Al embalse de Linares del Arroyo por el Arroyo del Boquerón (Río Riaza).

1.- FICHA TÉCNICA:

Distancia total: 11,38 km
Fecha de realización: 3/Julio/2021
Fecha de subida: 3/Julio/2021
Dificultad: Moderada
Índice IBP: 37 HKG
Tiempo total: 5 :52:42 h
Tiempo en movimiento: 4:51:16 h
Tiempo parado: 1:01:26 h
Altitud al inicio/al final: 1181 m / 1181 m
Altitud mínima/máxima: 961 m / 1189 m
Señalización: No
Posible con BTT: No

2.- ACCESO AL INICIO DE LA RUTA:

El acertar para llegar al punto donde comenzamos a caminar, puede representar un pequeño problema, dado que las pistas agrícolas por las que hay que desplazarse, carecen de indicación alguna y “parecen todas iguales.”
Para llegar a dicho punto, hay que hacerlo desde la carretera SG-V-9322. A este punto se puede acceder desde Valdevacas de Montejo o bien desde Moral de Hornuez. La forma más fácil y cómoda de llegar a cualquiera de estos dos pueblos es desde la A 1 (Autovía del Norte, Madrid a San Sebastián). Hay que tomar la salida 130 (dirección Burgos) para llegar a Moral de Hornuez o la salida 133 para llegar a Valdevacas de Montejo.
1.- Desde Valdevacas de Montejo: Desde el cruce de carreteras que hay a la entrada del pueblo, donde está el cartel identificativo del nombre del pueblo y la pequeña cabina acristalada de la parada del autobús, hay que circular con dirección a Moral de Hornuez. A unos 2,10 km aproximadamente a mano izquierda, hay una salida a un par de pistas agrícolas. Por ahí hay que abandonar la carretera asfaltada.
2.- Desde Moral de Hornuez: A la salida del pueblo con dirección a Valdevacas de Montejo, está el Arroyo de Valdemiro. Desde el puente sobre dicho arroyo, hay 4,65 km aproximadamente hasta que, a mano derecha, hay una salida a un par de pistas agrícolas. Por ahí hay que abandonar la carretera asfaltada.
Una vez abandonada la carretera asfaltada, la SG-V-9322, de las dos pistas agrícolas, hay que tomar la de la derecha. Por dicha pista circularemos durante alrededor de 1,33 km. Ignoraremos un par de ramificaciones a nuestra derecha e iremos siempre de frente.
La pista por la que vamos, desemboca perpendicularmente en otra pista. Giramos a la derecha y seguimos de frente unos 220 m hasta un pequeño grupo de sabinas en medio de unas parcelas de secano. Ahí está nuestro aparcamiento.
Las coordenadas de este aparcamiento, en sistema sexagesimal o GSM, son 41°30'23.3"N y 3°36'45.9"W. En sistema decimal o GD, son 41.506471 y -3.612738.
Otra alternativa que tenemos para llegar al punto de inicio, es la de utilizar la función “¿Como llegar al punto de inicio?” que tiene Wikiloc a nuestra disposición. Al abrir la ruta que vamos a hacer, justo a continuación de las características técnicas de la misma (distancia, dificultad, fecha, etc.) aparece dentro de un recuadro la mencionada pregunta. Al picar en dicha opción, desde tu ubicación, estés donde estés, aparecerá en Google Maps, el trayecto que se ha de realizar para acceder al punto de partida de la ruta.

3.- INFORMACION GENERAL SOBRE LA RUTA

3.1.- CARACTERISTICAS GENERALES:

