Arrieta: La Escalerita - La Pequena - Peña Matamoros - Peña La Gallina - El Agujero - Los Mofletes - Temisa 02032024

Me fui hacia la playa de la Garita hasta alcanzar el barranco de Temisa en su encuentro con el mar, ascendí por la pista que marcha paralela a su cauce para alcanzar la carretera (LZ-1) cruzarla y pasar al otro lado (saltando la valla).
Continue paralelo al cauce hasta que los muros de piedras me hicieron desviarme cruzando por la zona de Trujillo hasta alcanzar la pista de tierra que conecta Tabayesco con la zona de Tope Tegaso.
Por la pista entré en Tabayesco para continuar ruta por la calle La Luciana, accedí a la carretera LZ-207 y por ella me adentré en el valle de Temisa hasta alcanzar el punto de inicio de la vereda que asciende por La Escalerita, me armé con mis bastones y empecé el ascenso.
El ascenso no es muy pesado si se sigue el trazado de la vereda, hay algunos ramales con desviaciones hacia el barranco de La Luciana que podrían confundir y dificultar el ascenso. La vereda se sigue fácil y el inconveniente que llevo hoy es el viento casi frio que me va empujando y el cielo, algo oscuro casi amenazante, que presagia lluvia.
Alcanzo el Morrete y la vereda se vuelve mas vertical, en algún momento me salgo de ella para curiosear otra que se me presenta pero regreso a casa y sigo. Se llega al tramo que acerca a la vivienda y yo decido acortar el trazado, complicándome un poco, pero consigo alcanzar la ruta “original” que me llevará por la cabecera del barranco de La Luciana hasta la degollada que separa este barranco con el del Valle del Palomo.
Ya en la degollada me voy hacia la ladera, de cara al Palomo, para iniciar el descenso. Aquí hay un primer tramo en el que se puede marchar bien siguiendo la huella de lo que fue una vereda y las indicaciones (mojones) del entorno, pero estas referencias se han perdido un poco, por las lluvias que arrastran mucho material, en la zona intermedia. Aquí hay que fijarse en las proximidades del cauce del barranco para distinguir la vereda, que ahí está mas clara, y seguir el descenso con esos referentes.
Llego a la rofera ubicada en esta ladera y pegada al cauce, no me entretengo y continuo por la vereda hasta el algarrobo (creo), para seguir por la ladera de enfrente hasta el camino que recorre todo el Valle del Palomo, mientras marcho tajasnosyos, tabaibas, tojias y cerrajones iluminan el paso con sus dorados resplandecientes, algunas gamonas ponen su blanco como contraste.
Alcanzo la pista e inicio la subida por la ladera del Rincón de la Moza, no voy a las roferas sino que me desvío a la derecha para ascender por este lado y continuar por la ladera bajo la Peña de Matamoros.
Por aquí no hay una vereda clara pero se marcha sin dificultades, el entorno está plagado de cerrajones que colorean el paseo y el cielo avisa de lo que vendrá después con una fina lluvia, un chirimiri que se dice. Yo me había quitado el jersey, con el que inicié la jornada, y me había enfundado el chubasquero que ahora cubría mi cabeza con dificultad por el viento.
Continué en ascenso hasta las fincas enarenadas que están algo mas arriba y por donde, sabia, hay vereda.
Las vistas del Valle del Palomo son muy bonitas, el verde cerrajón en esta parte del Valle contrasta con los tonos marrones y negros de la de enfrente, la lluvia, que ahora es mas fuerte, pone su toque en la luz del ambiente para completar el lienzo.
Ando con cuidado de no pisar piedras por temor a los resbalones y llego bordeando terrazas al primer “agujero” de esta ladera, abajo luce las ruinas de lo que pudo ser algún cortijo y enfrente las Peñas de La Gallina y de la Pequena observan la caída del agua con la misma resignación que yo; las dos fincas enarenadas con el rofe negro colaboran a que el cuadro luzca hermoso.
Sigo avanzando por terrazas repletas de tajasnoyos y cerrajones para llegar al segundo “agujero”, este mayor y mas domesticado que el anterior, los diques levantados cada poco ayudarían a que el torrente de agua en días de mucha lluvia suavizaran su paso y aminoraran los posibles daños.
Pasado el barranco y con la lluvia como acicate voy bajando por la ladera bajo La Peña de La Iglesia hasta el camino del Valle, el plan era ascender hacia La Pequena por La Hoya de Castro pero decidí hacerlo por ladera próxima al Morro de Tindás para acortar el “viaje” no sea que la lluvia se intensificara.
Empiezo el ascenso con calma y la lluvia me ayudo cambiando a chirimiri para dejar de hacerlo casi llegando arriba, aquí los veroles predominan aunque también hay de casi todo lo demás.
Ya en la Pequena y a los pies de la Peña de La Gallina, repongo fuerzas y aireo un poco la vestimenta antes de iniciar el descenso.
Repongo los planes iniciales y empiezo a descender por El Agujero, de nuevo los cerrajones colorean de amarillo el pateo, la vereda se mantiene bien conservada y no hay dudas de donde pisar. Voy avanzando, primero un tramo largo en linea recta descendiente hasta casi sobrepasar el Agujero para luego virar a la izquierda y comenzar el zigzagueo.
Cinco cambios de sentido después me plato en el inicio del sexto para afrontar la novedad del día: seguir por la ladera de Los Mofletes hacia la derecha (la vereda que traía vuelve a girar a la izquierda) para avanzar hacia el barranco mas grande de esta ladera al encuentro de la vereda que viene de abajo y recorre el borde del Cercado del Marqués.
Al principio hay una vereda clara, hay mas vegetación que la cubre pero mirando a su alrededor se otea perfectamente, los problemas surgen cuando se llega a una zona rocosa, con desprendimientos, justo al borde de la terraza por donde marcha le vereda. Hay que pasarlo con cuidado porque el apilamiento de rocas, veroles, tuneras y los verdes nuevos obstruyen algo el paso.
Al otro lado la terraza suaviza sus inconvenientes, el paso se vuelve mas tranquilo hasta que mas o menos se vuelve a repetir la escena en dos ocasiones mas. Estamos a mayor altura que la vereda del Cercado del Marqués, son todo terrazas con mucha vegetación y el transito por aquí no debe ser el mismo que el de mas abajo, eso si las miradas son reconfortantes, todo verde con pequeñas lucecitas amarillas a modo de linternas.
Con cuidado y paciencia, eligiendo la zona de paso mas optima llego al barranco previsto en el orden del día y desciendo con las mismas precauciones al encuentro de la vereda de mas abajo.
Logro hacerlo un poco después del agujero e inicio el descenso por el cercado del Marqués, este si que no da problemas y el paso, ya frecuentado, lo voy haciendo mas ligerito.
Logro alcanzar la carretera (LZ-207) y en esta ocasión me voy a la derecha. Avanzo por el asfalto hacia la curva señalizada con dos hermosas palmeras y que me dicen que ese es hoy el lugar de descenso.
Desciendo por la ladera cubierta de fincas aprovechando las zonas de paso habilitadas para deambular por la zona, poco a poco voy perdiendo altura hasta que alcanzo el cauce del barranco de Temisa y por él el camino que lo recorre.
Voy por el camino hasta la entrada de Tabayesco y en vez de seguir hacia el pueblo me voy por el barranco hasta alcanzar la zona de Trujillo, la atravieso y llego a Arrieta.