Arrieta: La Luciana - La Pequena - Ladera sur de Temisa - La Escalerita 06072023

Jornada de las duras que había ido posponiendo hasta que hoy me decidí a afrontarla. El diseño de la ruta incluía una subida por el barranco La Luciana, que ya había hecho en otra ocasión, a sabiendas de que no me iba a encontrar una avenida para subirlo. Sabia, por esa vez, que la subida iba a ser complicada porque la cabecera del barranco esta cubierta de terrazas, muchas derruidas, y los diques del cauce son de una altura considerable, que había, casi, que escalar. La bajada escogida era por la ladera sur de Temisa que mas o menos es lo mismo, no hay vereda clara y las terrazas están derruidas y cubierta de vegetación seca.
Con esa inquietud partí por la zona de Trujillo, frente a la gasolinera de Arrieta, salida clásica con dirección al Valle de Temisa. Recorrí la zona al encuentro de la pista de tierra que une Tabayesco con las cuestas de Trujillo (Tope Tegaso) y una vez en ella cogí dirección a Tabayesco para entrar en esa localidad a la altura de la calle El Chafariz y por ella pasar a la calle La Luciana.
Por esta última calle anduve hasta que se acabo (termina cambiando el asfalto por cemento) y continua de tierra hasta el barranco de El Vallito.
Justo donde se acaba el cemento hay que armarse de valor y “auparse” a la ladera para continuar por un muro (o algo parecido) hasta una barranquilla caliza que nos acerca al arenado de una antigua finca que hay en la zona, en las proximidades de la última vivienda del lugar.
Desde aquí se divisa una vereda que se adentra en el barranco y por ella me fui, parecía que había tocado cielo pero no fue así. La vereda continua muy bien hasta alcanzar, casi, el cauce del barranco, luego se pierde. Creo, por lo que vi, que cruza uno de los diques que hay en el cauce para continuar por la otra ladera, pero no la seguí. Como la otra vez que estuve aquí me fui buscando huecos por la ladera izquierda entre las terrazas, muchas derruidas, y aquí estriba la complicación pues casi hay que reptar por los huecos, en los muros de esas terrazas, que han dejado los derrumbes, un amasijo de tierra y piedras que pueden representar deslizamientos si no se cuida la pisada y los apoyos.
Poco a poco vas avanzando hasta alcanzar la zona en la que el cauce es roca pura, asciendo por él para luego pasarme a la ladera y terminar en la degollada que separa La Pequena de Suerte de Los Negros, primer reto completado a satisfacción.
Me voy por la vereda que marcha bordeando la cabecera del barranco hasta la vivienda que hay algo mas arriba del Morrete. Aquí reposo un poco, los cuádriceps y las rodillas se relajan y yo ingiero nutrientes.
Continuo la ruta: a por la segunda etapa del día. Desde la vivienda me voy por la vereda que marcha pegada al borde de la meseta de La Pequena y de cara al Valle de Temisa, aprovecho para echar una miradita pues dentro de un rato pasaré unos metros más abajo de donde estoy ahora.
Paso, bordeando la meseta donde se asienta la Peña del Tajosé, sobre una zona rocosa que hace de balcón desde donde se puede observa todo el Valle de Temisa. Vas rodeando la finca donde se ubica la peña para terminar sobre el muro de piedras que delimita el arenado, desde él paso a la pista de tierra que recorre La Pequena y continuo hasta alcanzar el cartelito que nos indica la ubicación y las diferentes rutas a seguir. Desde su pie, casi, parte la vereda que desciende por el Agujero hasta Chafariz y por ella me voy.
Por aquí he pasado muchas veces, ahora incluso está arreglada y se marcha muy bien, me facilita el acceso a Arrieta cómodamente por lo que este tramo resultó de tramite para llegar a dónde quería llegar. La bajada se hace primero en un tramo recto, algo largo, para luego zigzaguear cambiando de dirección tres veces. Justo en el tercer cambio de dirección aparecen una bifurcación, además de continuar la vereda al frente, dirección Chafariz, aparece otro desvío a la derecha, ladera sur del Valle de Temisa, por ahí afronto el segundo reto del día.
Un apilamiento de piedras, justo en el inicio, parece desaconsejarte el intento pero continuo y después es la hierva crecida la que intenta disuadirte pues cubre la vereda. Avanzo unos metros y ya la vereda parece mas clara, en los siguientes momentos parece que todo va bien pero de nuevo aparece la incertidumbre pues se acaba la vereda y no hay camino claro. Marcho por el borde de antiguas terrazas llenas de matojos secos que me van dejando huellas en las piernas, en muchos tramos hay que pasar por encima de veroles secos o de apilamientos de piedras procedentes de derrumbes y hay que extremar las precauciones para evitar deslizamientos indebidos.
Con mucha precaución se va avanzando procurando ir subiendo para evitar los “agujeros” de los barrancos que se abren en su caída hacia la cuenca de Temisa y consigo llegar a las inmediaciones del Morrete (llegue unos metros mas arriba). Las piernas cantaban, tenia un sinfín de arañazos que picaban y tuve que echar mano de las toallitas húmedas con clorhexidina que llevaba, engullí el plátano, un trago de agua, respiré profundamente y me dedique a buscar la vereda de bajada, la de La Escalerita.
Otra bajada clásica, que he hecho muchas veces, y la rutina hace que la tensión se vaya distendiendo. Hay un tramo complicadillo, por la erosión del agua, pero son apenas unos 10 metros y todo lo demás es sobre vereda decente que te deja en la carretera de Temisa (LZ-207).
Por el asfalto me fui a Tabayesco y regrese a casa por la misma vía por la que salí. Una jornada intensa, realizarla y terminarla según lo planificado fue reconfortante, a pesar de todo.