Acequia Alfatego (Rutas de las Acequias de Murcia)

En el siglo X, los árabes crearon en Murcia un prodigioso sistema de riego.
El sistema concebido por los ingenieros árabes consistía en desviar desde el azud (presa de poco tamaño) de la Contraparada las aguas del río a las dos acequias mayores: Aljufía, o del Norte, y Alquibla, o del Mediodía. Éstas se distribuyen a su vez en una red de más de cuarenta acequias menores que también se subdividen en hijuelas, brazales y regaderas. Mediante un sistema de aceñas, norias y azudes, se lograba salvar los desniveles y llevar el agua hasta las zonas más alejadas. “La red de riego de la huerta de Murcia funciona como un sistema arterial cuyo corazón está en la contraparada”
La ruta de hoy la comienzo en Guadalupe donde vivo, pero no comienzo a grabar hasta la Noria de la Ñora, desde donde parte esta ruta. La Rueda Noria (Murcia) esta ubicada sobre la acequia mayor Aljufía que fue ideada para elevar el agua de esta canalización a huertos que se encontraban a mayor altura. Aunque su existencia está documentada desde el siglo XV, la rueda actual es de hierro, tiene un diámetro de más de 10 metros hace unos años en Orihuela. Esta noria de cangilones continuos está adjunta a un acueducto de 220 metros que fue recrecido en altura ante el cambio de tamaño de la noria. La Rueda de La Ñora es posiblemente el elemento más representativo de la Huerta de Murcia, llegando a aparecer a finales de los noventa del siglo pasado en las monedas de 5 pesetas. Estamos en un entorno protegido, zona declarada BIC por el conjunto de la Rueda de La Ñora y el Acueducto. Aquí deberíamos ver una acequia natural, abierta, con el agua corriendo, con sus pasos a los lados, su bosque de ribera, y lo que vemos es un camino que se ha asfaltado, en el que se han metido cables, servicios y se están construyendo en las parcelas. En cualquier otro lugar sería una zona blindada, sin construir, mantenida en su estado original, convertido en un recurso turístico y económico para atraer visitantes y a los propios murcianos para que conocieran su huerta. Hoy esto no es así y lo que tenemos es un esperpento junto al acueducto que se mimetiza con la Aljufía por encontrarse en un estado de conservación mejorable.
El territorio huertano guadalupano está atravesado por las siguientes acequias:
Churra la Vieja: Nace en la Acequia Mayor Aljufia, por la izquierda, en el mismo lugar de Alfatego, un poco antes de la Rueda de La Ñora. En la Baja Edad Media esta acequia marcaba el límite septentrional de la Huerta.
Churra la Nueva: Su cauce corre paralelo a la Acequia Churra la Vieja a unos trescientos metros más al norte.
Alfatego: Es una acequia menor y nace de la Acequia Mayor Aljufia, es la protagonista de hoy.
Mayor Aljufia: Se extiende a lo largo de nueve kilómetros y antes de llegar a la vega del Segura, riega las tierras de Javalí Viejo, Guadalupe, La Ñora, Albatalía y Arboleja.
Bendamé: Es una acequia menor y nace en la Acequia Mayor Aljufia.
La ruta, aunque queremos que sea Alfatego, en parte la recorremos sobre la acequia de Churra la Vieja, donde en otro tiempo hubo un curso de agua, el caudal discurre hoy soterrado, invisible a los ojos, la acequia ha sido entubada y una carretera pasa sobre ella. No muy lejos, discurre la de Alfatego, sin entubar, con la ribera custodiada por estupendos olmos, rebosante. El contraste paisajístico es total, aprovechamos el soterramiento de Churra la Vieja para ir haciendo incursiones por los bancales que no están vallados hacia Alfatego que aunque en gran parte abierta casi imposible de recorrer por su vera, pues las fincas privadas y las cañas impiden el paso. Las acequias deben ser de tierra, no de hormigón.
Pasamos por al lado de los Jerónimos, El Monasterio es declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional (6 de marzo de 1981) lo cual se aprovecha para restaurarlo externamente. Desde 1996 el obispado de Cartagena lo cede a la Fundación Universitaria San Antonio para la ubicación de la Universidad Católica del mismo nombre (UCAM).
