Aizarnazabal-Aizarna-Santa Engrazia-Indo-Gazume-Mendibeltz-Errezil
near Aizarnazabal, País Vasco (España)
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Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 52:
Comienzo en la parada de bus del pequeño pueblo guipuzcoano de Aizarnazabal, el cual es la primera vez que visito. Recorro únicamente el centro del mismo (ya lo visitaré mas a fondo cuando haga la anterior etapa y finalice aquí), y luego, desciendo por un paseo peatonal que va paralelo a la carretera.
Más adelante, giro a la izquierda, y seguido a la derecha. Ahora, asciendo por un sendero de tierra y hierba, rumbo al pueblo de Aizarna. Estando seco como hoy se avanza sin mayores problemas, pero habiendo llovido recientemente, tiene pinta de que el sendero se puede convertir en un auténtico barrizal.
Camino a buen ritmo, siguiendo varias marcas pintadas en los árboles, aunque a ratos me frena la presencia de arbustos, maleza e incluso un árbol caído que tapa el sendero al completo.
Se agradece la presencia de arboleda, porque para hoy anunciaban fuertes rachas de viento Sur, aunque por otra parte, no me ayuda a apaciguar el asfixiante calor (25° hacía a las 7 de la mañana).
Después de pasar por un caserío, rápidamente conecto con una carretera. Giro a la izquierda, y avanzo en él durante poco mas de 1km, hasta llegar al pequeño pero bonito pueblo de Aizarna.
Luego, continúo por carretera, aunque enseguida lo abandono para seguir una vez más las marcas PR y unos círculos verdes, adentrándome en una pequeña pero densa arboleda. La primera parte del camino es muy cómodo y llevadero, pero la segunda mitad, justo cuando tengo otra vez la carretera a la vista, el sendero se cierra mucho, y el avance es lento e incómodo.
Al salir de la arboleda, llego a otro caserío. Aquí hay un cruce de caminos, pero el objetivo es bien claro, hacer caso al cartel que anuncia "ermita de Santa Engrazia". Hacia allí voy.
Asciendo por senda natural, que vuelve a internarse en una arboleda, aunque enseguida lo dejo atrás para ir a cielo abierto. El camino sigue indicado con 2 marcas, el PR y un círculo verde. Éste último indica el acceso más directo a la ermita.
Por ahora, ambos comparten sendero, pero más adelante, al entrar en un bonito bosque, los caminos se separan.
En un cruce, se puede ir a la izquierda, y hacer caso a los círculos verdes (vía directa, mas corta), o seguir por la derecha, para luego conectar con la vía normal de ascenso a Santa Engrazia (mas largo). En un principio este era mi plan, pero al ver que el otro camino estaba marcado, decidí probar suerte.
No tardo mucho tiempo en ver que las marcas dejan de aparecer, y que el sendero ya no es tan evidente. Aún así, tiré de intuición, y entre que se apreciaba un minúsculo camino en la hojarasca, y que miraba con frecuencia el mapa para ver que efectivamente me iba acercando a la ermita, conseguí dar con el itinerario correcto.
En la parte final, volví a ver el círculo verde e incluso hitos de piedra. El problema fue que la última rampa estaba muy cerrada por la maleza, y la pendiente era muy elevada (claramente es una vía que muy poca gente utiliza). El sendero era minúsculo, y a ratos me vi obligado a usar las manos para apoyarme en lo que fuera, en todo menos la puñetera maleza. Y yo que iba en pantalón corto...
Ojo aquí si estuviera mojado, os recomendaría llevar unos bastones para avanzar con mayor seguridad y facilidad.
Finalmente, consigo llegar a la ermita cimera de Santa Engrazia (510m). Aquí soplaba un vendaval terrorífico, era casi imposible caminar a los lados de la ermita, e igual de difícil era sacar fotos.
No me demoro mucho, y cagando leches desciendo por la cómoda y sencilla vía normal, hasta llegar a un caserío y un cruce de caminos.
Si no queréis hacer el cabra y vais a lo fácil, lo mejor es que subáis y bajéis por la vía normal, aunque el camino sea más largo.
Sigo recto por senda herbosa, pasando al lado de varios puestos de cazadores. Hoy, éstos se encontraban por todas partes, se oían tiros por doquier.
Más adelante, salgo de nuevo a la carretera, y camino durante varios minutos hasta llegar a otro cruce.
