Almaraz de Duero: Ermita de San Pelayo y Cascada de las Pilas

ALMARAZ DE DUERO: Ermita de San Pelayo y Cascada de las Pilas

Nos encontramos en la Tierra del Pan, en su parte más occidental, junto a las tierras de Sayago, Alba y Aliste. A 17 kilómetros al oeste de la ciudad de Zamora. Para llegar a Almaraz de Duero desde Zamora tomamos la carretera provincial ZA-P-2223 (carretera de Almaraz o de Los Infiernos)


El término de Almaraz de Duero es un terreno de gran riqueza paisajística y medioambiental, de gran variedad y contraste. El paisaje que predomina en el municipio es el de la estepa cerealista, típico de las comarcas de Tierra de Campos y Tierra del Pan, que se alterna con zonas de pastizal, matorrales, pequeños pinares y bosques de ribera. Destacan los cultivos de secano, campos de trigo, avena, cebada, que destellean con sus tonos anaranjados, mezclados con el verde de los chopos, el marrón de sus palomares y ese olor tan característico del tomillo y el romero.

Deslumbrantes son las vistas desde el pueblo, que dibujan un paisaje abierto y llano, aunque con suaves ondulaciones que hacen que parezca que Almaraz se encuentre en un hoyo. Pero no todo es llanura en Almaraz, ya que cuenta con parajes singulares ligeramente accidentados, como los llamados Infiernos de Almaraz o las Pilas, conjunto de pequeñas cataratas que crea el Arroyo de Los Molinos y que caen justamente a la orilla del río Duero. Estas deben su nombre a sus tres saltos de agua principales, que forman dos grandes pilas. El agua corre prácticamente durante todo el año, siendo especialmente caudaloso en primavera, después de las grandes lluvias, ofreciendo entonces una imagen de singular belleza. Si no corre demasiada agua, se puede pasar incluso por alguna gruta.

Sin embargo, el paisaje de las Pilas no destaca solo por esto, sino porque se puede acceder a la misma orilla del río, en plenos Arribes del Duero, regalando al visitante un paisaje único, de gran inmensidad, donde es posible embeberse de la multitud de colores y sonidos que plagan este Parque Natural. Además, junto a las Pilas, hay un pequeño remanso de agua con una pequeña playa fluvial para los amantes de la pesca o los deportes náuticos. Y, por si todo esto fuera poco, en las proximidades de la cascada, se puede disfrutar de los restos del poblado perteneciente a los mineros que explotaron las minas de estaño de la localidad a finales del siglo XIX y principios del XX.

En cuanto a los Infiernos de Almaraz, es un paraje ribereño de especial belleza, junto al río Duero, jalonado en la orilla del pueblo por grandes peñascos, que la tradición local ha atribuido a la fuerza del infierno. Desde este lugar, se puede disfrutar de la dehesa sayaguesa, zona más llana en la que tradicionalmente se cultivan cereales. Este rincón es especialmente rico para los amantes de la ornitología, ya que anidan gran cantidad de aves, y contiene construcciones verdaderamente singulares, como el puente de Joyalada, los restos de una aceña conocida como La Catuja y Los Cañales, pequeñas acequias que servían para abastecer de pescado a la ciudad de Zamora.

Además, el paraje de la ermita de San Pelayo está considerado como el inicio natural de los Arribes del Duero. De hecho, el término de Almaraz posee casi 10 kilómetros haciendo límite con este Parque Natural, donde se puede disfrutar del río encañonado entre grandes peñascos. Los parajes más bonitos para disfrutar de esta maravilla de la naturaleza, aparte del de la ermita, son el Pico del Barco y Garulla.

Al encontrarse en el Lugar de Interés Comunitario (LIC) de Cañones del Duero y de la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) del mismo nombre, su diversidad faunística es excepcional. El clima peculiar de la zona y sus incipientes cañones proporcionan el adecuado refugio y tranquilidad de los animales salvajes. Entre la avifauna destacan las avutardas, los sisones, las perdices, las palomas torcaces, las alondras, las ortegas, los mochuelos, los aguiluchos los alimoches, los buitres y las calandrias, que surcan sus campos y cielos, para deleite de los ornitólogos. En cuanto a los mamíferos, están el zorro, el jabalí, la nutria, el conejo, la liebre, el corzo, el gato montés y la musaraña. También vemos lagartos, lagartijas, culebras, salamandras, ranas, tritones y sapos y gran variedad de peces, entre los que destacan las carpas, las bogas, los barbos, los lucios, las tencas, los cangrejos y las anguilas. Muchas de estas especies están protegidas, lo que convierte a Almaraz de Duero en un destino único para los amantes de la naturaleza.