Se trata de una bonita, interesante y poco frecuentada ruta circular, por el paisaje de los cañones de los arroyos y la paramera por las que se va a caminar y del que podremos disfrutar.
Se puede realizar en cualquier época del año. Aconsejable hacerla sin prisas y emplear el día en su recorrido. Merece la pena y no se quedará defraudado con su realización.
Su recorrido tiene como tres zonas. Una primera parte de un suave descenso de unos 5,5 km, desde casi el inicio de la misma hasta que llegamos al talud de la vía del tren, que coincide prácticamente con el final del barranco del Arroyo del Boquerón. La segunda parte, de alrededor de 1 km, es la zona del viaducto ferroviario abandonado y la zona inundable por las aguas del Embalse de Linares del Arroyo, a los pies del Cerrejón, y el comienzo del barranco del mismo nombre. La tercera parte, de algo más de 5 km, es el tramo que va desde la vía y la boca Sur del túnel del ferrocarril Maderuelo III (túnel número 34 de la línea férrea Madrid a Burgos), en suave y continuado ascenso a través de la paramera, hasta donde dejamos el coche. Desde hace años, no hay circulación de trenes por dicha vía.
Se puede realizar en el sentido de las agujas del reloj o en sentido opuesto, pues no desmerece nada la ruta, independientemente del sentido del recorrido que elijamos. A mi juicio, creo que es más “rentable” paisajísticamente hablando, el hacerlo en el sentido contrario a las agujas del reloj, es decir, el marcado en el track de la ruta. A la bajada, tendremos una pendiente suave y nos encontraremos con todas las “dificultades” que tiene la ruta y que nos van a pillar “descansados” físicamente. A la subida, tendremos una pendiente media del 3,8% y salvo el primer kilómetro que tiene un poco más de pendiente, el resto de la subida es, como he dicho anteriormente, un suave y continuado ascenso.
AVISO.- Imprescindible el pantalón largo para caminar, si no se quiere terminar la ruta con menos piel de la que se tenía al empezarla. Hay abundancia de matorral espinoso, principalmente aulagas. Se puede evitar dicho matorral en muchos tramos, pero no siempre.
En el recorrido de “bajada” hasta la vía del tren, caminaremos inicialmente por una pista clara, que se transformará en un caminito en cuanto entremos al fondo del barranco del Boquerón y por el que caminaremos unos 2,7 km (hasta donde es posible el tránsito por su interior) y luego por su borde superior derecho alrededor de 1,5 km hasta que el valle se abre. Hay que tener cuidado cuando se camina por su borde por lo irregular de la pequeña senda, pues el fondo del barranco está a más de 20 m por debajo de nosotros en algunas zonas.
En las proximidades de la vía del tren, ya por un valle amplio, hay una senda entre las aulagas de irregular trazado y con ramificaciones, que hay que buscarla a veces. No representa ningún problema, ya que vemos delante de nosotros la boca del túnel que hay bajo el talud de la vía del tren, por el que tenemos que pasar.
El resto de la ruta y la “subida” desde la vía del tren, se hace prácticamente por donde mejor lo veamos, inicialmente por la orilla superior derecha del barranco del Arroyo del Cerrejón, luego un poco por algún caminito en la parte alta de dicho barranco y campo a través por la paramera.
En general, las pistas, sendas, caminitos y zonas de campo a través que vamos a utilizar, se puede decir que son pedregosos y de suelo irregular. Esto hace que la atención que debemos de poner a la hora de caminar sea de media, algo mayor que la habitual.
Si tenemos en cuenta lo expuesto anteriormente, así como el clima de la provincia y de la paramera o alcarria, el momento idóneo para hacerla, a mi juicio, es la primavera, principalmente en el mes de mayo y la primera mitad de junio. En esta época, tanto la abundante vegetación herbácea como la arbustiva, estarán con la floración en todo su apogeo, lo que le va a dar un toque de color añadido a nuestro recorrido.
En el verano, como la zona por la que hay que caminar es muy seca, sería aconsejable comenzarlo tan pronto como sea posible, para intentar acabarla antes de que el calor comience a apretar. Es decir, intentar evitar las horas centrales del día en la medida de lo posible.
Vamos a caminar prácticamente toda la ruta al sol. La poca sombra que hay es muy puntual y solo si te paras bajo una encina, sabina/enebro o arbusto grande.
Ni que decir tiene que es prácticamente “obligatorio” el llevar protección solar, lápiz labial y un sombrero o gorra (aunque esto es aplicable no solo en el verano). No hay fuente de agua tratada en el todo el recorrido, por lo que hay que llevar agua en cantidad suficiente. En nuestro caso, hicimos este recorrido el 3/Julio/2022, en un soleado y caluroso día. La cubierta herbácea y arbustiva estaba espléndida, aunque ya algo agostada. Las especies de floración temprana (gamón, gramíneas, etc.), totalmente secas.
La ruta que hemos seguido, no está balizada. La “bajada” hasta el embalse, no tiene mucha complicación, pues solo hay que caminar por el fondo del barranco del Arroyo del Boquerón o a su vera. La “subida” hasta el punto de donde partimos, una parte se puede hacer a la vera del barranco del Arroyo del Cerrejón y luego por su fondo. La parte final de la subida, hay que hacerla campo a través, por lo que lo más aconsejable es utilizar este track.
Tanto la “bajada” como la “subida,” tienen un fácil tránsito, con la salvedad del suelo pedregoso e irregular, a lo que hay que añadir la presencia de matorral espinoso en algunas zonas.
Por tanto, teniendo en cuenta todo lo anterior, el kilometraje, las sendas y pistas y la zona por las que vamos a caminar campo a través, si hacemos la media, la ruta se puede catalogar como de dificultad moderada. El índice IBP de esta ruta es de 37 HKG.
La posibilidad de encontrar otras personas haciendo dicho recorrido es muy baja, lo que le confiere un ambiente solitario y de inmersión en la naturaleza de la alcarria y barrancos, que merece la pena de disfrutarlas visualmente.

