ASC19 Peña Blanca

Más información en el libro "Ascensiones en la Montaña Palentina" de David Villegas y Vidal Rioja.

http://aesgalla.blogspot.com/2016/08/nuevo-libro-ascensiones-en-la-montana.html

Una afilada arista de roca blanca rompe la monotonía redondeada de la Sierra del Brezo cerca de Velilla de la Peña. La asequible arista suroeste de Peña Blanca se convierte en una ascensión que, a pesar de su modesta altitud, nos hace sentir en un terreno de alta montaña caliza por lo bonito de sus líneas y lo amplio de sus vistas. La cumbre del Cotolorno es una curiosa verruga rocosa que nos descubrirá los curiosos relieves del Barranco de los Valles y las Siete Vallejas. En el fondo nos encontraremos el bucólico lugar en el que se ubica la majada de la Fuente del Chozo al cual se accedía por un bonito camino tallado en la roca que permite salvar el agreste y profundo barranco que protege estos parajes. Praderas y bosques nos devolverán de nuevo a Velilla de la Peña después de haber disfrutado de una bella jornada montañera por estas curiosas cumbres calizas de la Sierra de la Peña.

La Leyenda del Despoblado de Miranda

Un marcado y bien conservado camino carretero que salva con audacia y elegancia la Hoz del Arroyo de los Valles por la ladera oeste de La Penilla nos indica que estos parajes fueron vía de comunicación entre los pueblos del sur y del norte de la Peña en otros tiempos. Por este camino se comunicaban Villanueva de la Peña y, el hoy desaparecido, Miranda por el Alto que lleva el nombre de esta desaparecida aldea. Cuenta la leyenda que en Miranda se celebró un día una boda y fueron invitados todos los vecinos menos una vieja que vivía sola. Esta, enfadada ante tal desplante, decidió vengarse preparando un veneno. Aprovechando un descuido de los comensales la malvada vieja roció todos los alimentos con el veneno extraído de las salamandras, que por allí llamaban “vacaruelas” o “vicaruelas”. Todos los habitantes del pueblo murieron y la vieja pasó a ser dueña de todo el pueblo. Pero poco le aprovechó pues, muy enferma, tuvo que pedir ayuda a los de La Lastra, que se quedaron con todas sus pertenencias cuando murió al poco tiempo.

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