Archena - Castillo de Ulea (Pila de la reina mora)

En el muy recomendable libro EL VALLE DE RICOTE A TRAVÉS DE SUS FORTALEZAS, de Jesús Joaquín López Moreno (Natursport, 2008), se proponen ocho rutas para visitar los restos de las fortificaciones medievales (y anteriores, como el caso de Bolvax) de los pueblos de esa zona tan especialmente bella y simbólica de nuestra región, de la que yo, particularmente, estoy enamoraíco.
Las rutas son, en general, sencillas y asequibles para casi cualquier público, pero no observo en wikiloc entradas que las repliquen al dedillo, así que, aparte de andarlas primero, me propongo colgar alguna de ellas de vez en cuando, empezando hoy con la que autor denomina "Fortaleza romana de Rikut (al-Sujur/Las peñas de Oxox)". Yo no he copiado el título porque me parecía demasiada confianza "apropiármelo".

Como la ruta original es lineal y se queda en un kilometraje quizás un poco "amable" de más, me he permitido hacerla también de vuelta, para que así el usuario escoja si la quiere suave, para todos los públicos, o prefiere darse un plus de esfuerzo. Personalmente, me aburren un poco las tiradas de ida y vuelta por el mismo sitio (aunque sea indiscutible que se perciben matices distintos según el sentido de la marcha), así que he convertido la vuelta en pseudo-paralela, en un intento de enriquecer la experiencia.

Comenzamos en Archena, donde se puede aparcar un poco en cualquier sitio, y cruzamos el puente que une el casco urbano con el barrio de El otro lao. Para ser fieles a la ruta toca "asfaltada" durante algunos kilómetros; asfalto que yo suponía algo aburrido, pero que resultó muy entretenido porque el tráfico por esta margen izquierda del río es mínimo y, al andar en un nivel más alto, da una perspectiva muy buena de los alrededores, por no hablar de que hay algunos rincones de una vegetación sorprendente y más vida de la esperada (muchos conejos y varias ardillas). Tranquilamente llegamos al paraje del Golgo y el Gurugú, a las puertas de Ulea. Explicaciones sobre ambos atractivos tenéis fácil en la web y en algún cartel que fotografié. Atravesamos Ulea y llegamos a la altura de Ojós, que queda en la margen de enfrente; salimos de la carretera local y tomamos una pista y luego sendero que nos lleva hasta los restos del castillo. Antes habremos pasado por un yacimiento vallado en el que se han encontrado restos de edificaciones y seis escalones perfectamente conservados, posiblemente de origen tardorromano.

[Aquí me permito incrustar una "anésdota" sobre algo que me toca mucho las narices en este mundillo nuestro de la afición al camino. Justo unos metros antes de llegar a este punto de la ruta, me encuentro a una pareja -equipados de caminantes- en sentido contrario. Llega primero la señora y agacha la cabeza sin decir ni mú (¡Pijo, ¿es que no va a saludar?), por lo que le arranco un ¡BUENOS DÍAS!, en voz alta; y ella me susurra un ...OSDÍAS. Igual es que no me vió: Claro, sin NADIE por allí, y yo que mido 1'90 y peso 120 kilos, y un camino de unos tres metros de ancho... no me vería. La cosa es que pocos metros después llega el señor; se me queda mirando sin decir nada, le suelto otro BUENOS DÍAS, ¡Y NO ME DICE NADA!. Me quedé a cuadros, y ya me empieza a J... que esto pase mucho en el monte. Pero aún hay más, sigo mi ruta y al poco, mientras echo un trago y preparo los bastones para el ascenso al sendero a La pila, ¡ME VUELVEN A APARECER POR DETRÁS!, hablando entre ellos, a muy pocos metros, mirando el móvil y con pinta de no saber dónde estaban ni aclararse, ¡Y CON LAS SANTAS NARICES DE NO PREGUNTARME, DE INTERACTUAR UN POCO ENTRE GENTE SUPUESTAMENTE AFÍN! La cosa es que justo aparece un señor con un coche en ese momento y se pone a decirles que por ahí no se puede pasar, que es terreno privado (!) y ellos que se ponen a hablar con él para aclararse (descartada entonces la discapacidad intelectual y/o sordomudez), a lo que yo, haciendo mutis por el foro, me escabullo senda arriba y les dejo con un íntimo deseo en mi cabeza: ¡QUE OS DEN! Ya no supe más del tema. En fin, tenía que contarlo, porque digo yo que qué trabajo cuesta ser un poquico educado, y más siendo gente que deberiamos confraternizar un poco por afinidad y eso, ¿no?]

El sendero de subida es el único tramo en el que un walking dummie deberá prestar atención, porque está un poco cerrado por la vegetación y se anda sobre piedras grandecillas, algunas de ellas un poco sueltas. Llegada al castillo y toca buscar la parte más alta del mismo y la famosa "pila", que es una oquedad artificial a la que yo no trepé porque ir solo y torcerte un tobillo o algo da mucho yuyú. Desde ahí arriba, y mientras tomo el reconstituyente de rigor, veo la explanada de lo que tuvo que ser el interior de la fortaleza, incluido un aljibe, y me hago una idea de las dimensiones que pudo tener. Hoy apenas se aprecia nada, aunque sí podemos ver (desde abajo, desde el río) dos trozos de lienzo de muralla de buen grosor, lo que refuerza la teoría de que esta zona (castillo y yacimiento de debajo) son el original Rikut, anterior a la riqueza y nuevas poblaciones que surgieron del aprovechamiento de las aguas del Segura.

Después de las fabulosas vistas (que no creo que las haya mejores del Valle de Ricote, aunque me queda la duda del alto del Solvente -o SORBENTE, como afirma, muy racionalmente, J.J. López en el libro- ), bajamos y volvemos sobre nuestros pasos. La ruta del libro es lineal y termina en el castillo, así que habréis tenido que dejar coche en Ojós y podría ser buena idea pasar antes al otro margen y visitar El salto de la novia (deformación popular para SALTUS NOVUS -Nuevo desfiladero-).

Pero yo voy solo y tengo pensado volver, aunque esta vez bajando directamente desde Ulea (mirador de la Noria) al río. Si queréis hacer ida y vuelta, no es aconsejable hacerlo por la margen derecha; es todo carretera muy transitada y sin arcenes, no metáis la pata. Una vez en el río, donde se ven movimientos de obra para el nuevo corredor verde, vamos volviendo tranquilamente, oyendo el agua en todo momento y sobrellevando el calor lo mejor posible, hasta llegar a Archena por su balneario. Cuando lo estamos pasando, y si levantamos la vista a la pared vertical del Cabezo del ciervo, podemos observar algún trozo de muralla, restos del castillo de Archena. Pero esa es otra historia. Coming soon.

Poca dificultad, sólo está el esfuerzo de la subida última al castillo. Si la haces ida y vuelta, como yo, deberás estar acostumbrado a andar e ir provisto de mochila con tus cosicas. La ida y vuelta tampoco es recomendable en pleno julio; que yo sea un poco ceporro no quiere decir que lo tengas que ser tú.

Muchas gracias a J.J. López y a la asociación La carrahila, de Abarán, por el texto y rutas del libro.