa y los acantilados frente a nosotros.
Toca regresar deshaciendo la última parte del recorrido. En un cruce bien señalizado nos vamos por la derecha, hacia el interior, para caminar primero entre prados y después por un encinar con preciosos rincones. Una amplia pista nos lleva finalmente hasta el barrio de Boria, donde no queda otra que seguir por el borde de la carretera hasta alcanzar el desvío que nos lleva nuevamente hasta la abandonada ermita de la Virgen de la Guía.
Desde allí deshacemos el camino de venida para llegar a nuestro punto de partida.