AS Camino Santiago Etapa 26 Senda Costera Soto del Barco San Esteban de Pravia – Cudillero

AS Camino Santiago Etapa 26 Senda Costera Soto del Barco San Esteban de Pravia – Cudillero

Esta ruta forma parte de nuestro particular camino hacia Santiago. No nos atenemos al camino oficial, ya que hemos preferido caminar, siempre que ha sido posible, cerca de los acantilados, para disfrutar de los bonitos paisajes de la senda costera. Para ello seguimos en parte el GR 204 que es un itinerario europeo con la signatura E9 y que discurre por la costa asturiana desde Bustio, en la frontera con Cantabria, hasta Vegadeo, limítrofe con Galicia.

La ruta de 17,2 km y 466 m de ascenso acumulado es una ruta corta y sencilla de realizar que desde Soto del Barco se dirige por carretera nacional a San Esteban de Pravia, lugar donde da inicio la Senda Costera que une esta localidad don Cudillero.

Para esta parte de la ruta hemos seguido el GR 204 Etapa 14 San Esteban de Pravia - Playa de Aguilar. Desde Aguilera tendremos que dirigirnos hacia el interior, donde en el Pitu conectamos con el camino tradicional a Santiago que seguiremos hasta Cudillero. La senda también denominada ruta de los miradores, está magníficamente señalizada y preparada con zonas de descanso y miradores cada cierto trecho. Una maravilla.

Este itinerario aúna el interés paisajístico con el histórico, ya que podremos ver los elementos histórico industriales que perviven en las localidades que recorreremos.

En el estuario del río Nalón, a ambas márgenes de su desembocadura, aparecen dos puertos vecinos a los que la historia les asignaría una historia bien distinta: San Juan de la Arena y San Esteban de Pravia

Calificamos la ruta como fácil

Descripción de la ruta

En Soto del Barco la ruta se inicia por la carretera nacional N-632 que cruza el río Nalón por un largo puente. Tendremos que seguir esta incomoda carretera durante algo más de 3 km, hasta que nos desviemos hacia San Esteban.
Una vez junto a la ría, pasamos junto a la zona deportiva, el club de buceo y los muelles de atraque de los barcos. Más adelante nos encontramos con grandes grúas, testigos de una pasado industrial y de los cargaderos de carbón. La ría y sus instalaciones constituyen hoy en día el Conjunto Histórico Industrial del Puerto de San Esteban.

Durante este recorrido paralelo al puerto podemos disfrutar de unas magnificas vistas, tanto de la ría, como de San Juan de La Arena, en la margen derecha.

A finales del s. XVIII San Esteban experimentó un gran desarrollo, por ser el puerto elegido para exportar la madera de Muniellos, el carbón de las Reales Minas de Langreo y las armas de la Fábrica de Trubia. Para ello se canalizó el tramo final del Nalón y se dispusieron cañones en la peña del Espíritu Santo, con los que proteger la dársena. Sin embargo, en el s. XIX, el despegue del puerto de El Musel (Gijón) hizo decaer el tráfico en San Esteban.

Se produjo un gran despegue comercial e industrial a partir de la exportación del carbón, gracias a la conexión ferroviaria con el corazón de la cuenca minera. Fue el mayor puerto carbonero cantábrico hasta mitad del siglo XX.

Doscientos metros más adelante se alcanza la playa de los Garrunchos donde comienza la subida hasta el mirador del Espíritu Santo. Tendremos que subir unos 420 escalones para poder acceder al mirador y a la ermita, pero el esfuerzo merece la pena. En la parte alta se encuentra un área recreativa y la blanca ermita del Espíritu Santo, además del primero de los miradores de la ruta.

El Mirador del Espíritu Santo, que se eleva 80 metros sobre la línea de costa en la desembocadura del Río Nalón y antaño sirvió como faro. Desde este mirador se divisan algunas de las más espectaculares panorámicas del litoral cantábrico: los diques del Puerto de San Esteban que protegen la entrada a la Ría del Nalón, la Playa de Los Quebrantos, el Playón de Bayas y la Isla de Deva. Al oeste, nos asombrará la escena del acantilado paisaje costero que recorre la senda, en la que iremos descubriendo los miradores La Atalaya, Los Glayos, Las Llanas.

Unos 400 metros más adelante, el sendero se va rodeando de bosques de castaños y eucaliptos; está bien señalizado y a través de él vamos accediendo a los distintos miradores. El primero que encontramos es el de la Atalaya. Fantástico mirador para contemplar los impresionantes acantilados y playas, con una gran panorámica de la costa hacia el oeste que termina en el Cabo Vidío

Caminados un kilómetro y medio más, se bordea la playa de Cazonera y se llega a unas escaleras que descienden hacia la playa de Las Llanas, una playa de finas arenas doradas, grava y bolos.

Nos desviamos hacia el mirador de Los Glayos desde donde podemos ver las paredes abruptas con desniveles de 60 a 100 m.
Retornamos al camino que continuará hasta la Punta del Campón con preciosas vistas de la costa. Muy cerca se encuentran los restos arqueológicos del Castro de Campón

Continuamos descendiendo a la playa de Veneiro o Xilo, una cala escondida justo antes de la playa del Aguilar a la que llegamos poco después. En esta playa acaba la senda costera acondicionada.

Bordeamos la playa y tomamos una carretera que se aleja de la costa y que nos lleva al Pitu pasando por la barriada de Arances. En el Pitu se encuentra la Quinta de Selgas es un conjunto palaciego del siglo XIX y jardines. A finales del siglo XIX, los hermanos Ezequiel y Fortunato de Selgas y Albuerne reunieron en este conjunto arquitectónico una magnífica colección de obras de arte. Fue el propio Fortunato de Selgas quien proyectó en 1883 un palacio de cuatro alturas que reflejaba los rasgos característicos de la arquitectura civil italiana del siglo.XVI.

Atravesamos el Pitu siguiendo la carretera y llegamos a la barriada de la Atalaya. Muy cerca se encuentra el cementerio. Por un lateral, una fuerte pendiente nos lleva al primero de los miradores escalonados que descienden hacia el puerto de Cudillero. Son los miradores de la Atalaya y la Garita que colocados a distintos niveles ofrecen unas espectaculares vistas del caserío y entorno de Cudillero. El descenso es muy fuerte y unas escaleras nos llevan hasta las primeras casas. Después continuamos descendiendo por estrechos callejones hasta la plaza del pueblo que abarrotada de terrazas se encontraba muy animada.