Alboloduy-Balsa salobre-Cerro del Mencal-Cerro de la Mina-Cerro de la Mula-Peñón de la Reina

La ruta nos adentra en las estribaciones de Sierra Nevada, donde el paisaje estepario de monte bajo domina el entorno. Nuestro recorrido comparte trazado con dos de los PR que hay en la zona: el PR-A 356 “Vereda de las Alcubillas” (lineal, 10’3 km) y el PR-A 17 “Vereda de Alcozáyar” (circular de 3’5 km), habiendo cogido de ambos lo más interesante.

A pesar de que en la mayor parte del recorrido avanzamos por algún tipo de vía, los descensos del Cerro de la Mina y del Cerro de la Mula la convierten en una ruta montañera, que requerirá el saber moverse por terreno suelto can bastante pendiente. Aunque decir que al ser laderas con abundancia de esparto contaremos con la ayuda de este para sujetarse en caso de inseguridad en estos menesteres.

Desde mi punto de vista, dos son los platos fuertes del recorrido: la “balsa salobre”, una bella singularidad en este entorno semidesértico, y el Peñón de la Reina.

La balsa salobre constituye una verdadera joya en el recorrido. En un entorno semiárido manan aguas sulfurosas que se recogen en una minúscula y coqueta balsa de aguas cristalinas, que antaño los vecinos usaban para darse baños mineromedicinales. El agua a lo largo de los años ha ido depositando los minerales que lleva en disolución dando un colorido especial a este entorno y modelando la propia balsica (según la bonanza de lluvias la encontraremos con mayor o menor agua).

El Peñón de la Reina es un peñón que se alza vertical a los pies del pueblo de Alboloduy, por lo que se convierte en el mejor mirador que podríamos encontrar para este pueblo. Pero el interés por coronarlo no solo radica en su valor como mirador, sino especialmente porque en él encontraremos restos de un antiguo asentamiento íbero (siglo VI a.C.).

La ruta comienza en el pueblo de Alboloduy, concretamente en la “Plaza Fuente”, famosa por encontrarse aquí el lavadero y una fuente de 7 caños.

Abandonamos el pueblo siguiendo el trazado del PR-A 356, que se introduce en la rambla de Alcozáyar. Pasaremos por la balsa salobre y, un kilómetro después de coronar el collado “Cerrico del Tesoro”, abandonaremos el trazado del PR. Comenzamos el ascenso, siguiendo las rodadas dejadas por las motos, pero pronto estas adquieren un cariz vertical, por lo que abandonamos su trazado para hacer una subida más sostenida. El trocha monte entre el esparto nos es incómodo.

Al llegar a unas antenas seguiremos por camino y de esta manera llegaremos al Cerro del Mencal, el punto más alto de la ruta de hoy, y el único con vértice geodésico (934 m).

Esta atalaya nos ofrece vistas al Golfo de Almería y a la Sierra de Gata, Alhamilla, Filabres y Gádor. El cerro puntiagudo que se alza hacia el sur es el Cerro de la Mina, nuestro próximo objetivo. Un paisaje desolador, pero a la vez relajante nos envuelve.

Retrocederemos sobre nuestros pasos y el GPS nos avisará cuándo debemos dejar el camino por la D. Pronto intuiremos un sendero, que luego se hará más evidente. El sendero no siempre estará claro, pero el GPS nos ayudará a encontrarlo.

A medida que nos acerquemos, el cerro de la Mina se alzará ante nosotros con una estampa muy bonita y quizás preocupante para algunos: cerro de forma cónica, cima puntiaguda y rocosa, con aspecto de ser difícil su coronación; pero impresión totalmente alejada de la realidad.

La subida la acometemos sin sendero, sin especial dificultad técnica. La cima del cerro de la Mina (795 m) es muy estrecha y fragmentada, lo que dificulta el movimiento de la gente si el grupo es numeroso, así que cuidado con los giros y las mochilas. Con respecto a las vistas, como novedad, veremos el cauce seco del río Nacimiento y la Rambla de los Yesos (muy conocida por sus formaciones de travertinos, sus bellas cárcavas y chimeneas de hadas).

La bajada del Cerro de la Mina constituye el primer tramo técnico del recorrido. Podemos hacerlo de dos formas, o bien progresar por la cima fragmentada (hasta la altura de la pequeña cantera de hierro), lo que nos obligará a hacer algún destrepe (fácil para el personal con experiencia en ellos, sobre todo porque sabrá cómo acometerlos) o bien retroceder y rodear el cerro por la izquierda (que fue lo que hicimos en esta ocasión). En cualquier caso esta bajada no es fácil/cómoda para el senderista puro: ladera con pendiente y terreno resbaladizo, en un recorrido de algo más de 600 m.

La coronación del siguiente cerro, el de la Mula (667 m), se hace igualmente sin sendero y de forma técnicamente fácil. De nuevo será la bajada la que ponga a prueba nuestra pericia. Esta vez durante unos 400 m.

Durante la bajada podremos observar el cerro que nos queda en frente, de cima amesetada. Se trata del Peñón de la Reina, sobre cuya cima podremos distinguir los restos del siglo VI a.C.

El Peñón de la Reina (558 m) a pesar de su aspecto agreste, se corona sin dificultad, ya que existe un pasillo en la pared rocosa, al cual llegamos siguiendo un sendero muy evidente. Tras pasear por su cima amesetada, plagada de restos del asentamiento íbero, nos acercaremos a su borde para disfrutar de las impresionantes vistas al pueblo de Alboloduy.

El pueblo de casas blancas y trazado árabe aparece ante nuestros pies. Dicho pueblo pertenece a la comarca de la Alpujarra Almeriense, en el Medio Andarax-Bajo Nacimiento.

Saldremos del peñón de la Reina por el mismo lugar por el que entramos y encaminaremos nuestros pasos hacia el encuentro del PR-A 17, que pasa por aquí, unos 30 m más arriba del collado.

Este PR nos sacará al trazado del PR-A 356, pero antes nos habrá hecho pasar por el lugar donde nacen las aguas que se vierten en la balsa salobre, un lugar con olor a huevo podrido, lo que delata la presencia de azufre en estas aguas mineromedicinales. Desde la balsa salobre, el recorrido hacia el pueblo será el mismo que en el inicio.

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Tened presente que tanto el track como la descripción de la ruta deben ser tomados solo como una información orientativa. El entorno natural es un entorno cambiante (donde antes había senderos puede con el tiempo no haberlos, donde antes había pasos fáciles, puede que ya no los haya…) y las condiciones climatológicas pueden complicar hasta la ruta más fácil. Por otra parte, la preparación física y técnica de cada cual añadirá o restará dificultad a cualquier ruta. Por todo ello, es responsabilidad de quién decida realizar la ruta, tomar las medidas de seguridad apropiadas para el itinerario (valorar su forma física y su preparación técnica) y llevar bien estudiada la ruta para solventar cualquier imprevisto que pueda surgir, eximiéndose la autora de responsabilidad alguna, ante cualquier percance que pudiera sufrir quién por voluntad propia o inducida realice la ruta.

QUE LA DISFRUTÉIS y, recuerda, LLÉVATE TODA TU BASURA, POR PEQUEÑA QUE ESTA SEA.