Arroyo Tamujoso por el cauce (parte 2), de Puente Grajas hasta Guadalquivir. Vuelta por Veredas del Carpio y Obejo-Pedro Abad
near Adamuz, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Una vez realizada la primera parte de la ruta del Tamujoso por el cauce, me dispongo a acompañar a este precioso arroyo hasta su junta con el Río Guadalquivir. Si no quieres meter los pies en el agua, esta no es tu ruta. Es un track dificultoso, pues en numerosas ocasiones hay que pelearse con la vegetación de ribera, donde predominan los pinchosos tamujos. No hay mucha zarza, afortunadamente. A veces puede acompañarse al arroyo por el pedregal que forma su fondo en época de crecidas, pero el paso no es cómodo. Solo recomiendo esta ruta para aquellos acostumbrados a andar por montaña y/o cauces de ríos. Comparado con la anterior etapa, realizada la semana anterior, el paso me resultó más complicado y caudal del río había bajado aún más por la falta de lluvias. No obstante, el esfuerzo merece la pena, pues el Tamujoso regala preciosas estampas, encontronazos con todo tipo de aves y anfibios.
Empezamos en el Merendero de Adamuz, cruzamos la carretera Villafranca-Adamuz para bajar hasta el mismo cauce. En esta ocasión empecé el paseo con 15º y lo terminé con 24º. En los primeros momentos no me apetecía mucho meter los pies en el agua, pero casi siempre es la mejor solución para evitar pelea con la vegetación. El primer meandro es muy bonito. El río se encajona creando lo que yo llamé, medio en broma medio en serio, el Cañón del Tamujoso. Debido a este encajonamiento, hay muy pocos escapes del track. Hay que ir buscando el mejor sitio para ir avanzando, sin perder de vista el paisaje. A veces aparecen veredas humanas y/o animales que vamos aprovechando.
No esperaba encontrarme una malla atravesando el arroyo, dominio público hidráulico; pero la maldad del hombre es inabarcable. Afortunadamente, el Tamujoso saca sus escrituras en cada crecida y la malla está levantada, pudiendo salvarse sin problema. No sería la última, pues cerca del final del tramo acuático hay otra igual y en idéntico estado.
Una de las atracciones de la ruta es la visita al antiguo molino harinero del Tamujoso, que se encuentra a unos metros del cauce, en la ribera izquierda. Es fácil saber cuando hay que separarse del arroyo, pues vemos los restos de la antigua presa. Después de la visita de rigor, continuamos por un caminillo bastante agradable que nos ayuda a avanzar más rápido durante algunos cientos de metros. De vuelta al cauce, este nos guarda un par de pozas antes de llegar al Peñón Jituero, que hace las delicias de los amantes de la escalada de toda Andalucía. Aquí termina el tramo acuático de esta ruta.
En el antiguo puente de la carretera me cambio las botas y tomo algo de alimento antes de adentrarme en la parte final del recorrido del Tamujoso hasta el Guadalquivir. No lo hago por el agua porque el arroyo se ensancha considerablemente, aumentando también su profundidad. Con temperaturas algo más altas es una opción a considerar aunque, probablemente, el arroyo no correrá ya en la parte anterior de la ruta. En esta ocasión elijo la ribera derecha para llegar a la junta, pues la izquierda la conocía de esta otra ruta por la zona.
Esta parte del track es muy divertida y bonita. Pasamos por un bosque de ribera muy denso, formado por chopos y eucaliptos principalmente. Hay zonas donde hay que ir saltando troncos caídos que parece que estás participando en aquel antiguo programa de televisión que se llamaba Humor Amarillo. Al principio la senda es clara y nos ofrece vistas al ensanchamiento del Tamujoso. Después el camino se pierde (o yo lo perdí) y la última parte se hace más lenta, pero no menos bonita. Al fin llegamos a la desembocadura buscada, pero es difícil fotografiarla pues aparecen las temidas zarzas.