Tomo la 2° salida, y asciendo por un cómodo aunque empinado sendero de piedras. Después, accedo por un pequeño pero precioso hayedo. Aquí tengo la opción de desviarme a la izquierda, y ascender al monte Txoondegi, pero no me gustaba la pinta que tenía el sendero, así que decidí seguir recto por el hayedo.
El viento soplaba cada vez con más fuerza, menuda ocurrencia la mía la de venir aquí, y más yendo hacia el Sur, contra el viento. Pero, al librar un día entre semana, con la ventaja que ello tiene al haber más frecuencia de buses, quería quitarme esta etapa de encima, que en otras circunstancias hubiera resultado algo problemática.
Salgo a cielo abierto, y por poco me quedo sin gafas y sin respiración, menudo vendaval!!
En frente, veo la vertical e imponente pala del monte Indo. Se puede evitar hacer cima yendo por una pista que hay en el lado derecho, pero ya que lo tenía al alcance de la mano, decidí ir a por la cumbre.
El esfuerzo físico es muy elevado, a la par que las descomunales rampas de al menos el 40% de inclinación. Son varias las veces que me detengo para recuperar el aliento, a la vez que aprovecho para fotografiar la espectacular panorámica que me rodea.
Después de un buen rato de durísimo ascenso, consigo llegar al buzón cimero del monte Indo (764m). Maravillosas vistas, pudiendo ver localidades como Zarautz, San Sebastián y Azpeitia, además de montes como el omnipresente Erlo, Andutz, Saltsamendi, Jaizkibel, Larhún, Peñas de Aia, Hirumugarrieta, Anboto, y en frente, los cercanos Gazume y Mendibeltz, mis próximos objetivos.
Sigo recto, y tengo a la vista una ancha pista. Pero al ver que había una senda herbosa por la izquierda, pensé que podía atajar por allí. Algo ataja, si, pero realmente es más cómodo y rápido ir por la pista. Mi alternativa conduce a una antecima o cima secundaria, cuyos metros finales son algo incómodos por la presencia de maleza, y por la elevada pendiente.
Cuando ésta vez si, me disponía a ir por la pista, veo que el track me indica que gire a la izquierda, y que entre por un denso bosque.
Para ir al Gazume y al Mendibeltz podéis utilizar ambos itinerarios, tanto por el bosque como por la pista. Es mas, por la pista llegareis mas rápido (se llega a un cruce de caminos, justo al lado de la pala final previa al Mendibetz), pero como es costumbre en mi, si puedo evitar pasar 2 veces por el mismo sitio, prefiero subir primero por un lugar, y luego bajar por otro.
Excelente elección la de ir por el bosque, se trata de otro hayedo, pero de grandes dimensiones, muy pero que muy bonito. Además, me protege del viento, así que disfruto del momento y me relajo un poco. El único "pero" de este lugar es que como haya llovido, vais a tener que pasar por barrizales casi seguro.
Luego, salgo a cielo abierto, y en pocos minutos, hago un giro cerrado a la derecha. Aquí hay una especie de borda o refugio, y varios caballos pastando tranquilamente, ni se inmutaban por las fortísimas rachas de viento. En estos momentos yo quisiera ser un caballo...
Solo me queda ascender un último repecho por hierba y roca, algo empinado pero sin tener ninguna dificultad. Jodido viento, ese era mi único problema, mi archienemigo hoy. Más caballos despreocupados por el poderío de Eolo, que cabr...
Al fin, consigo llegar al punto más elevado de esta ruta, la cima del monte Gazume (1001m). Aquí la panorámica es mucho más amplia, sumando a lo mencionado anteriormente, la localidad de Villabona y montes como el Txindoki, Aratz, Aizkorri, Udalatx, Gorbea, y los vecinos Hernio y Mendibeltz, entre otros.
Ahora, me dispongo a ir al último pico de hoy, el Mendibeltz (963m). El sendero es muy cómodo y llevadero, yendo por senda herbosa, aunque el viento me lo sigue poniendo muy difícil, por poco mis gafas vuelan por segunda vez.
Enseguida llego a su cima, en el cual puedo volver a ver con todo su esplendor el monte Erlo y el macizo de Izarraitz.
Es casi imposible sacar una mísera foto, salgo de aquí a toda pastilla.