4.2.- GEOLOGÍA DE LA ZONA

En la era Primaria o Paleozoica, lo que es la actual provincia de Segovia estaba bajo las aguas de un océano primitivo. Durante varios cientos de millones de años, los sedimentos marinos y continentales fueron depositándose en el fondo de dicho océano. Debido a la colisión de las placas tectónicas durante la orogenia Hercínica o Varisca, se formó el Macizo Ibérico, que emergió y fue erosionado por los agentes geológicos externos (ríos, glaciares, viento, aire, etc.) y del que aún se pueden ver restos en la provincia.
En la era Secundaria o Mesozoica, lo que es la actual provincia de Segovia, vuelve a estar cubierta por las aguas cálidas de un mar poco profundo, el mar de Tethys. Durante muchos millones de años, los sedimentos carbonatados y restos de animales marinos vuelven a cubrir el fondo marino. Estos sedimentos, de mucho espesor, van siendo compactados y transformados en rocas carbonatadas: calizas, dolomías y margas. En estos enormes espesores de rocas carbonatadas es en donde se van a formar posteriormente todos los cañones fluviales calizos de la provincia, con el del río Duratón y el del río Riaza a la cabeza, por ser los más espectaculares y conocidos.
En la era Terciaria o Cenozoica, todos estos materiales sedimentados, compactados y transformados anteriormente, debido a la orogenia Alpina emergen de forma definitiva. En la era Cuaternaria, durante más de un millón de años, van a ser erosionados y se produce el modelado del terreno, debido al cual hoy podemos ver la cuenca del río Riaza.
El río Riaza, nace en la Sierra de Guadarrma, en las cercanías del pueblo de Riofrio de Riaza, en la subida al puerto de la Quesera. El desnivel altitudinal entre Maderuelo y Montejo de la Vega de la Serrezuela, hizo que el fluir de sus aguas pudiera excavar el cañón del río Riaza y la red de barrancos afluentes que surcan las alcarrias a ambos lados del mismo, en lo que hoy es el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza.
Sus aguas fluyen en dirección este-oeste y en esta zona hay una red de arroyos, hoy en día secos, que fueron excavando cañones más o menos profundos, resultado del discurrir de las aguas de lluvia principalmente, en el sustrato calizo en el que estaban encajados.
Uno de estos barrancos, es el del Arroyo del Boquerón, afluente del río Riaza por su izquierda, cuya desembocadura está en las proximidades del muro del actual Embalse de Linares del Arroyo y de las ruinas del antiguo pueblo de Linares del Arroyo (la mayoría actualmente bajo las aguas embalsadas), tras atravesar la paramera desde un extremo de la zona de las “cabezas”, un área con una serie de cerros testigos a varios kilómetros del río Riaza. La “cabeza” más próxima al punto donde comenzamos a caminar y al inicio del vallejo del Arroyo del Boquerón, es las Cabezuelas (1.216 m)

