Apario desde Bedia.

Hoy hemos pensado en ascender a una cercana y humilde cima, el Apario, en la que yo no había estado jamás, aunque mis dos compañeros dicen que subieron hace mogollón de años, pero no recuerdan nada. Yo nunca me decidía a darme una vuelta por el Apario por los comentarios en ambientes montañeros de que, literalmente, se lo estaba jamando la cantera adyacente, a pesar de que desde los años 50 ha sido monte centenario. Tanto deterioro le han ocasionado, que la Federación Vasca de Montaña se ha visto obligada a trasladar la cima y pasarle este título a una próxima, el Santiagozar.

Sin embargo, hoy la ruta me ha parecido interesante y preciosa, eso sí, muy sencillita. Es realmente un agradable paseo montañero. También he de decir que hemos obviado subir al Santiagozar, la actual cima centenaria. Hoy para nosotros la ruta era simple y llanamente la ascensión al Apario desde la plaza de Bedia, subir por un sitio y bajar por otro. Una ruta circular sencilla, vaya.

Sobre las nueve menos cuarto arrancamos desde el parking situado al lado del Ayuntamiento tras poner wikiloc en marcha para grabar la ruta. A este mismo parking volveremos algo más de tres horas más tarde. Accedemos a la carretera general pasando por la plaza de la iglesia y cruzamos el semáforo para ir por la acera hacia la derecha, ya que esta carretera (N–240) tiene una gran circulación de camiones de gran tonelaje, con lo que ello conlleva de peligrosidad. Tras andar unos cien metros volvemos a cruzar un poco a la brava para abandonar la carretera general y girar la derecha metiéndonos por una carreterita al lado de unas casas. Seguimos la carreterita y tras superar una pequeña estación eléctrica, giramos de nuevo a la derecha para pasar por el puente sobre el río Ibaizabal. Tras el puente giramos a la derecha entrando en Camino Barroeta, para en un par de cientos de metros cruzar otro puente, esta vez sobre las vías del tren. Seguimos de frente pasando entre unos caseríos y allí mismo encontramos una bifurcación, desviándonos por una pista que sigue de frente, abandonando la carretera que llevábamos, que continúa hacia la derecha.

Entramos en una pista cementada que asciende entre el pinar. Tengo que decir que los bosques de coníferas (la mayoría pino radiata) serán de grata compañía durante toda la ruta, excepto bastantes frondosas características del bosque mixto atlántico en el camino de bajada.

Tras la curva encontramos enseguida una bifurcación, siguiendo de frente y abandonando la que sigue un poco hacia la derecha. A los pocos metros llegamos a una curva a la izquierda con un rústico cobertizo realizado con cuatro maderos para cobijar una máquina de labranza y un pequeño tractor. Como curiosidad vemos que en el suelo, a nuestra derecha, hay unos cuantos neumáticos pintados unos de rojo, otros de verde y otros de blanco.

Unas decenas de metros mas arriba llegamos a otra bifurcación, desviándonos hacia la izquierda y, enseguida, otra nueva bifurcación, esta vez saliendo del pinar. Aquí hay que seguir de frente, evitando ir por el camino de la izquierda (aunque nosotros nos equivocamos unos metros y tuvimos que retornar enseguida para coger el camino adecuado, que como decimos, sigue de frente). La ruta, muy cómoda y relajada, sigue ahora dentro del pinar durante un buen tramo. En un rato encontramos otra bifurcación donde seguimos de frente, y al cabo de otro rato otra más, siguiendo en ella también de frente, desechando en ambas seguir por nuestra izquierda.

Tras otro tramo de camino de camino tranquilo (desde la curva de los neumáticos de colores hemos ascendido solamente unos escasos 70 metros). Llegamos a otro cruce con una clara desviación a la izquierda que aún mantiene algunas cintas de plástico rojas colgadas de ramas de arbustos laterales, resto ineludible de alguna carrera o ruta de montaña. Pero nosotros dejamos el desvío a un lado siguiendo de frente. No pasa mucho tiempo cuando llegamos a una carretera cementada a la altura de una curva, donde seguimos de frente y hacia arriba. Después, a la vuelta, bajaremos por la carretera.