Desciendo por una empinada ladera herbosa, hasta llegar a una arboleda. Al fin un poco de tranquilidad. Ahora, mi objetivo es llegar a mi destino, la localidad de Errezil. Desde donde me encuentro hay al menos 2 caminos para llegar a él, y ambos se acceden desde un mismo punto. En un cruce, se gira a la izquierda para ir por la vía directa, o a la derecha para ir por la vía larga.
Tiempo atrás, fui por el más lejano, que también es el mas incómodo por la abundante presencia de maleza, y hoy quería probar a ir por el más corto y directo. Para mi sorpresa, resultó ser el más cómodo y sencillo.
Todo fue de maravilla hasta que, a unos pocos cientos de metros de llegar a un caserío y a una pista, me topé con 3 puertas metálicas. Las 2 primeras se abrían sin problemas, pero la tercera, estaba cerrada a cal y canto (alambre de espino, cuerda, cadenas...). Estaba enfurecido, no entiendo el afán de esta gente por impedir el paso de senderistas o montañeros, que ni molestamos ni hacemos ningún mal a nadie.
No me quedó otra que darme la vuelta. Suerte que sabía que podía usar el plan B, e ir por la vía larga. Para no crear confusión a aquellos interesados en seguir mi track, me ha parecido oportuno crear uno nuevo, ya corregido, incluyendo la vía larga.
Más esfuerzo, más distancia y desnivel en mi haber, pero ahora lo que importaba era llegar a Errezil como fuera.
La vía larga es una mezcla de senda natural por bosque, senda pedregosa con un perfil similar a la Ruta del Cares, y senda estrecha rodeada de maleza, que milagrosamente conseguí evitar que me acabara pinchando.
Después de un largo rato de descenso, consigo llegar a una carretera, que conecta los municipios de Errezil y Azpeitia. No obstante, tengo la posibilidad de evitar andar en ella, yendo por una pista asfaltada que pasa por el barrio de Artzalluz.
Finalmente, tengo a la vista la bonita localidad de Errezil, y el majestuoso monte Hernio al fondo. Recorro el pueblo casi en su totalidad, hasta llegar a la parada de bus, situada al lado de la iglesia y del ayuntamiento, donde pongo punto y final a esta dura pero bonita ruta.
El tiempo total dedicado a la ruta ha sido de 6h y 49 min, incluyendo el incidente de la puerta metálica.
Comienzo en la parada de bus del pequeño pueblo guipuzcoano de Aizarnazabal, el cual es la primera vez que visito. Recorro únicamente el centro del mismo (ya lo visitaré mas a fondo cuando haga la anterior etapa y finalice aquí), y luego, desciendo por un paseo peatonal que va paralelo a la carretera.
Más adelante, giro a la izquierda, y seguido a la derecha. Ahora, asciendo por un sendero de tierra y hierba, rumbo al pueblo de Aizarna. Estando seco como hoy se avanza sin mayores problemas, pero habiendo llovido recientemente, tiene pinta de que el sendero se puede convertir en un auténtico barrizal.
Camino a buen ritmo, siguiendo varias marcas pintadas en los árboles, aunque a ratos me frena la presencia de arbustos, maleza e incluso un árbol caído que tapa el sendero al completo.
Se agradece la presencia de arboleda, porque para hoy anunciaban fuertes rachas de viento Sur, aunque por otra parte, no me ayuda a apaciguar el asfixiante calor (25° hacía a las 7 de la mañana).
Después de pasar por un caserío, rápidamente conecto con una carretera. Giro a la izquierda, y avanzo en él durante poco mas de 1km, hasta llegar al pequeño pero bonito pueblo de Aizarna.
Luego, continúo por carretera, aunque enseguida lo abandono para seguir una vez más las marcas PR y unos círculos verdes, adentrándome en una pequeña pero densa arboleda. La primera parte del camino es muy cómodo y llevadero, pero la segunda mitad, justo cuando tengo otra vez la carretera a la vista, el sendero se cierra mucho, y el avance es lento e incómodo.
Al salir de la arboleda, llego a otro caserío. Aquí hay un cruce de caminos, pero el objetivo es bien claro, hacer caso al cartel que anuncia "ermita de Santa Engrazia". Hacia allí voy.
Asciendo por senda natural, que vuelve a internarse en una arboleda, aunque enseguida lo dejo atrás para ir a cielo abierto. El camino sigue indicado con 2 marcas, el PR y un círculo verde. Éste último indica el acceso más directo a la ermita.