4.3.- VEGETACIÓN DE LA ZONA

La zona del río Riaza y las parameras a ambos lados de dicho río, tienen un clima de tipo mediterráneo, continentalizado por su lejanía del mar, caracterizado por veranos secos y calurosos e inviernos largos y fríos. Las lluvias, mayoritariamente, descargan en primavera y en otoño, siendo en general una pluviosidad escasa.
Los litosuelos de toda la zona de paramera o alcarria, por la que caminaremos principalmente, son terrenos más o menos planos, de altitud elevada, de sustrato calizo, oligotrofos y con abundancia de piedras y rocas. Estos suelos de naturaleza básica, son el sustrato de la vegetación basófila que iremos viendo a lo largo de todo el recorrido. Veremos una gran cantidad de piedras sueltas, que dificultan nuestro caminar en algunas zonas, así como afloramientos rocosos. A esto hay que añadirle que son suelos secos con escasa humedad edáfica, pues drenan con facilidad el agua de la lluvia. Por la mayoría de la red de arroyos de la paramera, no ha circulado agua significativamente desde hace muchos años. Los únicos lugares en los que hay una mayor humedad edáfica son los fondos de los valles y cañones de los arroyos secos que surcan la paramera.
En la paramera, una característica geofísica de la zona noreste de la provincia de Segovia, la vegetación arbórea dominante está formada por bosques abiertos de sabina albar (Juniperus thurifera), en los que aparecen en menor número enebros y encinas. Estos sabinares son más cerrados en las zonas altas de la alcarria, próximas a las Cabezuelas, en las que encinas y sabinas se entremezclan, con ejemplares de buen porte de ambas especies. A medida que caminamos hacia el embalse de Linares del Arroyo, la masa arbórea va clareando y se refugia en el fondo del barranco del Arroyo del Boquerón, llegando incluso a ocupar prácticamente toda su luz. De vez en cuando algún quejigo (Quercus faginea) aparece entre sabinas y encinas.
El matorral bajo es muy abundante, siendo un tomillar-aulagar el más abundante. Es una cobertura más o menos desarrollada en la que la aulaga (Genista scoparius) es la especie que más se hace notar, por sus espinas, según vamos caminando. Entre las especies que más frecuentemente vamos a poder ver, algunas de ellas leñosas en la base, están los tomillos (salsero y aceitunero principalmente), salvias, espliego, linos (blanco y azul), jarillas, etc. Esporádicamente aparecen ejemplares aislados de escaramujos en zonas con un poco más de humedad.
En el interior del barranco del Arroyo del Boquerón, tanto en su parte transitable como en la zona no transitable del mismo, encinas, sabinas y enebros se agrupan irregularmente tanto en sus laderas como en el fondo del mismo. En la zona más estrecha del mismo, e imposible de franquear por la densidad y frondosidad de la vegetación que bloquea el paso, además de las especies anteriormente mencionadas, espléndidos e inhabituales saucos por su altura, completan el estrato arbóreo principalmente. Entre estos árboles, un denso matorral completa la barrera vegetal, siendo los rosales silvestres quizás los más abundantes.
Llegados al talud de la vía del tren y cruzado por el túnel existente en su base, entramos en la zona más húmeda, y obviamente más verde, de todo el recorrido, debido a la elevada humedad edáfica y cuyo origen son las aguas del embalse. Una pradera, sauces y chopos de repoblación son el grueso de dicha vegetación.
Un hecho a resaltar, por no habitual, es la presencia de un “casi bosque” de guillomos (Amelanchier ovalis) en la trinchera abandonada del ferrocarril, con espléndidos ejemplares de 2-3 metros de altura.

5.- ITINERARIO:

