Algora - La Cabrera y campos de lavanda

Ruta circular de 14,20 km perfecta para hacer en verano y disfrutar de los impresionantes campos de lavandín (lavandula hybrida) de Algora. Precioso paisaje aromático, muy rico y diverso y con mucha sombra que recomiendo especialmente durante la floración de la lavanda, aprovechando las primeras horas del día. La ruta no está señalizada, por lo que es necesario tener conocimientos de orientación y llevar GPS.

Salimos de Algora a las 8:00h por el camino de las huertas, donde varias personas ya están trabajando en poner a punto sus terrenos. Hacemos un pequeño tramo por una estrecha senda y entramos en el Camino de Pradaño, con cultivos de cereal todavía sin cosechar a ambos lados del camino. En seguida llegamos al primer campo de lavandín, una especie híbrida muy popular en La Alcarria. Las piedras calizas, la altitud y la pluviometría hacen posible el crecimiento de estas plantas, de las que se obtiene un aceite esencial muy valorado en cosmética, aromaterapia y perfumería. Una vez pasadas las parideras del Rebollar nos adentramos en un bosquecillo autóctono que es un auténtico placer para los sentidos: del suelo emanan diversos olores que convierten este tramo del trayecto en un auténtico paseo aromático. Sobresale, sobre todo, el aroma del tomillo y empezamos a ver matas de espliego todavía sin florecer. Cuando damos vista al valle nos encontramos con un impresionante "mar de encinas" que se extiende hasta donde nos alcanza la vista. Hacia la Alcarria, hectáreas de cultivos de cereales.

Bajamos al Río Dulce, al precioso pueblo de la Cabrera, siempre callado y puro, como dicen los versos que no me canso de leer sobre la fachada de su iglesia. Trago de agua en la fuente de 1808 escuchando el sonido milenario del agua y vuelta al camino, especialmente bonito en los próximos kilómetros. Caminamos un rato por el valle, que se ensancha y recibe la exuberancia de antiguos arroyos. Tomamos el antiguo cauce de uno de ellos, el Arroyo Tras de La Torre, una vez hemos ascendido por la ladera de Las Cabezuelas.

Nos encontramos en un bosque autóctono fresco, con sombra y musgo sobre las piedras. En algún momento perdemos la senda pero la encontramos en seguida, conscientes de que nuestro objetivo es caer a la derecha del Cerro de San Cristobal. Divisamos La Alcarria, que se extiende ante nosotros y bajamos al Alto de Los Cerezos, donde nos espera el lavandín en su máximo esplendor. Recorremos los surcos con cuidado, disfrutando del impresionante aroma que desprenden las flores, que serán recolectadas en pocas semanas.

En un kilómetro estamos en Algora, donde un señor construye unas impresionantes esculturas que se dejan mecer por el viento, en una calle que se llama "Carramolino"

Recomiendo encarecidamente esta ruta por su diversidad paisajística y natural. Además tiene "fin de fiesta" en el área de servicio 112, donde sirven unos torreznos espectaculares.