Aracena - Los Marines circular por la Vereda de Sevilla y el camino de Los Azores

Aracena – Los Marines circular por la Vereda de Sevilla y el camino de Los Azores 14 Km.

Se trata de una sencilla ruta circular de 14 Km. que transcurre por la Sierra de Aracena y Picos de Aroche atravesando dos poblaciones diferentes, y que podemos dividir por lo tanto en dos tramos perfectamente diferenciados: Aracena – Los Marines por la Vereda de Sevilla, y Los Marines – Aracena por el camino de Los Azores.

Partimos desde las inmediaciones de la rotonda del Mercadona, concretamente junto a la calle B del Polígono Empresarial Cantalgallo, donde veremos un cartel que nos indica que a unos doscientos metros comienza nuestra ruta, y en ese mismo lugar hallaremos un panel informativo del sendero que se dirige a Fuenteheridos y que será el mismo que nosotros seguiremos en gran parte para llegar a Los Marines.

Una vez allí comienza realmente nuestro primer tramo entre Aracena y Los Marines, el cual realizaremos mayormente por la Vereda de Sevilla, un cómodo y ancho sendero inicialmente hormigonado y con presencia esporádica de vehículos, y que posteriormente presenta diferentes superficies ya impracticables para ellos, que discurre por diversas poblaciones de la Sierra. La facilidad de este tramo nos permitirá llevar un buen ritmo mientras contemplamos cómo la multitud de castaños, desnudos en esta época del año, nos saludan a nuestro paso.

A lo largo de nuestro recorrido iremos viendo viviendas diseminadas y diversas granjas de explotación ganadera, fundamentalmente con cerdos y ovejas. Así mismo, la diversidad de vegetación que encontramos a ambos lados de nuestro camino, especialmente después del agua caída estos días atrás hará que nos deleitemos con un fantástico paisaje.

Entramos en Los Marines por la carretera comarcal H-3121 que une esta localidad con Cortelazor, y por la que caminaremos unos 200 metros hasta encontrar la calle Isaac Peral a nuestra derecha, que no es sino la prolongación de la misma a su paso por el pueblo y por la que transitaremos hasta desembocar en sus antiguos Lavaderos y el Monumento a La Apañaora que se encuentra junto a ellos.
Realizamos ahora un giro de 90 grados a la derecha y continuamos callejeando en dirección norte, aprovechando para tomar un refrigerio en cualquiera de los establecimientos que encontramos a nuestro paso.

El segundo tramo corresponde al trayecto de regreso desde la localidad de Los Marines de nuevo a Aracena, el cual realizaremos ahora en gran parte a través del camino de Los Azores. Para ello, nos dirigimos al cementerio de la localidad, por donde saldremos de la misma por una calleja empedrada por la que descendemos buscando el camino hacia Cortelazor, por el que caminaremos en primera instancia hasta enlazar con el mencionado camino de Los Azores, a la altura de Las Minillas.

Pero primero debemos salir de nuevo a la carretera que va desde Los Marines a Cortelazor, caminar por ella unos 400 metros antes de abandonarla para coger a la derecha la Vereda de Sevilla en dirección Aracena y, cuando la abandonemos definitivamente tras un par de cruces seguidos a la izquierda, ya nos encontraremos en el camino de Cortelazor, por el que iremos ascendiendo moderadamente hasta llegar a la zona de Las Minillas, donde a unos 760 metros de altitud podremos disfrutar de unas vistas maravillosas de la parte norte de la sierra.

Toca ahora abandonar el camino que seguíamos en dirección a Cortelazor para comenzar el camino de Los Azores, y lo haremos atravesando un portillo que encontramos a nuestra derecha con suficientes indicaciones para no pasar desapercibido.
Hemos girado en dirección este y caminamos por un prado pegados a un murete de piedra, ya que no existe un sendero como tal, mientras numerosas vacas nos miran con curiosidad a nuestro paso.

A partir de aquí y durante bastante rato sólo encontraremos restos de sendero de manera intermitente, pero iremos viendo constantes postes o marcas de sendero en piedras que nos facilitarán y marcarán nuestro rumbo sin problemas. Sólo necesitamos ir un poco pendientes de su ubicación en el terreno. A nuestra izquierda obtendremos unas fantásticas vistas de la zona norte de la sierra, y a nuestra derecha podremos distinguir al fondo el Castillo de Aracena. Además, si caminamos en silencio es posible que podamos observar ciervos, jabalíes u otros animales correteando entre la vegetación. Desde luego, las huellas sobre el terreno removido por el que nos movemos no dejan lugar a duda a cerca de su presencia por esta zona.

Vamos ahora perdiendo altura y debemos atravesar un par de portillos y un pequeño puente de madera, continuando por pequeños y pintorescos senderos que se abren entre la vegetación y que nos conducirán hasta las inmediaciones de una explotación ganadera a partir de la cual nuestro camino se convierte ya en una ancha pista de hormigón que irá alternando con caminos de tierra, pero tratándose en cualquier caso ya de caminos bastante amplios por los que iremos viendo bastante presencia de viviendas rurales y fincas privadas.

Avanzaremos por este camino hasta desembocar en la carretera que sale desde Aracena en dirección a Carboneras, pero que no llegaremos a pisar, pues unos metros antes cogeremos un sendero empedrado que sale a nuestra derecha y por el que ascenderemos hasta conectar con la Vereda de Sevilla, momento en el giraremos a la izquierda para volver a encontrarnos a unos 150 metros el cartel de inicio de sendero del principio de nuestra ruta y, a otros 150 metros desembocar en la rotonda donde comenzamos.

Si queremos podemos atravesar la carretera nacional 433 que nos separa del pueblo a través de una pasarela habilitada para tal fin y pasear por sus calles para conocer esta bella localidad y reponer fuerzas en alguno de sus numerosos bares, restaurantes o cafeterías, ya que Aracena posee una amplia oferta hostelera.

La naturaleza siempre nos reconforta, nos reequilibra y, con su extraordinaria belleza y sencillez, nos recuerda que formamos parte de ella y de su entorno. Por eso, aquí nos sentimos como en casa. La vida es el camino, pero el camino nos da la vida.