Acueducto de las Herrerias - Campillo de Deleitosa

Ruta del acueducto de las Herrerías.
Campillo de Deleitosa. Ruta circular.
En Campillo de Deleitosa existe una asociación cultural muy activa, El Rútale, que ha publicado un magnífico libro —Campillo de Deleitosa, su historia en el olvido— que me servirá de referencia para ofrecer algunos datos. Campillo está escondida entre un mar de elevaciones y depresiones, flanqueada por las Sierras de Campillo y la Gallega; con apenas 80 habitantes guarda restos de la prehistoria y huella de civilizaciones romana o visigoda y algunas sorpresas de época reciente.
Esta preciosa ruta merece la pena que las autoridades locales la "pusieran en valor" la marcaran y pintaran, mantuvieran y conservarán, ya que en algunos lugares está un poco dejada y pongan paneles informativos que, en determinados puntos, informasen de lo que se ve. Por ejemplo, el antiguo molino y luego en cada una de las minicentrales eléctricas.
Breve historia
Seguramente, a D. Eusebio González Martín, vecino de Guadalupe, alguien, más de una vez, le llamaría loco. Allá por 1917 decidió que iba a construir un canal desde la antigua presa de las Herrerías hasta lo más profundo de la Garganta de Descuernacabras, porque allí era el mejor lugar para construir una central hidroeléctrica que abasteciera de electricidad su negocio maderero. Después vendrían el espectacular acueducto, y una segunda central aún más al norte, más canal, más trabajo, y más sueños cumplidos.
El Canal de las Herrerías se trata de un canal hidráulico de 7 kms., que a lo largo del tiempo llegó a dar servicio a tres centrales hidroeléctricas, y que en su parte central, para sortear el Arroyo Colmenar, toma la forma de un acueducto de importantes dimensiones (80 metros de longitud y hasta 10 metros de altura, con 30 arcos).
Su origen se encuentra en una presa y una primera central hidroeléctrica construida en 1897 en la Garganta de Descuernacabras, junto a los restos de una antigua herrería del siglo XIV, hoy en ruinas pero de la que todavía se pueden ver los restos. Enclavada en una zona donde existían importantes minas de hierro desde los tiempos de Roma, y que siguieron en explotación posiblemente hasta el siglo XIX.
Esta primera central fue la que comenzó a utilizar D. Eusebio González para dar electricidad a su negocio maderero, pero pronto se le quedaría obsoleta y en 1917 decidió construir una segunda central que tomaría el agua de esta antigua presa a través de un canal hidráulico.
La construyó varios kilómetros al norte, en la confluencia entre el Arroyo Colmenar y el Arroyo Tornero, en el corazón de la Garganta de Descuernacabras.
Estaría operativa hasta el año 1952, cuando D. Eusebio acabó de construir una continuación del canal y una nueva central aún más al norte, ya muy próxima a Campillo de Deleitosa.
Este último tramo del canal comenzaba en un espectacular Acueducto, una elegante obra de ingeniería que se conserva en excelente estado y del que existen muy pocos ejemplos en pie en nuestra geografía nacional.
El último tramo del canal nos llevará hasta la tercera de las centrales hidroeléctricas, que empezó a estar operativa en 1953 y estuvo en uso hasta 1969. Durante su recorrido encontraremos los restos de las antiguas minas de hierro, al otro lado de la garganta, y podremos identificar perfectamente sus escombreras y sus antiguos edificios en ruina.
Y así, paso a paso, mejor despacio, como el agua mansa en verano, seguiremos hacia el norte, recorriendo el viejo canal de piedra y pizarra. Cruzaremos sobre algún arco más, que dejaba paso a los riachuelos que bajaban de la sierra y llegaremos a la última esclusa y a la última de las centrales.
Podemos bajar hasta el arroyo y visitar las ruinas de la central y si lo seguimos un poco aguas arriba, encontraremos los restos de algún viejo molino y de un pequeño puente de no se sabe cuándo, de toda la vida. O podemos subir hasta Campillo de Deleitosa, y hacer una visita a sus calles y a sus gentes y tomar algo en su plaza frente a la iglesia. O podemos volver a casa. Aunque esto mejor no. Quedémonos aquí un poco más, mirando.
Descripción de la Ruta
Las dificultades se encuentran al inicio y final de la ruta. Ruta muy bonita y muy original, ya que gran parte de la ruta se realiza por el interior de un antiguo viaducto.
Hay muchas formas de hacer esta ruta, caminando entre parajes de singular belleza. No os arrepentiréis, naturaleza, aves, paisaje, cuevas y montes, historias, y gargantas de agua claras,…
Comenzamos por la calle Las Eras con una bajada por el camino hacia el cementerio y luego por una estrecha vereda con un desnivel de 150 metros en dos kilómetros de recorrido y habremos llegado a la garganta de Descuernacabras. Aunque a ratos parece perderse, se localiza y sigue sin mayor dificultad. A nuestra izquierda, el Puente Viejo o Puente del Conde, recientemente restaurado y un poco más allá las ruinas del antiguo molino.
Hemos descendido el Cerro Alto buscando la garganta Descuernacabras. Flanqueados por piedra y alcornoque mantenemos viva la esperanza de disfrutar de un gran dia y de un camino tan singular.
