Águilas-Embarcadero y Bahía del Hornillo-Isla del Fraile-Castillo de San Juan de las Águilas. Anthercas

Guiados por Jose Luis, salimos desde el puerto pesquero-comercial antiguamente destinado a la pesca de bajura y a la exportación de mármol y esparto (empleado en la confección de grandes cuerdas, aperos de labranza y útiles de pesca para las almadrabas), importando madera para los túneles de las minas y carbón; junto al embarcadero de El Hornillo se usaba para la carga de mineral, proveniente de las minas del Alto Almanzora a través del ferrocarril, gestionado por la empresa The Great Southern of Spain Railway Company Limited.

Vemos en la plaza Isaac Peral el Monumento al Ferrocarril, una locomotora construida en 1889 (Glasgow, Escocia), transportada en barco por piezas hasta Águilas, funcionó desde 1890 a 1967como parte del F.C. Lorca-Baza-Águilas, de nombre “Mimosa”, contaba con una potencia de 707 c.v., 82 toneladas de peso y hasta 85 km/h de velocidad.

Ascendemos hacia el Barrio de Pescadores por la escalonada y decorada calle Buenavista, giramos a la derecha por callejón al Molino de Sagrera, junto al Mirador de la Calica y el Centro de Difusión Turística de Águilas, a nuestros pies luce la Bahía de Levante, el puerto y el Castillo de San Juan de las Águilas.

Retomamos el paseo marítimo (Paseo de Parra), la Playa de Levante y el Club Naútico, seguimos por la Calle Aire y Playa Delicias, para girar desde el Auditorio y Palacio de Congresos "Infanta Doña Elena", por el Mercadona al túnel que nos acerca, acortando por una empinada trialera al Museo del Ferrocarril, y al mirador sobre el cargadero de mineral del Embarcadero del Hornillo (de los cinco que aún perduran, estuve visitando el de Alquife en Almería). D. Gustavo Gillman fue su impulsor en 1903, hecho en acero y hormigón, con capacidad de atraque y suministro de dos busques a la vez, se halla unido a la Estación de Águilas por el puente metálico de la Rambla de las Culebras (42 m), con una longitud aproximada de 1.177 m.

Volvemos por la corta ruta peatonal (Sendero del Hornillo), bajando por el puente metálico a la Rambla de las Culebras, pasamos la Urbanización El Hornillo, para recrearnos en la pintoresca Calle Juan Casuco, sus escaleras en el Rincón del Hornillo, decoradas con teselas de cerámica en mosaico de Juan Martínez Casuco en el año 1987, cuyo estilo recuerda a Gaudi y representan lugares de Águilas.

En subida hacia el parque, volvemos a encontrar muestras de la peculiar arquitectura promovida por Casuco. Salimos por pista y sendero al Decatlón, encontrando un magnífico ejemplar de Salsola oppositifolia (Barrilla).

Junto a la Carretera de Calabardina, seguimos un sendero entre la vegetación y el cercado del Resort Isla del Fraile, aberración urbanística del paisaje, hasta girar a la derecha por pista en dirección a los Corridos del Fraile (155 m).

El peñón de Cabo Cope aparece a nuestra izquierda, enfrente una granja de acuicultura dedicada a la producción de doradas y lubinas, a nuestra derecha la Isla del Fraile hacia la que nos dirigimos, albergó una fábrica romana de salsa Garum, y estuvo ocupada hasta los años 70 por la foca monje; a finales del siglo XIX compró la isla un inglés, viviendo retirado hasta que murió sin dejar testamento pasando a ser propiedad pública.

Vamos descendiendo hacia las playas del Cigarro y Amarilla, desde sus arenas emprendemos la fuerte subida por sendero aéreo, remontando el acantilado formado por el Cambrón en la Bahía del Hornillo, ahora disponemos de otra vista, donde destaca el Cabezo de Las Cuevas y el Muelle del Hornillo. El sendero rocoso termina en unas escaleras de acceso a la Calle Juan Goytisolo y a su vez en la Playa del Hornillo.

Entramos en el Museo del Embarcadero del Hornillo, para recorrer uno de los túneles de descarga (dos de ellos llegaban hasta el embarcadero y otro era ciego), provisto de fotografías para el recuerdo sobre su construcción y uso, con imágenes de buzos que alquitranaban los postes de acero para la conservación de los pilares, de la maquinaría empleada, de los promotores que contribuyeron a su realización, etc. Se conservan las toberas y los contrapesos de apertura, para cargar los vagones con el hierro almacenado sobre su bóveda. Destacan los altos y enormes respiraderos cuadrados.

Descendemos nuevamente por el Puente de la Rambla de las Culebras, desandando de vuelta, para llegarnos a lo alto del Castillo de San Juan de las Águilas, diseñado por Sebastián Feringán en 1759 para la defensa de este sector de la costa murciana, sobre los restos de una torre defensiva, aunque deberemos conformarnos con las vistas desde el Restaurante Zoco del Mar, de la Playa de Poniente, la ciudad y el Puerto Comercial, al estar cerrado para visitas en hora ya cercana a la comida de mediodía.

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