Araia-Aratz-Aitzkorri-Arantzazu

Desde la estación de Renfe nos dirigimos al pueblo que está a unos 3 kilómetros. Ibamos con intención de tomar un café pero todos los bares estaban cerrados, eso que es miércoles, por lo que hemos comprado pan para los bokatas y a caminar. La subida es preciosa, toda por bosque donde se alternan robles y hayas, aunque estas últimas predominan. Después de Iturriotz la subida se suaviza y enseguida llegamos a terreno despejado. A la altura de las bordas, en vez de seguir las marcas oficiales nos desvíamos hacia el bosque de la derecha y por un caminito bastante evidente y unas marcas antiguas en los árboles llegamos a un collado al pie de Aratz. Subimos por la cara sur, que da hacia la llanada alavesa y luego bajamos por el lado norte que hace como un vallecito entre rocas calizas. De nuevo en el Collado nos dirigimos hacia San Adrián siguiendo unos puntos amarillos muy visibles en todo el recorrido. Una vez en la calzada descendemos un poco hacia el túnel de San Adrián pero en una curva un poco anterior tiremos a la izquierda para emprender la gran subida del día hacia la cumbre de Aitzkorri. El ascenso es por un bosque de hayas bastante pedregoso y que no da respiro. Hacia los 40 minutos salimos a terreno más despejado y tenemos una cuesta corta pero intensa, una vez superada ya se ve la ermita y la cumbre de Aitzkorri, todavía queda como un cuarto de hora pero ver la cima nos da ánimos. De allí bajada a Urbia por el camino tradicional para disfrutar de los bokatas y de la sidra de la fonda, que por cierto se pasan, cada botella 7 euros. Y para finalizar bajada a Arantzazu también por el camino de siempre