Por ahora, ambos comparten sendero, pero más adelante, al entrar en un bonito bosque, los caminos se separan.
En un cruce, se puede ir a la izquierda, y hacer caso a los círculos verdes (vía directa, mas corta), o seguir por la derecha, para luego conectar con la vía normal de ascenso a Santa Engrazia (mas largo). En un principio este era mi plan, pero al ver que el otro camino estaba marcado, decidí probar suerte.
No tardo mucho tiempo en ver que las marcas dejan de aparecer, y que el sendero ya no es tan evidente. Aún así, tiré de intuición, y entre que se apreciaba un minúsculo camino en la hojarasca, y que miraba con frecuencia el mapa para ver que efectivamente me iba acercando a la ermita, conseguí dar con el itinerario correcto.
En la parte final, volví a ver el círculo verde e incluso hitos de piedra. El problema fue que la última rampa estaba muy cerrada por la maleza, y la pendiente era muy elevada (claramente es una vía que muy poca gente utiliza). El sendero era minúsculo, y a ratos me vi obligado a usar las manos para apoyarme en lo que fuera, en todo menos la puñetera maleza. Y yo que iba en pantalón corto...
Ojo aquí si estuviera mojado, os recomendaría llevar unos bastones para avanzar con mayor seguridad y facilidad.
Finalmente, consigo llegar a la ermita cimera de Santa Engrazia (510m). Aquí soplaba un vendaval terrorífico, era casi imposible caminar a los lados de la ermita, e igual de difícil era sacar fotos.
No me demoro mucho, y cagando leches desciendo por la cómoda y sencilla vía normal, hasta llegar a un caserío y un cruce de caminos.
Si no queréis hacer el cabra y vais a lo fácil, lo mejor es que subáis y bajéis por la vía normal, aunque el camino sea más largo.
Sigo recto por senda herbosa, pasando al lado de varios puestos de cazadores. Hoy, éstos se encontraban por todas partes, se oían tiros por doquier.
Más adelante, salgo de nuevo a la carretera, y camino durante varios minutos hasta llegar a otro cruce.
Tomo la 2° salida, y asciendo por un cómodo aunque empinado sendero de piedras. Después, accedo por un pequeño pero precioso hayedo. Aquí tengo la opción de desviarme a la izquierda, y ascender al monte Txoondegi, pero no me gustaba la pinta que tenía el sendero, así que decidí seguir recto por el hayedo.
El viento soplaba cada vez con más fuerza, menuda ocurrencia la mía la de venir aquí, y más yendo hacia el Sur, contra el viento. Pero, al librar un día entre semana, con la ventaja que ello tiene al haber más frecuencia de buses, quería quitarme esta etapa de encima, que en otras circunstancias hubiera resultado algo problemática.
Salgo a cielo abierto, y por poco me quedo sin gafas y sin respiración, menudo vendaval!!
En frente, veo la vertical e imponente pala del monte Indo. Se puede evitar hacer cima yendo por una pista que hay en el lado derecho, pero ya que lo tenía al alcance de la mano, decidí ir a por la cumbre.
El esfuerzo físico es muy elevado, a la par que las descomunales rampas de al menos el 40% de inclinación. Son varias las veces que me detengo para recuperar el aliento, a la vez que aprovecho para fotografiar la espectacular panorámica que me rodea.
Después de un buen rato de durísimo ascenso, consigo llegar al buzón cimero del monte Indo (764m). Maravillosas vistas, pudiendo ver localidades como Zarautz, San Sebastián y Azpeitia, además de montes como el omnipresente Erlo, Andutz, Saltsamendi, Jaizkibel, Larhún, Peñas de Aia, Hirumugarrieta, Anboto, y en frente, los cercanos Gazume y Mendibeltz, mis próximos objetivos.
Sigo recto, y tengo a la vista una ancha pista. Pero al ver que había una senda herbosa por la izquierda, pensé que podía atajar por allí. Algo ataja, si, pero realmente es más cómodo y rápido ir por la pista. Mi alternativa conduce a una antecima o cima secundaria, cuyos metros finales son algo incómodos por la presencia de maleza, y por la elevada pendiente.
Cuando ésta vez si, me disponía a ir por la pista, veo que el track me indica que gire a la izquierda, y que entre por un denso bosque.
