Ancares. Nacimiento y Cascada del rio Cuiña

Ruta por el valle de Ancares. Nacimiento del rio Cuiña, cascada
Esta ruta, poco transitada, transcurre la mayor parte por zona boscosa, con gran variedad de especies autóctonas, de gran riqueza biológica y paisajística en la reserva de la Biosfera de Ancares.
Tiempo total empleado 4 horas y 5 minutos.
Distancia recorrida 7,3 kilómetros
Hacemos ida y vuelta por el mismo camino, como veremos en el perfil se trata de una subida casi constante, que nos llevará de los 1.067 metros del inicio, hasta los 1.500 metros.
Nosotros la hicimos en verano, con tiempo seco. Las condiciones con agua hacen que algunos tramos se puedan complicar por lo resbaladizo del terreno y pueda que parte del camino esté ocupado por riachuelos.
Partimos de la carretera LE-CV-125/13, una vez pasado el pueblo de Tejedo y la ermita de la Magdalena, dirección al puerto de Ancares, como a 900 metros de la ermita, justo antes de comenzar la subida del puerto en una curva cerrada a la derecha, comienza nuestro camino.
Este parte de la parte izquierda de la curva, dónde hay un pequeño espacio para poder aparcar un par de coches. Tomamos el camino, y cruzando una portilla ganadera, pronto andamos por los prados, paralelos al rio, hasta que lo cruzamos por un puente de madera partido en dos.
Podemos, como en nuestro caso, encontrarnos con algún ganado, que se mueven por la zona buscando pasto. Siempre por el camino y sorteando los obstáculos naturales, como ramas o troncos caídos, pasamos entre robles, abedules o acebales. Ganando altura y a veces utilizando los cauces de las torrenteras para avanzar. En poco más de una hora nos hemos encaramado a una plataforma de rocas de diverso tamaño, resultado de la erosión y depósito de épocas glaciales. Atravesamos esta superficie, siguiendo algunos hitos, y ya divisamos claramente la grieta por donde se desprende nuestra cascada objetivo. Este último tramo, aparte de empinado no está muy claro. Nosotros en la subida, lo hicimos un poco a la tremenda, la trazada de bajada es mejor, pegada al desagüe de la cascada. Nosotros empleamos 20 minutos luchando contra la tupida vegetación de brezos y helechos. Una vez alcanzada la cascada, buscamos un buen aposento y dimos cuenta del almuerzo. Por encima de nosotros aún se encontraría la laguna de Cuiña y ante nosotros todo el valle del rio Ancares, con su característica forma de U, que nos enseña su origen glacial. En este seco verano de 2020, el agua escaseaba en la cascada. Después del descanso y repuestas fuerzas, iniciamos el descenso, que tan solo será diferente en este tramo hasta llegar a la pedrera. Sin más novedad llegamos al punto de inicio de esta mañana, después de realizar una bonita excursión en un paraje único.