Aldeanueva de la Sierra - El Zarzoso - Ruta del convento Porta Coeli

Ubicado en la subcomarca de las Quilamas, a 64 kilómetros de la ciudad de Salamanca, Aldeanueva de la Sierra es el punto de transición donde la dehesa abandona las llanuras para comenzar a elevarse en suaves montes de una belleza sorprendente ocupados por encina, roble y quejigo y por monte bajo de barda destinado al pastoreo. También cuenta con un coto clasificado como Cuartel Intensivo de Caza. En un paseo por sus senderos nos encontraremos con vacas, ovejas y cabras que pastan en pequeñas parcelas junto al pueblo. También correrán perdices por el camino, nos toparemos con algún venado, algún corzo o algún gamo y buitres y otras aves rapaces sobrevolarán nuestras cabezas.
En este entorno de la Sierra de Francia, al que llegamos por la carretera de Tamames, encontraremos la oportunidad de realizar una ruta que nos abre tres puertas al cielo: en nuestro paladar, en la contemplación de una joya de patrimonio arquitectónico y mediante el disfrute de un camino natural único.
Partiendo del extremo de la carretera más próximo a Tamames, en uno de los extremos del pueblo de Aldeanueva, veremos una indicación hacia el camino del Zarzoso que nos guiará en esta jornada de sorpresas y placeres. La primera de ellas nos espera en esta misma localidad. Rodearemos el pueblo por el exterior entre huertas y rebaños de cabras que pacen en las cortinas de pastos. En un momento dado volvemos a internarnos en el casco urbano y pasaremos por delante de la quesería artesanal Amado Charra.
El camino que seguiremos es parte de la GR-182, la ruta de las Quilamas hacia la Peña de Francia. Nos encontramos a 7 kilómetros del Cabaco y a 16,4 kilómetros del santuario. Un nuevo indicador nos señala la salida definitiva hacia el monte por un amplio camino de tierra, entre frutales y zarzas. No será raro que alguna perdiz nos contemple al pairo desde las tapias coronada por los escaramujos.
Enseguida veremos que se nos ofrece un desvío a la derecha. Ese es el que tomaremos pues por el que continúa recto será por el que habremos de regresar. Vamos entre campos roturados poblados por encinas. Al llegar a una nave, el camino dobla hacia la izquierda, acompañando el curso del Arroyo de Altejos que antiguamente tuvo a sus orillas molinos harineros de los que perviven algunos vestigios.
Continuando por el camino, dirección al Zarzoso, percibiremos que comienza a tomar una pendiente en ascenso cada vez más pronunciada. Nuestra ruta gira nuevamente a la izquierda al alcanzar un cruce de tres caminos y tras pasar una portera, pisando por suelos de pizarra, pasaremos junto a un magnífico ejemplar de encina. Poco después nos acompañará la umbría que nos ofrecen los robles.
Aldeanueva fue lugar de asentamiento para varios castros prerromanos, en el paraje de Peña Barrena. En sus inmediaciones transcurría la calzada romana que unía Cereceda con El Cabaco. Durante la época de la Guerra de la Independencia, el convento de Porta Coeli fue hospital de guerra de las tropas francesas, pues cerca de aquí, se desarrolló la batalla de Tamames.
Poco a poco, el camino va girando hacia la derecha y la pendiente desaparece para avanzar en llano. Si hemos subido en silencio, atentos a los ruidos del bosque, no será de extrañar que en alguna revuelta pase fugaz, un venado o un gamo, pues cerca de aquí, hay un criadero de donde a veces se escapan. También observaremos las trazas que deja el jabalí al voltear la tierra húmeda con su hocico.