Todos estos paisajes, con amplias llanuras cerealistas, valles encajonados y saltos de agua, rinden homenaje al ciclo de la vida, tiñendo el horizonte con contrastes verdes, dorados, ocres o blancos, acordes a cada estación del año, otorgando una belleza especial al municipio.


RUTA:

Aunque podemos ampliarla, parando el coche primeramente un poco antes del km. 11 de la carretera que llevamos para visitar los Cañales, antiguas pesqueras que proporcionaban buena parte del pescado que se vendía en la ciudad, en el km. 11, el puente de Joyalada, del siglo XVIII, hecho a base de pizarra de la zona, y en el km. 12,5 los restos de la aceña de la Catuja e iniciar y finalizar la ruta en el km. 13 de la carretera.

Iniciamos la ruta siguiendo un track de Mangeljara “Almaraz de Duero”
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/almaraz-de-duero-90061819

Como bien hemos dicho buscamos el mojón número 13 de la carretera, y realmente nos pasamos kilómetro y medio del sitio previsto de inicio de la ruta, aunque donde aparcamos el coche estaba dicho mojón, pero vemos que por alli baja un camino que nos acerca al rio y decidimos iniciar la ruta en dicho punto. (No coinciden los puntos kilométricos que marcan los mapas con los mojones de la carretera, hay una diferencia aproximada de kilómetro y medio)

Nos encontramos en el conocido como paraje de Los Infiernos. Este camino nos conduce a un soto que hay junto al río. Un sendero, junto a la orilla del río, atraviesa todo este soto. A km y medio llegamos a la aceña del Saceo, antiguo molino hoy en ruina, podemos distinguir aún su azud, las entradas y salidas del agua y el propio edificio. Continuamos por la orilla del rio por un sendero entre chopos hasta la altura de la central del Porvenir o San Román, aquí afrontamos la mayor subida de toda la ruta ya que ascendemos casi 150 metros en 500 metros de distancia, para acercarnos al monte de San Pelayo desde aquí tenemos unas preciosas vistas a la última vega del río Duero antes de adentrarse en los Arribes. Sobre el monte de San Pelayo se asienta un importante santuario rupestre de gran interés, y en medio de él, la antigua ermita del siglo XV. En frente la central del Porvenir. San Pelayo no deja a nadie indiferente. Antes de llegar a San Pelayo, atravesamos un buen número de corrales, muchos de ellos levantados con piedra del entorno y otros aprovechando los restos de la antigua ermita, en ellos los ganaderos guardaban las ovejas y las cabras cuando pastaban por estas zonas. Entre los corrales hay una pequeña calzada que nos conduce a la parte más alta del promontorio, antes, a la izquierda, vemos una pileta que forma parte del conjunto del santuario rupestre. Además de este elemento distinguiremos cenotes, marcas zoomorfas talladas en la roca, una tumba y más piletas. En medio de todo ello, la ermita de San Pelayo, testigo de la permanencia del culto en este lugar de devoción para diferentes culturas. A la ermita de San Pelayo acudían en romería los vecinos de Almaraz así como los de las poblaciones cercanas tanto de este lado del río como del otro cada 9 de mayo hasta los años 30 en que el derrumbe de la ermita acabó con la romería. Así todo la fiesta del pueblo sigue celebrándose en esta fecha. A nuestra izquierda, desde el promontorio unas bonitas vistas al río Duero y más próximas las yatas de San Pelayo, antiguos bancales en los que se cultivaban frutales y legumbres. En frente tenemos la central del Porvenir, primera central hidroeléctrica del Duero, que aquí vierte sus aguas para generar energía. La cercanía de esta presa a Almaraz convirtió a este pueblo en pionero en tener luz eléctrica en la provincia. Río abajo los Arribes del Duero, aquí empiezan a sumergirse entre imponentes cañones hasta la frontera con Portugal.

