Alobras. Barranco de Tejadas. Estrechos del río Ebrón. Cascada de Calicanto. Tormón. PR-TE-5

Los estrechos del Ebrón son parte de una de las más impresionantes rutas de senderismo que conocemos en España. Tal vez la opción más simple sea la ruta de ida y vuelta desde El Cuervo hasta Tormón, pero nos pareció preferible preparar una ruta diferente, con un recorrido circular (o triangular más adecuadamente), que comienza en Alobras, llega a los Estrechos, continúa hasta Tormón por el río Ebrón y vuelve hacia Alobras por el PR-TE-5.
El Río Ebron es un afluente del Turia, que nace en el término municipal de Tormón, para luego seguir hacia El Cuervo, Castielfabib y Los Santos, antes de unirse al Turia en las cercanías de Torrebaja. En su curso se encuentran varios antiguos molinos harineros, habiendo sido construido el de Castielfabib en el siglo XIII. En 1904 se estableció en esa zona una central hidroeléctrica, aunque actualmente quedan muy pocos restos de ella.
Alobras, el lugar de inicio de nuestra ruta, es un pueblo con sólo 73 habitantes, dividido en dos barrios, que posee una iglesia parroquial del siglo XVII y varios árboles monumentales, entre los que tal vez el más destacado es el gran olmo común situado en la plaza de la iglesia y cuyo enorme tronco está rodeado por un poyo de piedra.
Hemos llegado desde Valencia por la A-3, pasando a la N-330, por la que llegamos hasta Torrebaja, para ahí pasar a la N-420 hasta Arroyo Cerezo, desde donde se continúa hacia Veguillas de la Sierra y Alobras.
Cuando salimos de Valencia los cielos estaban cubiertos de nubes bastante oscuras, y al entrar en la provincia de Cuenca se sumó a eso una espesa niebla, pero al llegar a Ademuz desapareció la niebla y en la zona del barranco Tejadas empezaron a aparecer claros cada vez mayores, que nos dejaron excelente luz en la zona de los estrechos y durante la ruta de vuelta, con un balance final de tiempo excelente a pesar de una amenazadora previsión.
Dejamos aparcado el coche en el Barrio de la Iglesia, en uno de los laterales de la misma, y de inmediato vemos el monumental Olmo de la Iglesia, un árbol realmente impresionante, con un tronco de enormes dimensiones. Desde aquí iniciamos la ruta hacia el Barrio de Abajo, para ir a buscar la Rambla de Alobras, por donde entramos hacia el Barranco de las Tejadas. Encontramos en las inmediaciones una buena cantidad de construcciones antiguas, probables corrales (que aquí llaman parideras) o masías abandonadas. El sendero es ancho, aunque cubierto en tramos de vegetación, y sin pérdida siguiendo el cauce del barranco, aunque en ocasiones la ruta no queda clara y hay varios cruces del riachuelo, por lo que se aconseja llevar la ruta grabada y consultar con frecuencia el GPS (y siempre ante posibles dudas sobre el camino). Algo más adelante encontraremos las ruinas de un molino (el Molino del Tío Jorge) y el barranco comienza a hacerse cada vez más profundo, al tiempo que el sendero que seguimos cruza en repetidas ocasiones el riachuelo, casi siempre por puentes de madera en buen estado, aunque en 2 ocasiones hemos tenido que cruzar sobre piedras (en zonas poco profundas), y en una cruzamos sobre piedras al lado de unos árboles caídos, que no ofrecen mucha seguridad; en estos últimos casos debe tenerse en cuenta el nivel de las aguas para determinar la seguridad del cruce, pero también conviene evaluar ese nivel por el hecho de que el sendero discurre al lado del riachuelo y no hay diferencia importante de altura, por lo que en días de lluvia puede que el trayecto esté inundado al menos parcialmente.
