Arrieta: Los Toscones - La Pequena 01072023

Partí desde la playa de la Garita acercándome al puente bajo la carretera LZ-1 que salva el barranco de El Vallito de Tabayesco, pasado el puente me fui, campo a través, por la zona de Trujillo hasta alcanzar la pista de tierra que viene de Tabayesco. Por la pista cruce Matos Pardos al encuentro de la zona de subida de La Cuesta del Estanque para ascender por ella hasta la zona del antiguo corral de cabras ubicado en la pequeña meseta colindante con la presa, el lugar donde los parapentistas preparan sus lanzamientos.
En esta ocasión la subida la hice por la zona recta, mas corta y con mas pendiente; hay otra alternativa en zigzag mas relajada.
El día estaba fresco y con algo de viento, llegue arriba sin dificultad y me dirigí al puente sobre el dique de la presa para cruzarlo y pasar al otro lado.
Una vez al otro lado me dirigí hacia el lomo de El Valichuelo para continuar el ascenso. Este era el aliciente de la jornada, había descendido varias veces pero nunca subido por él, así que me fui al encuentro del la línea que marca el muro de piedras que desciende desde la Peñita de Cabrera Peraza. Fui subiendo, con el inconveniente del viento, sin mas dificultad que la de tener que sortear las innumerables piedras con las que me encontraba. Pasé al lado izquierdo para ir curioseando el Valichuelo (el barranco que baja desde Los Toscones) y entre las miradas a un lado y a otro fui poco a poco ganando altura hasta alcanzar la zona de la Peñita de Cabrera Peraza, que no es otro cosa que un saliente rocoso, un morrete.
Una vez arriba continué la ruta en dirección a los restos de la vivienda que hay bajo la Peña de Matamoros, en lo alto de las roferas de El Rincón de la Moza. La idea que traía era la de avanzar por la ladera del Rincón de la Moza hasta alcanzar esa vivienda; al principio todo fue bien, fui marchando por las terrazas sin ninguna dificultad entretenido en la contemplación de la zona, una mirada de mas cerca.
El viento seguía incordiando y el paso a paso había que hacerlo mirando mucho la pisada, por lo que después de un rato de andadura me di cuenta que tenia por delante un barranco rocoso que me iba a dar problemas si mantenía la dirección, así que decidí subir unos escalones para dejar esa posible dificultad algo mas abajo. Me maravillo observar la infinidad de conejos que corrían a cambiar de ubicación a mis paso, la temporada de caza se acerca y ellos ya parecen barruntarlo.
Seguí la ruta algo mas arriba de lo que me hubiera gustado, pero mas abajo que la pista que recorre esta zona, seguí por terrazas y barranquillos hasta que aparecen las terrazas enarenadas y reconozco la zona, la vivienda ya está cerca.
Un rato después ya estaba en los alrededores de la casa y como la idea era descender por las fincas de esa zona en busca de la vereda que baja desde El Cortijo de Albarrán me deje llevar unos metros mas allá hasta la aljibe allí ubicada.
No llegue a ver si tenia agua o no pero logré localizarla y aproveché para reponer nutrientes.
Tocaba descender por la ladera, de cara a La Hoya de Castro que es mi siguiente objetivo. La ladera vuelva a estar cubierta de terrazas, una zona con vides en donde milagrosamente aparecen racimos de uvas a pesar del abandono en las que se encuentran. Vas bajando primero para luego situarte en el borde de una de las terrazas y continuar avanzando por ella. Llegas al barranco que viene desde la zona de El Cortijo, lo pasé por uno de los diques levantados para controlar el caudal de agua y, ya al otro lado, aparece la vereda. Se nota muy rodada (motos y bicicletas), por la depresión en su trazado, pero por ella consigo acceder al cauce del barranco del Valle del Palomo, la vereda continua por la ladera y paralela al cauce y yo me “bajo” para alcanzar el cauce y pasar al otro lado al encuentro de la pista de tierra.
Tocaba afrontar el ascenso por la Hoya de Castro, para ello fui ascendiendo, de nuevo por terrazas, aprovechando las zonas de paso. Está todo abandonado y lo único que se observan son algunas higueras, vas avanzando y a medida que vas ganando altura el abandono es mayor, ahora muchos de los muros de las terrazas están derruidos, veroles y aulagas secas prevalecen en el lugar, algún conejo corretea entre sus ramas y se ven pajarillos saltando de un lugar otro.
Con paciencia llego arriba, al pie de la Peña de La Pequena, un poco de hidratación y me voy por la pista en dirección a la Peña del Tajosé. Por ahí transcurre una vereda que va bordeando la pequeña meseta de la Pequena, de cara al Valle de Temisa, para terminar en las ruinas de la vivienda que da paso a La Escalerita.
En la vivienda me comí el plátano que llevaba y proseguí la ruta, la vereda de bajada hasta El Morrete tiene algunas zonas complicadas por la posibilidad de resbalones pero con la calma debida se afronta sin dificultad.
Llegué a las inmediaciones del Morrete y después todo es un dejarse ir hasta alcanzar la carretera de Temisa, LZ-207.
Ya en el asfalto me fui a Tabayesco y por las inmediaciones de la parada de guaguas cogí la pista de tierra, diseminado de Tabayesco, que une el pueblo con Guatiza.
Pasada las viviendas que hay al principio de esa pista me fui, campo a través, por Trujillo en dirección a la granja de gallinas para continuar por el cauce del barranco de El Vallito hasta la playa de La Garita para terminar la jornada justo donde la empecé.