Anies - Ermita de la Peña

Nos hemos decantado por acercarnos hasta una de las ermitas más bellas y curiosas de nuestra provincia: la Virgen de la Peña.

Para acceder a este lugar tan singular primero se debe llegar hasta Aniés, pequeña localidad de la Hoya de Huesca a medio camino entre Bolea y Loarre. Desde allí parte una pista, un poco bacheada pero practicable para turismos, en unos pocos kilómetros nos dejará a los pies de la Ermita de la Virgen de la Peña.

A lo largo de la pista el camino va ganando altura poco a poco, de manera progresiva. En su recorrido se van alternando zonas sombreadas con generosa masa arbórea en sus márgenes, es este un trayecto agradable para caminar quizás más si se pueden evitar los meses más calurosos. Nosotros hemos elegido avanzar en buena parte del citado recorrido con el coche. Las vistas de la ermita colgando de la misma ladera son cuanto menos llamativas.

Llegado el momento, cuando estas prácticamente bajo la ermita, la pista termina (obligatoriamente aquí se debe dejar el coche) y entonces hay un sendero que asciende por la ladera. Desde aquí la verdad es que no son muchos los metros que nos separan de la ermita pero eso sí, son duros, la subida es bastante pronunciada. Aunque hay que decir que el sendero está bastante bien ya que en buena parte se han habilitado escaleras, unas de reciente incorporación primero y al final unas más rudimentarias. A destacar la vista al castillo de Loarre, fácilmente reconocible, en buena parte de la ascensión a la ermita.

Tras un pequeño esfuerzo enseguida estamos arriba. Desde aquí las vistas son generosas y valen la pena, con unas vastas panorámicas de la hoya. Fácilmente pueden distinguirse Aniés y Bolea en las cercanías, un poco más lejos Ayerbe y en el horizonte el embalse de La Sotonera. Una pena no hayamos podido acceder al interior de la ermita, según nos dicen unos vecinos solo está abierta los sábados y domingos, parece que su interior está muy bien arreglado.

Después de un rato de disfrute del lugar ya se va haciendo la hora de comer así que poco a poco vamos descendiendo con cuidado sobre todo al principio que el terreno es escarpado. Pronto estamos otra vez abajo así que ahora solo nos queda rehacer nuestro camino por algunos que otros metros de pista y cuando nos damos cuenta estamos de nuevo en nuestro punto de partida.