A partir de aquí se acaban los caminos y senderos y continuamos nuestra ruta campo a través, siguiendo el rio desde las alturas en busca la la cascada de las Pilas. A nuestro paso nos encontramos un buen número de corrales, construcciones pastoriles donde se guardaba el ganado en el campo, y gran cantidad de chozos y casetas donde los pastores se refugiaban para controlar sus rebaños, estas casetas se construían aprovechado las oquedades de las rocas. Paisaje típico de los Arribes, que vamos sorteando sin dificultades en un continúo sube y baja, incluso hemos tenido que salvar dos alambradas, pero disfrutando de las impresionantes vistas y del terreno abandonado y solitario, había gran cantidad de buitres e incluso alimoches. Una auténtica gozada, destacar el mirador del Peñón de Salto Ladrón enfrente del mismo se veían los restos de una explotación minera, donde se lavaba el estaño

Después de recorrer 10 kms. conseguimos llegar a las cascada de las Pilas por su parte superior Las cascadas de Las Pilas son un lugar ideal para los amantes de la naturaleza. Enclavadas en plenos Arribes del Duero, se trata de dos grandes saltos de agua en un entorno privilegiado. Deben su nombre a que estos saltos de agua forman al caer dos pilas en las que se deposita la misma. En los alrededores podremos también visitar los restos de un antiguo poblado minero, pasar por una interesante gruta o contemplar la rica avifauna de la zona.

Volvemos al pueblo ya por un camino, que en sentido inverso es el que sigue la mayoría de la gente que desde el pueblo se dirige a visitar la cascada, destaca en este camino el contraste entre el verde del cereal y el amarillo de las plantaciones de colza. Ya en el pueblo contemplamos la fuente románica y la Iglesia del Salvador

Ya solo nos resta volver al punto de inicio de la ruta y lo hacemos siguiendo un camino que va paralelo al regato de la Aceña. Camino que abandonamos ya a falta de un kilómetro de nuestro objetivo, y ya a la vista de nuestro coche, y nos aventuramos a meternos por una especie de cortafuegos que no estaban enlazados unos con otros, y tuvimos que sortear como mejor pudimos algún que otro zarzal, pero salimos airosos de nuestra aventura. (Mejor seguir el camino que sigue el arroyo de la Aceña y desandar el camino que habíamos realizado por la mañana).


Algo de historia e información:

Carretera de los Infiernos:

La carretera de los Infiernoscuenta con numerosas leyendas, casi todas ellas narran la aparición del diablo en la misma.

No podemos asegurar que las leyendas sean verdaderas, pero lo que si podemos decir es que merece la pena pisar su asfalto para contemplar la espectacular riqueza natural que se da en la zona.

El puente de Joyalada o de Los Infiernos:

El puente de Joyalada o de Los Infiernos es un puente del siglo XVIII de un solo arco de medio punto hecho con pizarra y que servía para cruzar el arroyo joyalada cuando iba por allí el antiguo camino de Zamora. Los cañales, que están entre los términos de Zamora y Almaraz, son una construcción de piedra en medio del río que sirve para dejar atrapados los peces. De la aceña de La Catuja sólo quedan algunas ruinas.

LOS CAÑALES.

Los cañales, que están entre los términos de Zamora y Almaraz, son una construcción en pizarra, de origen medieval en medio del río, se utilizaban para atrapar los peces aprovechando la corriente del río con un sistema de trampillas.

Pertenecían al Obispado de Zamora y fueron el principal suministro de pescado de la capital durante siglos. Aunque se han deteriorado, en los últimos años aún se encuentran en buen estado.

Aceña de Saceo:

La antigua aceña de Saceo, que sucumbió al embalse de Villacampo, pero que a pesar de los años conserva un aire romántico y orgulloso, se puede contemplar mientras hacemos la ruta de las Pilas, o mientras recorremos la ribera Del Río Duero. En estos mismos recorridos, podremos encontrar también la aceña de la Cartuja.

Presa de San Román:

La central de San Román, originalmente denominada como El Porvenir, es la decana de las centrales hidroeléctricas leonesas y junto con la del Molino de San Carlos, en Aragón, la más antigua de España.