Llegamos entonces a otra portera que abandona el camino y que nos advierte de que justo enfrente gozaremos de una buena panorámica de la Peña de Francia. Aquí el camino desaparece. Estamos en un prado en pendiente habitado por un bosque de preciosos alcornoques que dejan ver su cuerpo rojizo tras la saca del corcho. Descenderemos a nuestra derecha sin pegarnos en exceso a la valla, a unos veinte metros de distancia, por donde adivinemos la vereda que va abriendo las pisadas de los caminantes por la zona más despejada. Al frente se nos muestra la carretera y la Peña un poco a la izquierda. Al poco tiempo alcanzaremos un grupo de notorios alcornoques con rotundo perímetro de los troncos. Si nos asomamos por allí, atisbaremos finalmente el tejado del convento de Nuestra Señora de Porta Coeli.
Este imponente convento fundado en el siglo XV y habitado por monjas franciscanas, fue fundado en 1445 gracias a la donación de los terrenos por parte de Gómez de Benavides. Curiosamente, éste fue condenado por el comisionado del rey Gómez Méndez de Deza, por usurpar terrenos del Concejo de Salamanca. Posteriormente, con la desamortización de Mendizábal, la mayor parte de las tierras y viviendas que lo rodean, pasaron a manos particulares y desde entonces, es la finca la que mantiene el nombre original de El Zarzoso.
El convento de Porta Coeli, forma parte de la Ruta de los Conventos de la zona, junto con otros como La Casa Baja en El Maíllo, el de Nuestra Señora de Gracia en San Martín del Castañar, el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia en el Cabaco o el Desierto de San José de Batuecas en La Alberca.
La madre Magdalena, haciendo honor a su nombre, es la encargada de vender a los visitantes los finos dulces de nata, limón y naranja que elaboran artesanalmente. Actualmente viven allí nueve religiosas franciscanas.
El convento conserva dos tallas del siglo XV que trajo su fundador desde Tierra Santa: una de ellas, la del Cristo de la Luz, es muy venerada en la zona, pues dicen que otorga el beneficio de quedarse en cinta a aquellas jóvenes que no pueden concebir y que se lo solicitan con la devoción debida.La segunda talla, de más pequeñas dimensiones, corresponde a la Virgen Puerta del Cielo, que se guarda en el coro. Un crucifijo policromado de grandes dimensiones que data de comienzos del siglo XVI, también se puede apreciar junto al altar de la iglesia.
El convento, declarado Bien de interés Cultural, ofrece servicios de hospedería en sus instalaciones ciertamente austeras, pero sólo si se busca retiro espiritual y no mero alojamiento vacacional, nos aclaran las hermanas.
Con el alma, la vista y el estómago reconfortados, comenzamos el regreso desandando el camino. Sin embargo, existe una alternativa consistente en desdeñar el sendero por el que vinimos cuando este comienza en serio el descenso al virar a nuestra izquierda, y continuar de frente, por el camino ancho y ahora ligeramente ascendente, que nos llevará a trazar un rodeo, pasando por los límites del mencionado criadero de cérvidos para, con un poco de suerte ver unos cuantos ejemplares más de tan magníficos animales.
Finalmente desembocaremos en una pista más ancha y clara de tierra que desciende trazando una parábola, y cruzando por encima del Arroyo de los Regatos hasta dar con aquel primer desvío que encontramos justo al comenzar nuestra andadura al salir del pueblo. Para entretenernos, comentamos cuántas puntas tenían las astas que hemos visto. Enfrente, tenemos nuestro destino y un pequeño bar donde regalarnos un refrigerio.
Si aún nos hemos quedado con ganas, existe la posibilidad de realizar la ruta que nos acerca hasta Tamames, denominada ahora ruta micológica, y que nos llevará durante algo más de once kilómetros por una pista circular que comienza tras pasar la carretera en dirección del viejo molino abandonado.

Servicios: alojamiento, bar.
Otros puntos de interés: quesería artesanal, convento, micología.

Si quieres descargarte el libro 26 Paseos Inesperados por las Sierras de Salamanca:
https://adriss.net/wp-content/uploads/2022/04/Guia-26-PASEOS-INESPERADOS.pdf

Otras propuestas en la revista Sierras de Salamanca: https://www.sierrasdesalamanca.es/revistas-electronicas/

Y para saber más de las Sierras de Salamanca: https://www.sierrasdesalamanca.es/