El principio de la vuelta prefiero hacerlo por la carretera (tráfico casi nulo) para darle un poco de ritmo al camino. Pronto llego de nuevo al Peñón Jituero y, poco después, me separo del asfalto para ir ascendiendo por la Vereda del Carpio, que acompaña a una malla durante varios kilómetros. Cuidado porque me equivoqué en un desvío a la izquierda que no tenía que haber cogido, sino haber seguido recto unos metros más para después girar a la izquierda en un olivar donde está perdida la Vereda de Obejo a Pedro Abad. Esta parte es la que más hay que estar pendiente del track. Justo antes de alcanzar la vereda mencionada, hay un mirador al arroyo donde podemos ver el camino que hemos traído en la primera parte de esta ruta. Ya solo queda continuar la vereda para abandonarla por otro olivar cuando divisemos el Puente de las Grajas, aquel donde empezamos el camino. Unos metros por el olivar y estamos en el Merendero, punto de partida de esta ruta circular.
Empezamos en el Merendero de Adamuz, cruzamos la carretera Villafranca-Adamuz para bajar hasta el mismo cauce. En esta ocasión empecé el paseo con 15º y lo terminé con 24º. En los primeros momentos no me apetecía mucho meter los pies en el agua, pero casi siempre es la mejor solución para evitar pelea con la vegetación. El primer meandro es muy bonito. El río se encajona creando lo que yo llamé, medio en broma medio en serio, el Cañón del Tamujoso. Debido a este encajonamiento, hay muy pocos escapes del track. Hay que ir buscando el mejor sitio para ir avanzando, sin perder de vista el paisaje. A veces aparecen veredas humanas y/o animales que vamos aprovechando.
No esperaba encontrarme una malla atravesando el arroyo, dominio público hidráulico; pero la maldad del hombre es inabarcable. Afortunadamente, el Tamujoso saca sus escrituras en cada crecida y la malla está levantada, pudiendo salvarse sin problema. No sería la última, pues cerca del final del tramo acuático hay otra igual y en idéntico estado.
Una de las atracciones de la ruta es la visita al antiguo molino harinero del Tamujoso, que se encuentra a unos metros del cauce, en la ribera izquierda. Es fácil saber cuando hay que separarse del arroyo, pues vemos los restos de la antigua presa. Después de la visita de rigor, continuamos por un caminillo bastante agradable que nos ayuda a avanzar más rápido durante algunos cientos de metros. De vuelta al cauce, este nos guarda un par de pozas antes de llegar al Peñón Jituero, que hace las delicias de los amantes de la escalada de toda Andalucía. Aquí termina el tramo acuático de esta ruta.
En el antiguo puente de la carretera me cambio las botas y tomo algo de alimento antes de adentrarme en la parte final del recorrido del Tamujoso hasta el Guadalquivir. No lo hago por el agua porque el arroyo se ensancha considerablemente, aumentando también su profundidad. Con temperaturas algo más altas es una opción a considerar aunque, probablemente, el arroyo no correrá ya en la parte anterior de la ruta. En esta ocasión elijo la ribera derecha para llegar a la junta, pues la izquierda la conocía de esta otra ruta por la zona.
Esta parte del track es muy divertida y bonita. Pasamos por un bosque de ribera muy denso, formado por chopos y eucaliptos principalmente. Hay zonas donde hay que ir saltando troncos caídos que parece que estás participando en aquel antiguo programa de televisión que se llamaba Humor Amarillo. Al principio la senda es clara y nos ofrece vistas al ensanchamiento del Tamujoso. Después el camino se pierde (o yo lo perdí) y la última parte se hace más lenta, pero no menos bonita. Al fin llegamos a la desembocadura buscada, pero es difícil fotografiarla pues aparecen las temidas zarzas.
El principio de la vuelta prefiero hacerlo por la carretera (tráfico casi nulo) para darle un poco de ritmo al camino. Pronto llego de nuevo al Peñón Jituero y, poco después, me separo del asfalto para ir ascendiendo por la Vereda del Carpio, que acompaña a una malla durante varios kilómetros. Cuidado porque me equivoqué en un desvío a la izquierda que no tenía que haber cogido, sino haber seguido recto unos metros más para después girar a la izquierda en un olivar donde está perdida la Vereda de Obejo a Pedro Abad. Esta parte es la que más hay que estar pendiente del track. Justo antes de alcanzar la vereda mencionada, hay un mirador al arroyo donde podemos ver el camino que hemos traído en la primera parte de esta ruta. Ya solo queda continuar la vereda para abandonarla por otro olivar cuando divisemos el Puente de las Grajas, aquel donde empezamos el camino. Unos metros por el olivar y estamos en el Merendero, punto de partida de esta ruta circular.
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