Pasamos bajo la costera Norte y al Sur de Guadalupe hasta llegar a la autovía, también entrando en carreteras y caminos que atraviesan la acequia y nos la muestran. Pasamos por un túnel bajo la autovía de Murcia y nos dirigimos hacia “Joven Futura”, la urbanización Joven Futura (2006) cuenta con alrededor de 1.400 viviendas repartidas en 24 edificios de entre ocho y once plantas. Es el único proyecto de vivienda para jóvenes que cuajó en España durante el 'boom' e incluso durante la crisis, pese a la distancia -entre la Ronda Oeste y la avenida Juan Carlos I, pero no tiene acera con Espinardo, pedanía de la que depende-, se considera un barrio más de Murcia. Vive o vivía en un limbo legal desde que el Tribunal Supremo anulase en 2016 la tramitación del plan parcial por carecer del informe de recursos hídricos de la Confederación Hidrográfica del Segura. En la urbanización se identificaron restos de interés arqueológico, una necrópolis de inhumación de época tardorromana, con 21 enterramientos, se fechó en los siglos VI y VII d. C. y un gran horno cerámico de época tardorromana. El horno sí se ha conservado en buen estado, hoy está protegido bajo una capa de arena y geotextil, como se ordenó mientras durasen los trabajos de construcción de ese edificio.
Dejamos joven Futura en por la Redonda a la salida de esta urbanización y nos vamos hacia la redonda de la Avenida Reino de Murcia y hacia arriba a las bodegas Capel por el camino Molino de Alfatego y aquí está la acequia totalmente descubierta y pasa por este interesante Molino, situado en la pedanía murciana de El Puntal. Su estado de conservación no es muy bueno, ha perdido parte de la maquinaria y no se conserva íntegramente. La Dirección General de Bienes Culturales lo cataloga como un Bien Inventariado para evitar que siga degradándose. La calificación otorgada, aunque inferior a la Bien de Interés Cultural (BIC), obliga a no realizar actuación alguna que suponga una modificación del inmueble y de su entorno, pues también se incluye la acequia del mismo nombre que circula en el llamado carril del Molino. Este molino de dos piedras, citado desde el siglo XVIII y que se sitúa sobre una de las acequias más antiguas de la huerta de Murcia, la Acequia Alfatego (ramal de la acequia mayor Aljufía) y en terrenos del antiguo marquesado de Espinardo.
Nos dirigimos hacia Zaraiche donde termina esta acequia (Alfatego) y desemboca en la acequia del mismo nombre (Acequia Zaraiche), en las inmediaciones de la Plaza de la Brigada Paracaidista.
La ruta tiene unos 9,5 Km., fáciles, sin desnivel.
La acequias hay que cuidarlas, por muchas el agua no corre, obturadas por desechos y especies vegetales invasivas como la caña. Algunas no han sido limpiadas en décadas.
Antiguamente, eran los propios huertanos quienes se encargaban de la limpieza de las acequias, llamada monda. Se repartían la tarea entre ellos de acuerdo con su responsabilidad, la tierra que tenían. Pero los tiempos han cambiado. Por tanto, hoy los huertanos ya no se organizan para limpiar las acequias, lo que es fundamental para la salud de éstas. La Junta de Hacendados es ahora la encargada de suplir esta función. Sin embargo, basta un paseo por la huerta para comprobar que resulta insuficiente.
A quien se asoma a las acequias hoy le parece increíble que hace apenas unas décadas se pudiese pescar en ellas sin reparo. Hay una gran invasión de cañas. Antiguamente en la huerta usaban la caña para todo. Hasta para hacer cuchillos con los que se partía el tocino, para pelar los higos, también se utilizaba para la construcción, los techos de las casa, la caña resultaba de gran utilidad. Hoy, sin embargo, este culmo leñoso procedente de Asia se ha vuelto un problema. El abandono de las acequias las convierte en un foco de problemas para los vecinos. Este mismo abandono las hace inhabitables para flora y fauna. Pero en vez de limpiarlas, se opta por el entubamiento, lo que garantiza el regadío y acaba con los problemas de higiene, pero también con plantas, animales… el ecosistema en sí. En los últimos años se le ha arrebatado bastantes tramos de acequias menores y mayores en Murcia. Junto con cada una de estas, en la huerta han perecido con ellas olmos, moreras, plataneros, ranas y culebras ante la llegada del hormigón. Donde antes se veían y se escuchaban las aguas vivas correr, ahora solo se intuyen bajo caminos asfaltados. De esa veintena de canalizaciones cimbradas, existen tres puntos representativos de la desaparición, desamparo y abandono que están sufriendo las regueras de la huerta. En la acequia de Alfatego, en la pedanía murciana de Guadalupe, se dan los tres males que persiguen a las milenarias infraestructuras musulmanas: falta de mantenimiento y limpieza, ocupación y vallado de los quijeros (márgenes de la acequia), y el entubamiento y la conversión en caminos.
Un saludo.