Albuñuelas
near Albuñuelas, Andalucía (España)
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Itinerary description
Preciosa ruta en su tramo acuático, remontando el río Albuñuelas (o Saleres) durante casi dos kilómetros y medio, prácticamente todo el tiempo dentro de su cauce.
Para llegar al pequeño pueblo de Albuñuelas, en el Valle de Lecrín y en un extremo de la Sierra de Almijara, desde la A-44 tomamos la salida 153 para continuar por la GR-3208, entrando en esta localidad por la calle Carretera, hasta una amplia explanada habilitada como aparcamiento. Saliendo de aquí, continuamos por la calle de la Estación, con un corto desvío para ver la Torre y el lavadero del Tío Bayo; se trata de una torre vigía del periodo nazarí, que pertenecería a una alquería.
Bajamos hasta el río Albuñuelas, que pertenece a la cuenca del Guadalfeo, con un recorrido de unos 15 km en dirección oeste-este hasta su desembocadura en el río Dúrcal cerca de la población de Restábal, poco antes del embalse de Béznar. Se lo conoce también como río Santo (porque siempre lleva agua). A la izquierda sigue el sendero balizado por donde regresaremos, salvando el río por un puentecito junto al Molino de los Úbedas. Nosotros seguimos a la derecha, metiéndonos en el cauce, disfrutando del frescor de sus limpias aguas y de la exhuberante vegetación que lo rodea, acompañados del canto de los pájaros. Vamos encontrando algunos saltos de agua, hasta llegar a la cascada más alta y espectacular; aquí hay unas grapas metálicas en la pared para salvar el desnivel y continuar río arriba (no ofrece mayor dificultad, aunque hay que prestar atención en la subida).
Seguimos río arriba, agachando a veces el lomo, encontrando otro espectacular lugar, donde el río se encañona entre altas y verticales paredes: estos cahorros o angosturas se conocen como los Callejones del Albuñuelas. En su tramo inicial hay un remanso de agua, llegando su nivel hasta por encima de medio muslo al menos. Huelga decir que esta ruta no puede realizarse en épocas de crecida del río.
Nos queda aún un trecho de caminar por el agua, pasando bajo un acueducto antes de abrirse el terreno; llegamos a un dique, convirtiéndose el río en una rambla que dejaremos al poco por la pista forestal que sube a nuestra izquierda. Por ella iniciamos el regreso al pueblo, observando en la pared contraria varías cuevas que han debido servir de rediles (hay constancia de ocupación en tiempos prehistóricos de algunas cuevas de esta población).
La pista asciende, con vistas al pico El Caballo, hasta que se bifurca, tomando el ramal de la izquierda, que baja inicialmente y luego vuelve a subir hasta una curva pronunciada a derechas, donde dejamos el carril principal; ahora descendemos todo el tiempo, con vistas al tajo y al pueblo algo más adelante, con un último tramo en zigzag hasta llegar al puente, cruzado el cual sólo nos queda subir al núcleo urbano, recorriendo sus coquetas calles hasta el aparcamiento.
Para llegar al pequeño pueblo de Albuñuelas, en el Valle de Lecrín y en un extremo de la Sierra de Almijara, desde la A-44 tomamos la salida 153 para continuar por la GR-3208, entrando en esta localidad por la calle Carretera, hasta una amplia explanada habilitada como aparcamiento. Saliendo de aquí, continuamos por la calle de la Estación, con un corto desvío para ver la Torre y el lavadero del Tío Bayo; se trata de una torre vigía del periodo nazarí, que pertenecería a una alquería.
Bajamos hasta el río Albuñuelas, que pertenece a la cuenca del Guadalfeo, con un recorrido de unos 15 km en dirección oeste-este hasta su desembocadura en el río Dúrcal cerca de la población de Restábal, poco antes del embalse de Béznar. Se lo conoce también como río Santo (porque siempre lleva agua). A la izquierda sigue el sendero balizado por donde regresaremos, salvando el río por un puentecito junto al Molino de los Úbedas. Nosotros seguimos a la derecha, metiéndonos en el cauce, disfrutando del frescor de sus limpias aguas y de la exhuberante vegetación que lo rodea, acompañados del canto de los pájaros. Vamos encontrando algunos saltos de agua, hasta llegar a la cascada más alta y espectacular; aquí hay unas grapas metálicas en la pared para salvar el desnivel y continuar río arriba (no ofrece mayor dificultad, aunque hay que prestar atención en la subida).
Seguimos río arriba, agachando a veces el lomo, encontrando otro espectacular lugar, donde el río se encañona entre altas y verticales paredes: estos cahorros o angosturas se conocen como los Callejones del Albuñuelas. En su tramo inicial hay un remanso de agua, llegando su nivel hasta por encima de medio muslo al menos. Huelga decir que esta ruta no puede realizarse en épocas de crecida del río.
Nos queda aún un trecho de caminar por el agua, pasando bajo un acueducto antes de abrirse el terreno; llegamos a un dique, convirtiéndose el río en una rambla que dejaremos al poco por la pista forestal que sube a nuestra izquierda. Por ella iniciamos el regreso al pueblo, observando en la pared contraria varías cuevas que han debido servir de rediles (hay constancia de ocupación en tiempos prehistóricos de algunas cuevas de esta población).
La pista asciende, con vistas al pico El Caballo, hasta que se bifurca, tomando el ramal de la izquierda, que baja inicialmente y luego vuelve a subir hasta una curva pronunciada a derechas, donde dejamos el carril principal; ahora descendemos todo el tiempo, con vistas al tajo y al pueblo algo más adelante, con un último tramo en zigzag hasta llegar al puente, cruzado el cual sólo nos queda subir al núcleo urbano, recorriendo sus coquetas calles hasta el aparcamiento.
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