El ingeniero de Caminos Federico Cantero Villamil fue el encargado de llevar a cabo el primer proyecto, el salto de San Román, cuya originalidad estribaba en aprovechar la curva que el Duero describe ocho kilómetros al sur de Zamora para construir una presa en el extremo de la curva y unirla mediante un túnel transversal a una central al otro extremo, a un kilómetro y medio de distancia.

De esta forma se obtuvo un salto de agua efectivo de catorce metros, suficiente para producir la energía eléctrica que necesitaban en la época Zamora, Salamanca y Valladolid, en total unas 100.000 personas, según las estimaciones de Iberdrola. Este proyecto supuso la base de la escuela de construcciones hidroeléctricas leonesas, que consiguió consolidarse ya en los años 50 y del siglo XX con la creación de las presas de Saucelle, Aldeadávila y Villarino.

Se horadó un túnel de poco más de un quilómetro entre dos puntos del meandro que el río forma en ese lugar, y situar la central al final del túnel. El desnivel entre extremos del túnel sería de 11.5 m, que daría lugar a un salto bruto de 14 m desde la coronación de la pequeña presa incluida en el proyecto.

Santuario rupestre y ermita de San Pelayo:

A solo dos kilómetros de Almaraz de Duero , nos encontramos con los restos de una iglesia del siglo XV, de la que hoy ya solo quedan ruinas. Y junto a ella, el Santuario rupestre de San Pelayo.

Su importancia ha sido remarcada por diversos expertos, y se considera como uno de los Santuarios rupestres mas importantes del norte

Cercas

Las cercas de piedra delimitaban huertos, herrenales y cortinas. De especial singularidad son las pizarras clavadas verticalmente para delimitar las eras. Una división similar encontramos en zonas de Aliste, sin embargo, el cercado a base de piedra superpuesta es diferente al del estilo de Aliste, donde aparece el "fincón", el "contrafincón" y el rellenado de piedras; aquí sin embargo, es simplemente piedra superpuesta.

Casetas de los pastores

Estas construcciones las realizaban los propios pastores que en algunos casos aprovechaban las formas de las rocas para su construcción. Las utilizaban para protegerse de las inclemencias del tiempo pero también era un lugar de reunión.

Peñón del Salto Ladrón:

Cuenta la leyenda que allá por los años de la Reconquista, un ladrón moro montado en su caballo escapaba de sus perseguidores atravesando el territorio de Almaraz de Duero con dirección a Pereruela sin saber que entre los pueblos había un río “el gran Duero” y sin que en él hubiera ningún puente para cruzarlo.

Llegó a un gran risco donde el caballo se detuvo porque tenía delante al río que bajaba rápido y profundo. Al pararse el caballo el ladrón exclamó:

-Salta, caballo mío, que antes prefiero morir ahogado que en manos de un cristiano.

El caballo relinchó fuerte, cogió carrera y de un gran salto cruzó el río. Por eso, aún pueden verse las huellas de sus patas marcadas al caer en la otra orilla, y desde entonces se llama “El peñón del Salto el Ladrón”.

Cascada de las Pilas:

Las Pilas son las cataratas que forma el arroyo del pueblo en su desembocadura al río Duero. Al estar el pueblo asentado sobre una meseta con respecto al cauce del río Duero, el arroyo tiene que sortear las rocas antes de su desembocadura.

Forma dos grandes saltos de agua que acaban en dos grandes pilas (de ahí el nombre de las cascadas). Prácticamente corre agua todo el año aunque es en primavera, después de las grandes lluvias cuando las cascadas son especialmente bonitas.

Si no corre demasiada agua, se puede pasar incluso por alguna gruta por la que transcurre parte del agua.

Sin embargo, el paraje de las Pilas no destaca solo por eso, sino porque se puede acceder a la misma orilla del río, en plenos Arribes del Duero y adentrarnos en la inmensidad de estos parajes.

Junto a las Pilas, hay además un pequeño remanso de agua con una pequeña playa fluvial para los amantes de la pesca o los deportes acuáticos.

Por si esto fuera poco, al lado de las cascadas, hay los restos de hasta una docena de antiguas viviendas pertenecientes a mineros de una compañía de origen inglés que, explotaron las minas de estaño de la localidad a finales del XIX y principios del XX y que construyeron sus viviendas en este privilegiado entorno. También encontraremos corrales y casetas de pastores en las laderas.