El sendero sigue progresando en las cercanías del curso fluvial de la Rambla de Alobras, con paredes que llegan a superar los 200 metros, aunque el valle nunca se cierra tanto como para hacer que lo consideremos un estrecho, algo que queda para más adelante. Tras pasar por la zona de la Hoya de la Cabrera, el sendero se aparta de la rambla y encontramos una división de senderos, que nos avisa de que el sendero de la derecha no debe seguirse porque su trayecto no ha sido limpiado, mientras que el sendero de la izquierda progresa en ascenso moderado hacia La Erilla y el río Ebrón, pasando al norte de la cúspide de El Potro (1029 metros). Poco después encontramos un fantástico Mirador sobre el Río Ebrón y los estrechos inferiores (los Estrechos del Cañamar).
Hasta aquí el sendero ha sido muy bonito. A partir de ahora lo que vemos es un espectáculo de sublime belleza natural, donde la maravilla tallada en la caliza por el Río Ebrón y la parte final de la Rambla de Alobras nos deja sorprendidos primero, luego extasiados y al final casi ahítos de belleza. Sabíamos que este era uno de los lugares de visita casi obligada; no sabíamos que era tan impresionante. Afortunadamente una buena cantidad de fotografías nos alivia de la difícil carga de intentar transmitir nuestras impresiones al lector.
Desde la zona del Mirador emprendemos un complejo descenso, con varios pasos protegidos, aunque realmente no llegamos a percibir sensaciones de dificultad notable (menos aún de peligro) para el caminante. Al final llegaremos a un puente que nos permite cruzar hacia la ribera este del río Ebrón. Aquí giramos inicialmente hacia el sur, en dirección a El Cuervo, pero solo para recorrer los parajes más llamativos de esta zona de los Estrechos de Cañamar. Tenemos pensada otra ruta circular que complementará a la ruta que presentamos hoy, para hacer el trayecto completo de los estrechos del Ebron en dos rutas circulares; esta segunda ruta queda pendiente hasta el otoño, cuando la paleta de colores del entorno del río debe ofrecernos otro conjunto de impresionantes vistas.
Tras ver la parte más interesante de los Estrechos de Cañamar, volvemos atrás, en dirección a Tormón, para ir progresando por los Estrechos del Ebrón, atravesando infinidad de pozas de agua transparente, impresionantes cortados donde el paso se realiza en ocasiones con ayuda de pasarelas, escaleras o grapas, protegidas habitualmente por cables metálicos y a veces por barandillas o pasamanos, con lo que la sensación de seguridad es casi absoluta. Esta zona es un impresionante espectáculo, de enorme belleza.
Algo más adelante el sendero se aparta del lecho del río, para ascender por la ladera oeste en la zona del barranco de las Marinas, donde encontraremos la salida de un pequeño sendero por la izquierda, aunque nosotros continuamos por el sendero principal hasta llegar a otro de los grandes hitos de la ruta: los Puentes Naturales de la Fonseca. Muy cerca de ellos encontramos una bifurcación bien marcada, que permite subir por la izquierda hacia un Mirador con excelentes vistas, desde donde continúa hacía La Tejería y la carretera A-2703, por donde se puede volver a Tormón. Nosotros seguiremos por el sendero de la derecha, pasando por los Puentes Naturales, para continuar por otro impresionante espectáculo de estrechos, profundos barrancos y cuevas, mientras rodeamos la curva que hace a derechas el río Ebrón, a cuyo nivel la altura del sendero comienza a disminuir hasta volver de nuevo al nivel del río. Tras pasar por algunas pozas mas, entramos en zona de huertas, donde el valle se ensancha, para algo más adelante volver a cerrarse y de nuevo abrirse en otra zona donde hay un espeso bosque de ribera, que más adelante nos ofrece los restos de un antiguo molino y otras construcciones en ruinas, a cuya altura encontramos un cartel que nos informa de que a corta distancia está la Cascada de Calicanto.
