Amorebieta-Lemoatxa-Lemoa-Usansolo-Galdakao

Comienzo en la estación de tren de Amorebieta con la presencia de niebla baja sobre el pueblo. No me preocupaba porque sabía que se despejaría en cualquier momento (en Ermua y Durango no había niebla).
Me dirijo hacia las afueras del pueblo para ascender suavemente por un ancho y cómodo sendero natural rumbo al monte Lemoatxa, también conocido como Ganzabal o Peña Lemona.

Al principio la pendiente es muy suave, con amplios senderos, hasta que, tras pasar al cabo de un rato por una torre eléctrica, la cosa se complica un poco. El sendero es mas estrecho y mas vertical, rodeado de abundante vegetación, pero ninguno de estos aspectos hacen que la subida sea complicada, en ningún momento.

A medida que asciendo, paso por encima de la fina capa de niebla y me permite ver un bonito mar de nubes sobre el horizonte.
Mas adelante, mientras me adentro de lleno en el bosque, me cruzo con otro ancho sendero, el cual me llevará hasta un cruce de caminos de cemento. Giro a la izquierda y me lleva primero hasta el área recreativa de San Antolín y después hasta las antenas, ermita, cruz, ikurriña y buzón de la cima del monte Lemoatxa (368m).

A pesar de su modesta altitud, las vistas desde lo alto no tienen desperdicio; a mi espalda, el monte Oiz y la sierra de Aramotz, con el Mugarra y Udalatx en el horizonte. A la izquierda, frente a la cruz, los montes Gorbea y Aldamin, el pueblo de Lemoa y su horrible fábrica de cemento. De frente, el espectacular monte Ganekogorta y las localidades de Usansolo, Galdakao e incluso Bilbao. A la derecha multitud de pequeñas cumbres del valle próximo a Larrabetzu y Zamudio. Una pasada de vistas!

Tras las fotos de rigor, continuo de frente y desciendo por un sendero natural muy empinado donde, en caso de haber llovido recientemente (no fue el caso) se podría resbalar con mucha facilidad.
En la parte baja del sendero, llego a un llano herboso donde se sitúa la Ermita de San Antolín.

Después, sigo descendiendo hasta dar con la vía principal de ascenso al Lemoatxa desde Lemoa. Es una pista de cemento con rampas muy elevadas, de hasta el 22% en algunos tramos, que a aquellos que no estén acostumbrados a bajar por estos desniveles, las piernas les podría sufrir de lo lindo.

Al finalizar el descenso, llego a la iglesia de Andramari, situada en una de las 2 partes que se divide el pueblo de Lemoa. Sigo calle abajo hasta dar con la carretera N-240. Pude observar a un gran pelotón de ciclistas yendo en la misma dirección que yo. Casualmente me los encontraría en el destino de esta travesía, en Galdakao.

Cruzo al otro lado de la carretera para pasar por un puente y girar a la derecha. Camino primero por asfalto y luego por pista de piedras, con una vista del monte Lemoatxa a mi espalda y varios caseríos de la zona al frente.
De aquí en adelante iré casi constantemente paralelo a las vías de tren. Primero pasando por el barrio de Barroeta, perteneciente a Bedia, y luego al barrio de Eroso-Ugarte.

A continuación tomo otro camino mitad asfalto mitad pista natural, atravesando un bonito bosque con árboles de gran altura, una vez mas en paralelo a las vías de tren, hasta llegar a la localidad de Usansolo.

Tras pasear por las calles del pueblo, me desvío a la izquierda para seguir por un camino apto tanto para personas como para bicis, aunque no es un bidegorri. A la derecha, puedo observar el hospital de Galdakao.

Tras pasar por un puente y ascender un pequeño repecho, llego al barrio de Bekea, donde tengo una vista directa del monte Ganekogorta y de Galdakao.
Para llegar hasta allí, cruzo un par de carreteras y avanzo por una secundaria hasta llegar una de las rotondas que accede a la localidad.

Recorro de extremo a extremo, pasando por el centro de Galdakao y viendo varios de los monumentos de mas interés.
Casualidad, en el día de hoy eran fiestas allí, llamadas Santakurtzas, y habían organizado una carrera ciclista con final en Galdakao. Ademas había barracas para los niños, un concierto de música local al lado del ayuntamiento y también un desfile de gigantes y cabezudos.

Tras disfrutar del espectacular ambiente festivo de la localidad, me dirijo hacia la otra punta, a la parada de tren de Zuhatzu y concluir esta bonita travesía.