Para ir al Gazume y al Mendibeltz podéis utilizar ambos itinerarios, tanto por el bosque como por la pista. Es mas, por la pista llegareis mas rápido (se llega a un cruce de caminos, justo al lado de la pala final previa al Mendibetz), pero como es costumbre en mi, si puedo evitar pasar 2 veces por el mismo sitio, prefiero subir primero por un lugar, y luego bajar por otro.
Excelente elección la de ir por el bosque, se trata de otro hayedo, pero de grandes dimensiones, muy pero que muy bonito. Además, me protege del viento, así que disfruto del momento y me relajo un poco. El único "pero" de este lugar es que como haya llovido, vais a tener que pasar por barrizales casi seguro.
Luego, salgo a cielo abierto, y en pocos minutos, hago un giro cerrado a la derecha. Aquí hay una especie de borda o refugio, y varios caballos pastando tranquilamente, ni se inmutaban por las fortísimas rachas de viento. En estos momentos yo quisiera ser un caballo...
Solo me queda ascender un último repecho por hierba y roca, algo empinado pero sin tener ninguna dificultad. Jodido viento, ese era mi único problema, mi archienemigo hoy. Más caballos despreocupados por el poderío de Eolo, que cabr...
Al fin, consigo llegar al punto más elevado de esta ruta, la cima del monte Gazume (1001m). Aquí la panorámica es mucho más amplia, sumando a lo mencionado anteriormente, la localidad de Villabona y montes como el Txindoki, Aratz, Aizkorri, Udalatx, Gorbea, y los vecinos Hernio y Mendibeltz, entre otros.
Ahora, me dispongo a ir al último pico de hoy, el Mendibeltz (963m). El sendero es muy cómodo y llevadero, yendo por senda herbosa, aunque el viento me lo sigue poniendo muy difícil, por poco mis gafas vuelan por segunda vez.
Enseguida llego a su cima, en el cual puedo volver a ver con todo su esplendor el monte Erlo y el macizo de Izarraitz.
Es casi imposible sacar una mísera foto, salgo de aquí a toda pastilla.
Desciendo por una empinada ladera herbosa, hasta llegar a una arboleda. Al fin un poco de tranquilidad. Ahora, mi objetivo es llegar a mi destino, la localidad de Errezil. Desde donde me encuentro hay al menos 2 caminos para llegar a él, y ambos se acceden desde un mismo punto. En un cruce, se gira a la izquierda para ir por la vía directa, o a la derecha para ir por la vía larga.
Tiempo atrás, fui por el más lejano, que también es el mas incómodo por la abundante presencia de maleza, y hoy quería probar a ir por el más corto y directo. Para mi sorpresa, resultó ser el más cómodo y sencillo.
Todo fue de maravilla hasta que, a unos pocos cientos de metros de llegar a un caserío y a una pista, me topé con 3 puertas metálicas. Las 2 primeras se abrían sin problemas, pero la tercera, estaba cerrada a cal y canto (alambre de espino, cuerda, cadenas...). Estaba enfurecido, no entiendo el afán de esta gente por impedir el paso de senderistas o montañeros, que ni molestamos ni hacemos ningún mal a nadie.
No me quedó otra que darme la vuelta. Suerte que sabía que podía usar el plan B, e ir por la vía larga. Para no crear confusión a aquellos interesados en seguir mi track, me ha parecido oportuno crear uno nuevo, ya corregido, incluyendo la vía larga.
Más esfuerzo, más distancia y desnivel en mi haber, pero ahora lo que importaba era llegar a Errezil como fuera.
La vía larga es una mezcla de senda natural por bosque, senda pedregosa con un perfil similar a la Ruta del Cares, y senda estrecha rodeada de maleza, que milagrosamente conseguí evitar que me acabara pinchando.
Después de un largo rato de descenso, consigo llegar a una carretera, que conecta los municipios de Errezil y Azpeitia. No obstante, tengo la posibilidad de evitar andar en ella, yendo por una pista asfaltada que pasa por el barrio de Artzalluz.
Finalmente, tengo a la vista la bonita localidad de Errezil, y el majestuoso monte Hernio al fondo. Recorro el pueblo casi en su totalidad, hasta llegar a la parada de bus, situada al lado de la iglesia y del ayuntamiento, donde pongo punto y final a esta dura pero bonita ruta.
El tiempo total dedicado a la ruta ha sido de 6h y 49 min, incluyendo el incidente de la puerta metálica.
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