Alcalá de la Selva-Río Alcalá-Las Navas Altas-La Olmedilla-Alcalá de la Selva

Salimos desde el aparcamiento de Alcalá de la Selva por la carretera, en dirección a Cabra de Mora.
Llegados a las ruinas del Mas del Río, abandonamos el asfalto sin cruzar el cauce del río Alcalá. Lo seguimos por su margen derecho, en el sentido de la corriente. Fértiles y verdes vegas nos acompañan.
El camino de herradura asciende, contemplándose espléndidas vistas sobre el cañón del río, Alcalá de la Selva y la Cantera de las Navas. Se convierte en senda durante un trecho, desembocando en la pista que, viniendo desde la Masía de la Torreta, desciende en lazadas hasta el río. Enfrente tenemos un congosto espectacular de blancas paredes calizas, salpicadas del otoñal color rojo y amarillo de las especies de hoja caduca. Todo ello emergiendo del verde oscuro del pinar que domina el ambiente.
Tras cruzar el cauce, la pista remonta un trecho mientras se introduce en un estrecho desfiladero. Es un espacio muy húmedo, flanqueado por altas paredes calizas. Atraviesa la pista un verde rincón y sigue sinuosa bajo las paredes de la Cantera de las Navas. Las marcas del PRTE-26 nos acompañarán durante unos kilómetros.
El pino silvestre cede protagonismo al pino negral a medida que progresamos en dirección sur. Dejamos un desvío a nuestra derecha y grandes ejemplares de sabina nos avisan de nuestra llegada al Mas de la Torneda. El camino ha discurrido por rojizas losas de arenisca, en buena parte.
Poco antes de llegar al Mas tomamos las rodadas que, en dirección NE nos llevarán al Mas de la Olmedilla, donde tomaremos el GR-8 en dirección a Alcalá. Es un bonito rincón, con excelentes vistas que se abren ampliamente hacia Mora y quedan magníficamente enmarcadas por las escarpadas paredes de la Nava y la Olmedilla, hacia el Norte. La persistente lluvia que nos acompaña desde hace más de una hora nos impide fotografiar las espléndidas panorámicas.
Tras remontar un collado, una valla nos cierra el paso. Es una buena referencia para tomar la senda que, a escasos metros, abandonando el GR-8, nos conducirá hasta la Olmedilla.
El camino, pese al acoso de la vegetación, es fácil de seguir. Cómodamente ganamos toda la altura. Cuando se convierte en camino rodado, lo abandonamos para alcanzar el vértice geodésico (1641 m) desde donde se disfruta de una de las mejores panorámicas de toda la sierra.
En dirección oeste, sin dificultad, caminamos hasta dar con las rodadas que habíamos dejado anteriormente. Las seguimos por un sinuoso terreno en que no es extraño toparse con ejemplares -algunos muy espectaculares- de cabra montés. Es un territorio dominado por el pino albar y su habitual orla arbustiva.
Un cortafuegos nos sale a la derecha; nos anuncia que vamos a caminar un buen rato por el camino de los Palancares, sobre el mismo límite entre los términos municipales de Mora y Alcalá.
Llegamos a una amplia vaguada y abandonamos el camino de los Palancares -que nos conduciría al Puerto de San Rafael-. Rumbo NO, tras unos cómodos centenares de metros campo a través, damos con el camino de Las Navas, y cerca del Mas de Ontejas Altas tomamos de nuevo el GR-8. Ya no lo dejaremos hasta Alcalá de la Selva, inicio y final de nuestra excursión.

Nota: Pese a los tramos de pista forestal, ésta es una de las mejores excursiones que se pueden hacer por la Sierra de Gúdar.