Aún descubrimos restos de un antiguo molino, el Molino de Trigo de Damián, que cogía el agua del Arroyo del Castaño.
La Garganta de Descuernacabras, que recibe el nombre del arroyo que la recorre, disfrutando de un paisaje generado por los procesos erosivos producidos por el encajamiento de la actual red fluvial que han configurado un paisaje de sierras y valles paralelos, alineados en dirección NO-SE, rodeados por las penillanuras de Trujillo y de la Jara y que definen la característica geomorfología de la región conocida como “relieve apalachense”.
La Garganta, generosa de agua, nos aguarda con muchas sorpresas pues mantiene restos de la historia de la comarca, de sus oficios, de sus necesidades y de la actividad de un pequeño rincón que ha sabido, a lo largo de los años, aprovechar el agua para diferentes fines.
Seguimos por una estrecha veredera paralela a la garganta de Descuernacabras, la vereda se bifurca y parece perderse a veces, pero todas confluyen en el arroyo de los Enriscaderos, cruzamos este arroyo por su parte más baja junto a la garganta de Descuernacabras, seguiremos la vereda hasta la central hidroeléctrica de la cual solo quedan las paredes, aquí comenzamos un ascenso por un camino en partes perdido hacia la cámara de carga del acueducto de las herrerías, la cámara de carga profundiza un metro más que el canal y se ensancha, también posee un pequeño aliviadero. Dos compuertas controlaban la evacuación del agua, cuenta con una reja de gruesos para evitar que piedras, animales,… u otros materiales que bajaran por las tuberías hacia las turbinas de la central eléctrica.
Aquí descubrimos los restos de la central hidroeléctrica levantada en 1917, la segunda que se puso en marcha y que estuvo activa hasta 1953 en la zona conocida como El Cabronil, producía 125v ¿os acordáis? Se construyó después de la original de 1912, más grande, porque la caída del agua era mayor y aumentaba la cantidad de energía.
Aquí comenzamos nuestra aventura para recorrer el canal durante los próximos 5 kilómetros y que es el gran atractivo de la ruta y la razón por la que hemos llegado hasta aquí. Los materiales de construcción son, fundamentalmente, pizarra, cuarcita, mortero de cal y arena. A mitad del inicio del canal nos encontramos con la parte más imponente del mismo, algo verdaderamente espectacular, una construcción de trazado elegante y de una gran belleza estética.
Es una construcción realizada en pizarra sobre la falda de la sierra, casi invisible hasta que no estás en ella. Está realizada con tal delicadeza que es apenas perceptible. Caminar por ella es fácil y cómodo. Si bello es el paisaje que se abre por delante… no menos espectacular es el que vamos dejando atrás. El canal es un balcón privilegiado para disfrutar del entorno. En pocos sitios el canal tiene que romper la montaña para seguir el trazado, creo que es el único rincón en esta zona más escarpada del Cancho Quebrado.
Este es el tramo más sorprendente, más bonito y más conocido de la zona, los Arcos del Cauce, o el Acueducto de las Herrerías. Un acueducto en curva para vadear el arroyo por el que pasa, realizado, por completo, en pizarra, piedra y ladrillo, y que todavía hoy luce así de vistoso.
Un detalle de la construcción de la acequia de agua, pizarra sobre pizarra que se mantiene en pie sin problema. Con pequeños arcos que salvan los riachuelos y arroyos que bajan de la sierra.
Finalizando nuestro paseo por el acueducto, la primera de las sorpresas aparece ante nosotros, se trata de una antigua Herrería utilizada para fundir el Hierro, prueba de la mucha actividad minera que desarrolló la comarca. Los oriundos del lugar no tienen claro si el conjunto es de época romana o de la Edad Media. Los restos, ya digo que de origen poco claro, dan idea del trabajo que albergó este pequeño valle que forman la Sierras de Juncaldilla y las del Camorro del Acarreo.
Subimos desde el canal, junto a la antigua Herrería hacia el camino de Robledollano, donde realizamos un breve descanso y reponemos fuerzas con unas molestias.
A nuestra izquierda tenemos la Sierra de Juncaldilla, uno de los frecuentes riscos del Geoparque Villuercas Ibores Jara que presentan estas pedreras tan características en la comarca. Esta Sierra, además, alberga la Cueva de Los Canchos de Juan Caldilla en la que aparecieron restos de pinturas rupestres y que fue utilizada en la posguerra civil por las numerosas cuadrillas de maquis que se refugiaron en la zona.
Retomamos nuestra ruta hacia el pueblo de Campillo de Deleitosa, ascendiendo por una pista con un muy buen firme entre matorrales y posteriormente entre una plantación de eucaliptos hacia el puerto de Deleitosa, donde comenzaremos un ligero pero repentino descenso hacia la localidad de Campillo de Deleitosa, superando de nuevo el arroyo Enriscaderos en su nacimiento.
Y llegamos al pueblo, donde dimos por finalizada una preciosa ruta que nos ha sorprendido mucho y muy gratamente. Un descanso para reponer fuerza y unas cervecitas el Hogar del Pensionista, que está en la plaza enfrente de la iglesia.