Arrieta: Valle de Temisa - Ladera Sur Temisa - Peña La Pequena - Suerte de Los Negros - Lomo del Perenquén 27042023

Para terminar con esta serie de salidas que he ido enlazando en estos últimos días, hoy cumplo con el compromiso adquirido el pasado lunes 24 de terminar de curiosear la vía que descubrí, y que pospuse, por los alrededores de la Peña de La Pequena.
La idea principal era acercarme a La Pequena y rehacer el camino por la vereda de ese día, pero había que llegar a la Peña y el “helicóptero lo tenia averiado” así que monte esta ruta para llegar a pie.
Partí desde Arrieta por la Playa de La Garita y, siguiendo el curso del barranco de Temisa, me fui aproximando a la carretera (LZ-1) para cruzarla, saltando las vallas protectoras que han colocado recientemente, y pasar a la zona de El Cortijo para seguir avanzando hacia Tabayesco por los alrededores del barranco.
Continue adelante hasta alcanzar la pista de tierra que une Tabayesco con La Cuesta de Trujillo y desde ella a acceder al cauce del barranco de Temisa en las inmediaciones del depósito regulador de aguas.
Una vez en el cauce lo atravesé al encuentro de la pista de tierra que recorre todo el valle y que aparece unos metros mas adelante.
Tocaba recorrer todo este valle para llegar a la zona de encuentro de los tres barrancos que lo conforman, Chafariz, Madre del Agua y Filo del Cuchillo. Es un paseo tranquilo en el que se puede ir admirando su cuenca amplia y de gran desarrollo longitudinal con un perfil transversal ancho típico de valles en “U”, que se ha formado a partir de su forma originaria en “V” y que el paso del tiempo y los cambios climatológicos ha ido cincelando hasta dejarlo con la actual fisonomía. Se puede observar la influencia de los alisios en él, como su ladera Sur está aterrazada y con amplias fincas de cultivos para aprovechar la humedad de la zona y por contra la Norte, sin el refresco del viento, es mucho mas seca y sin casi uso agrícola.
Llego al encuentro de los barrancos, y de los caminos, y me dirijo por él de Chafariz hasta alcanzar la carretera LZ-207. Hago una breve pausa, saco mis bastones, me hidrato un poco y continuo por el asfalto hasta pasada la vivienda que tengo a mi derecha. Tenía que localizar la zona del arranque de la vereda, el referente es un pequeño murito pintado de blanco (el segundo después de la vivienda) y que sirve para ubicar un desagüe de un barranquillo que continua bajo la carretera hasta el señor barranco de Temisa.
Una vez posicionado me voy por la ladera sabiendo que la vereda aparecerá un poco más arriba. Al borde de la carretera no queda nada de ese antiguo paso que va subiendo por la ladera bordeando El Cercado del Marqués, por lo que hay que “auparse” a ella, dar unos pasos hasta alcanzar el muro del Cercado y ya aparece la vereda que va pegadita a él. En esta ocasión los vegetales crecidos tras la lluvias de los meses pasados estaban secos y ocultaban la vereda, pero el muro y la intuición ayudan a avanzar.
Las dos veces anteriores que había hecho este tramo me vi con algún problemilla, casi al final, por los “agujeros” que hay en esta ladera casi al comienzo del valle, así que esta vez venía con la idea de subir por las terrazas lo mas arriba que pudiera una vez se acaba el Cercado y la vereda.
La decisión fue un acierto porque si bien no hay vereda, hay terrazas por las que moverse y las dificultades estriban en ir pasando de una a otra, en algunos casos por zonas de derrumbes, estamos en zona de cazadores y se nota en las huellas de pasos.
Las vistas del valle son magnificas y casi al final aparece una vereda muy bien definida que te deja en las inmediaciones del Morrete con lo que sólo queda subir un poco hasta alcanzar la vivienda que hace de sala de avituallamiento (el que traes de casa).
Había que continuar y para ello seguí la vereda que parte de esta vivienda y recorre todo el frente, de cara a Temisa, de esta parte de la meseta de la Pequena hasta alcanzar la Peña del Tajosé, un risquete basáltico que recibe ese nombre porque en sus alrededores crece El Tajosé, un arbustillo leñoso (Thymus origanoides) que crece de manera difusa adaptándose a la superficie sobre la que se extiende. Encontré algunos ejemplares pero de pequeño tamaño, habrá que dejarlos crecer para verlos en toda sus extensión.
Desde esta peña pasé a la pista que recorre todo este brazo que es la Pequena para continuar por ella hasta alcanzar las inmediaciones de la Peña del mismo nombre y seguir con el plan previsto.
Tenia ubicada la vereda y me fui por ella, marcha pegada al pie de la gran roca que es esta peña y a su sombra con lo que el paseo fue fresco y el paso se va haciendo pausado y esquivando los arbustos. La dificultad aparece cuando casi se va acabando la Peña y, aunque hay huellas de pasos anteriores que continúan, la precaución me hizo dejar este camino y buscar otro alternativo mas adecuado a mis aptitudes.
Regrese por la misma vereda y fui buscando la manera de descender entre las terrazas para continuar unos metros mas abajo.
Logré doblar la peña, objetivo del día, y ascender a la meseta del otro lado para iniciar el regreso. Bajé a la degollada que separa el barranco de La Luciana del Valle del Palomo, continué bajo el cerro de Suerte de Los Negros pasando por encima de La Luciana para luego pasar por encima de El Vallito y me situé en el inicio del Lomo del Perenquén.
Por aquí había subido en dos ocasiones pero nunca había bajado y esa era lo otra novedad del día. Me dispuse con mis bastones e inicie el descenso.
Con paciencia fui poniendo un pie tras otro ayudándome de los bastones hasta que divise el depósito de aguas y me fui dirigiendo hace él hasta alcanzar la pista de tierra. Por la pista hasta el asfalto de la carretera de Tabayesco y luego me dirigí por el camino que parte de esta localidad hasta el cementerio de Guatiza hasta que pude dejarlo para cruzar la zona de Trujillo hasta el cauce del barranco de El Vallito y por él acercarme a la Playa de la Garita concluyendo así la jornada.