Tras andar un rato en suave ascenso por la carretera (sin duda de servicio para la cantera) llegamos a un desvío a la izquierda donde existe un viejo cartel casi tapado por la vegetación que dice: "Peligro. Voladuras". Menos mal que la cantera ya no esta en servicio. Seguimos por la amplia pista de piedrilla durante un rato para llegar a un ensanchamiento justo donde acaba el pinar. Hay un portón metálico pintado de amarillo por donde claramente esta prohibido el paso.

Para subir a la cumbre (quizá sea el tramo mas empinado de toda la ruta), hay que coger una senda semitapada entre zarzas y matojos que sale justamente a la izquierda de la puerta. Tras pincharnos y ortigarnos un poco llegamos a la cumbre, bastante tapada por los pinares adyacentes que evitan ver panorámica alguna. Estamos en la cumbre del Apario, de 394 m, sacamos la foto de rigor y de inmediato retornamos por la sendita hasta el portón amarillo que en realidad impide el paso por un camino vallado por lo más alto de la cantera.

Bajamos por la pista de piedrilla hasta el cruce anterior donde justo enfrente vemos un pequeño y bonito refugio con una parte abierta con chimenea y todo. Tras echarle un vistazo decidimos que aún es muy pronto para meterle mano a los bocatas y seguimos la ruta de vuelta. Seguimos el mismo camino de subida hasta que llegamos a la curva de la carretera antes comentada. Ahora tenemos que girar a la izquierda y bajar por ella. Y desde aquí hasta el coche iremos casi todo el rato por carretera o pista amplia sin problema alguno, pero ¡ojo!, al poco de enfocar el descenso desde la curva llegamos a un cruce, donde cogemos a la derecha, evitando seguir por la carretera.

La pista es amplia y va bajando poco a poco hasta llegar a otro cruce un poco después de trazar una curva a la derecha. En el cruce seguimos a la derecha para encontrar al cabo de un centenar de metros un cartel roñoso a nuestra izquierda que dice (a los que vienen de frente): "Monte Zekutze Basoa". En los planos, al arroyo de nuestra izquierda lo denominan "Zaukutza Erreka". Seguimos durante un buen tramo por la estupenda y llana pista que transita como hemos dicho bajo un típico y húmedo bosque mixto atlántico, hasta llegar al cruce con la carretera hacia el barrio de Utxarain. Allí mismo hay un banco de madera donde nos sentamos cómodamente para zamparnos los bocatas acompañados del líquido de la bota que ha traído Jose Mari.

Seguimos por la carretera y un poco mas adelante llegamos a un cruce con un poste de señales donde indica hacia la izquierda "Ereño", "Mandoia", y a la derecha "Bedia", y hacia el pueblo vamos. Hay una serrería junto a un caserío a la izquierda. Vamos andando por la acera de la carretera hasta que enseguida vemos una desviación a la izquierda que baja a las vías del tren y las cruza, para acceder al otro lado a un puente peatonal sobre el Ibaizabal, que atravesamos. Seguimos de frente no mas de doscientos metros hasta girar a la derecha por Camino Murtatza, pasando junto a un pabellón industrial, y llegar en un centenar de metros a la carretera general N–240. Giramos a la derecha y llegamos al aparcamiento donde hemos aparcado el coche por la mañana hace algo mas de tres horas.

En resumen se puede decir que esta es una ruta muy sencilla que incluso se puede hacer con niños (excepto el corto tramo de subir al buzón por la senda llena de zarzas, espinos y ortigas), de algo mas de once kilómetros y un desnivel positivo escaso, de 374 metros en total.