Comenzamos a caminar por una pista pedregosa con rodadas que nos condujo a la paramera con sabinar. A unos 600 m del punto de partida, ya se intuye el arranque del barranco del Arroyo del Boquerón, por lo que comenzamos a caminar por su interior.
Durante algo más de 2,5 km caminaremos por su fondo, en el que hay una pequeña veredita que a ratos desaparece. Las paredes del barranco poco a poco van ganando altura a medida que avanzamos. Nos vamos a ir encontrando arbustos y árboles en su cauce, que dificultan parcialmente el paso y hay que ir buscando como sortearlos. Nada complicado, por cierto. Lo más espectacular nos lo encontraremos cuando llevamos caminado por su cauce algo más de 1 km aproximadamente: un bonito rodal de encinas que ocupa el vallejo del Arroyo del Boquerón de lado a lado. Lo atravesamos por el medio, entre los troncos de las encinas.
En varios puntos del fondo del barranco, veremos paredes de bancales parcialmente caídas y paredes medio derruidas, que parecen delimitar el curso del arroyo en el centro del vallejo, de cuando por él supuestamente circulaba agua, muchísimos años atrás. El tamaño y densidad de la vegetación arbustiva y arbórea que hay en su fondo, da una idea de los pocas veces que ha debido circular el agua en las últimas décadas.
No hay que dejar de observar lo que nos rodea durante nuestro caminar y cómo se nos va complicando el caminar por la vegetación que va colmatando el cañón. Pasado un barranco afluente del Boquerón por nuestra derecha, llegaremos a un punto en el que nos es imposible continuar caminando por el fondo del barranco, debido a que la vegetación ha creado un muro de árboles y arbustos impenetrable que se une al hecho de que comienza a hacerse cada vez más estrecho y de paredes más altas.
Desde este punto, tenemos que retroceder unos 100 m hasta el pequeño barranco (afluente del Boquerón) que habíamos dejado atrás, situado a la izquierda según retrocedemos, que nos va a permitir salir del fondo del Boquerón y nos subirá al bode exterior derecho de dicho barranco.
Caminaremos algo más de 1 km por su borde superior derecho, por una senda que discurre siguiendo su curso. Estamos a la altura de la parte más estrecha del barranco, así como la más profunda. En algunos puntos sus paredes superan los 20 m de altura.
Llega un momento en el que el estrechamiento termina y el valle se abre. Hay que cambiarse a la orilla izquierda del arroyo, pues es por donde discurre la mejor opción de senda para atravesar el espeso aulagar que nos acompañará hasta casi el talud de la vía del tren que ya se ve frente a nosotros.
Llegados al talud de la vía férrea, un túnel nos permite pasar al otro lado, donde nos abriremos paso a través de unos arbustos no espinosos y saldremos a una pradera que, tras cruzarla, llegamos al antiguo viaducto de la vía férrea Madrid a Burgos, hoy en día abandonado.
El agua del embalse de Linares del Arroyo, cubría la base de los pilares de dicho viaducto, lo que nos impidió pasar al otro lado y acceder a la base del Cerrejón y su barranco. Tuvimos que trepar por el talud hasta lo alto del viaducto abandonado, desde donde las vistas merecieron una parada para su disfrute.
Este viaducto estaba construido a continuación del túnel Maderuelo I antiguo, que estaba en fase de construcción cuando un deslizamiento de tierras produjo el colapso del mismo. Hubo varios intentos de reconstrucción, pero al final se decidió abandonarlo y sustituirlo por otro túnel, el Maderuelo I, que se construyó a unos 20 m a su izquierda, con un trazado por una zona geológicamente más estable. Esto tuvo lugar en el año 1968.
Continuamos caminando por una vereda que discurre por el trayecto abandonado del ferrocarril, atravesando una enorme trinchera excavada en las calizas y cuyo fondo plano está casi completamente colonizada por guillomos, hasta desembocar en la nueva trinchera del ferrocarril, que tiene instaladas las vías, pero por las que no circula tren alguno desde hace años. Llegamos hasta la boca del túnel Maderuelo III (túnel número 34 de la línea férrea Madrid a Burgos), qué con sus 1.649 m de longitud, es el más largo de esta línea férrea en el tramo que cruza la provincia de Segovia. Su boca sur, está situado en la pared del barranco del Arroyo del Cerrejón. Desde este punto, comenzamos el regreso.
El barranco al que accedimos al dejar atrás la vía del tren y el túnel, unos cien metros más adelante se estrechaba y ocurría lo mismo que en el del Boquerón: toda su luz estaba ocupado por la vegetación arbórea y arbustiva de lado a lado, haciendo imposible el tránsito por su interior.
Por el lado izquierdo del pequeño cañón, en el sentido de nuestra marcha, salimos del barranco hasta su borde superior y comenzamos a caminar por la paramera, en paralelo al curso del mismo. Es un tramo de algo más de 0,6 km en el que tendremos la parte del recorrido con mayor pendiente. Superada esta cuesta, entre aulagas, tomillos y por algunas pistas claramente en desuso, accedimos a su fondo una vez que el barranco se abre, y comenzamos a remontarlo.
Se nos “acabará” el barranco y nos encontraremos en medio de la paramera caminando campo a través. El terreno es prácticamente llano, con alguna ligera vaguada de vez en cuando y con una casi inapreciable pendiente de subida. Toda la paramera está salpicada con sabinas y enebros, bien aisladas o formando pequeños bosquetes. Y al fondo se ven los picos de Cabezuelas, hacia donde hay que dirigirse para volver al coche.
Cruzaremos algunas pistas transversalmente y algunos restos de paredes de antiguas tenadas o fincas hoce mucho tiempo abandonadas. Pasaremos al lado de un chozo semiderruido y un poco más adelante nos encontraremos un pequeño lapiaz o lenar a la orilla izquierda de uno de los pequeños barrancos que cruzaremos, el Cañón del Herrero.
Como el caminar campo a través, si no se tiene cierta práctica, puede dar lugar a seguir una dirección errónea, y con ello a caminar más de lo necesario, sería aconsejable el descargarse el track de la ruta y seguirlo. Así evitaríamos posibles problemas.

Todo aquel que utilice total o parcialmente la ruta aquí descrita, así como su correspondiente track para GPS y la información complementaria que lo acompaña, lo hace bajo su responsabilidad. Por los riesgos que toda actividad en la naturaleza conlleva, queda igualmente bajo la responsabilidad de quien lo utilice, el tomar las medidas de seguridad adecuadas para realizar el itinerario descrito, que va a depender de las condiciones meteorológicas, del estado y preparación física de quien lo vaya a realizar y del grado de conocimientos técnicos del que use dicho track. La información que has leído, es de carácter informativo y orientativo.