En esa zona el río, con gradillas y poca profundidad de agua, ofrece de nuevo unas vistas muy bonitas, pero todo se desboca poco más adelante, cuando aparece una de las más bonitas cascadas de Teruel, tal vez no demasiado alta pero amplia y con múltiples brazos que ofertan de nuevo unas impresionantes vistas de otro bellísimo lugar.
Cuando estábamos en los estrechos del Ebrón, César nos hacía ya la encuesta del día. La única pregunta era: ¿Es esta la ruta más bonita que hemos hecho este año?. La respuesta es difícil, pero después de eso seguimos con los Puentes Naturales y con la Cascada, con todo lo que acompaña a esas zonas. Cada uno escoge su opción, pero la valoración de todos es altísima.
Salimos de la Cascada, volviendo por los restos del Molino hacia el sendero que nos llevará a Tormón. La senda se limpia, y las huertas suceden al bosque. Al cabo vemos las primeras casas del bonito pueblo de Tormón. Es esta una población con restos de un castillo, una bonita iglesia con tres naves y campanario, una docena de abrigos rupestres del neolítico, y un envidiable entorno natural. Hubiera sido perfecto poder comer, o simplemente pasar un rato en algún bar o restaurante; pero Tormón tiene 28 habitantes en el censo de 2014, un único concejal (no ha habido alcalde de 1983 a 2011) y .... no hay ni un bar, ni vemos tienda alguna. Teruel tiene un entorno natural maravilloso, pero .... ¿EXISTE?.
Ahora que tanto se habla de subvencionar a personas sin trabajo, ¿no sería esta una zona excelente para ofrecer un salario mínimo a quienes estableciesen aquí un Refugio o Albergue, y permitir a quienes lo hagan complementar sus ingresos con lo que obtengan de la atención a las visitas y residentes de la zona?. Parece probable que eso aumentase el número de visitas, dando una mayor utilidad a las no despreciables inversiones que se han realizado en muchos puntos de Teruel para crear rutas turísticas que son recorridas por un muy escaso número de personas por no haber infraestructura hotelera o restauradora en zonas casi abandonadas.
Desde Tormón subimos hacia el Cementerio y la Ermita de San Cristobal. Poco más adelante entramos en un sendero, que aquí es una amplia pista no asfaltada con escasas marcas, el PR-TE-5, por el que seguimos hacia el Puntal de Benito, para luego iniciar una prolongada y suave bajada, en la que pasamos por los restos de unos cuantos corrales o parideras. A poco menos de 2 km. del final de la ruta el sendero se une durante unos 400 metros a la A-2703, pero el tráfico simplemente no existe (al menos ese día), aunque si hay bastantes plantaciones de árboles. Pasada la Pieza del Randero volvemos a separarnos de la carretera, y continuamos por sendero hasta la entrada de Alobras; en uno de los puntos nos salimos del sendero inadvertidamente, pero recuperamos la ruta correcta por una corta bajada monte a través, sin peligro ni dificultad. La entrada en Alobras vuelve a ser por el Barrio de Abajo, por lo que seguimos en dirección a la Iglesia, donde hemos dejado aparcado el coche, y ahí acaba la ruta.
En conjunto, una ruta larga, con moderado desnivel total, dividida en tres partes muy distintas (una rambla, unos agresivos estrechos y una paramera), bellísima en conjunto, aunque cada uno tendrá sus preferencias personales. Sin puntos de dificultad técnica significativa, debemos considerarla moderada por la longitud, y creemos que debe evitarse en épocas de grandes lluvias o altos niveles del río. Es una ruta para llevar calzado de montaña (no necesariamente botas), bebida suficiente y algo de comida, y hay zonas en las que el marcado parece escaso, por lo que recomendamos llevar siempre una grabación de la ruta, y consultar el GPS cuando sea necesario para evitar extravíos. No es una ruta para todos, obviamente, pero creemos que es accesible sin dificultad para cualquier persona en buena forma física y con una mínima experiencia senderista. Los caminantes encontrarán aquí una ruta magnífica, algo que recordar durante mucho tiempo.