Bizkargi por Goikoelexea y descenso por Belarrinaga

Es miércoles y toca monte. Hoy se me ha ocurrido proponer a mis "compis" subir al Bizkargi desde Goikoelexea (Larrabetzu). Hace mucho tiempo que no vamos por esa zona y me apetece ascender al Bizkargi, ya que hace bueno, disfrutando de las vistas de la subida y desde su coqueta ermita. La idea se me ocurrió el domingo pasado, cuando estuve en el Arburu, humilde cima cercana al Bizkargi, pero subiendo desde Zornotza. Había bastante niebla y poco pude disfrutar de las vistas. En anteriores ocasiones que ascendimos desde Goikoelexea, hace ya años, coronábamos las dos cimas en una misma excursión, hoy no es el caso, ya que pretendemos hacer un descenso distinto.

Al igual que el pasado miércoles me acompañan Eduardo, Jose Mari y Jorge, a los cuales ya les tengo montados en el coche a las 8:30 de la mañana. Estamos en la anteiglesia de Goikoelexea antes de las nueve y, tras echarnos las mochilas a la espalda, empezamos a andar al lado de la iglesia juradera de San Emeterio y San Celedonio, del s. XVI. Esta histórica iglesia formaba parte de la ruta juradera de los señores de Bizkaia entre Bilbao y Bermeo. Nosotros vamos a seguir hacia el Bizkargi, siguiendo una parte del Camino de Santiago del Norte.

Rodeamos la iglesia por su lateral y en la trasera encontramos el primer cartel con señales. Nos indica la dirección del Bizkargi y hacia él nos dirigimos. En sentido contrario, con el logo del Camino de Santiago, señala Larrabetzu y Lezama. Seguimos adelante y al poco llegamos a una bifurcación en la que nuestro camino sigue de frente. El de la derecha se dirige a unos caseríos. Ahora la carretera se interna bajo el arbolado y comienza a empinarse, para llegar en un rato a un gran caserío al que la carretera rodea por su trasera. Enfocamos un tramo relativamente llano hasta llegar a otra bifurcación señalizada junto a un caserío donde de nuevo nos indica la dirección del Bizkargi. Llegamos a un grupito de caseríos situados a un lado y al otro de la carretera, que tras superarlos, en otro ratito estamos ya en el último barrio formado por otro grupo de tres o cuatro caseríos donde la carretera traza una curva y donde termina ésta para seguir a partir de ahora por caminos o pistas de tierra hasta la cumbre.

Cogemos un camino muy claro a la izquierda del último caserío en el que se aprecian rodadas de vehículos. Ya hemos dicho que estamos en el Camino de Santiago y nos cruzamos con dos peregrinos de aspecto oriental que están descansando con sus pesadas mochilas a su lado. Saludamos y seguimos adelante para pasar de inmediato por una puerta metálica que estaba abierta. Se trata de una bifurcación con sendas puertas metálicas. Hay que ir por la de la derecha, puerta de mayor estructura, que como he dicho, estaba abierta, y así la dejamos (aunque antiguamente íbamos por la de la izquierda, ya que llegamos al mismo sitio). Al poco pasamos al lado de una pequeña y coqueta casa situada a nuestra izquierda que parece ser un registro o de aguas o un depósito.

Unas decenas de metros más y llegamos a un cruce, o mas bien una trifurcación. El camino que viene por nuestra izquierda es el que hubiéramos seguido de haber cruzado la otra puerta, y el camino de la derecha, mas amplio, es por el que bajaremos después para evitar volver al coche por la misma ruta. Daremos un interesante rodeo. En el mismo cruce hay un poste de señales caído en el que una señal indica con una flecha amarilla la dirección del Camino de Santiago, por donde hemos subido.

Seguimos adelante sin desvío alguno. Esta es una zona despejada donde los forestalistas suelen (o solían) almacenar sus maderas taladas organizando con sus voraces vehículos unos barrizales espectaculares. Hoy no es el caso, afortunadamente. No hay barro y solamente hay unos cuantos troncos de eucalipto apilados que llevan allí unos años y a los que han colocado una curiosa pintada: "estas maderas tienen dueño". Pasamos al lado de un registro de Enagás situado a nuestra derecha y cerrado por una alambrada. Ahora el amplio camino se empina para llegar un poco mas arriba a otra bifurcación, eligiendo seguir de frente por el camino más en cuesta. A partir de ahora y hasta la cumbre iremos por caminos bastante duros.

Al poco de ascender un repecho llegamos a un rellano con una nueva bifurcación. Nosotros giramos un poco a la derecha ya que el camino que sigue por la izquierda enseguida llega a la carretera del alto de Morga y por ahí no deseamos ir. Enseguida vemos un otro cruce con una flecha naranja situada en un árbol que nos indica el camino a seguir, aunque un poco más adelante nos equivocamos y cogimos un camino que sigue hacia la izquierda y arriba en vez de coger el de la derecha.

Tras subir un par de centenares de metros nos damos cuenta del error al ver que el camino desciende, circunstancia del todo imposible en esta parte de la ruta, ya cercana a la cumbre, que todo es en ascenso.

Deshacemos el camino hasta el cruce anterior y subimos recto hacia arriba por el camino del centro. Llegamos hasta un cerco de piedras situado a nuestra derecha con una pequeña estela en el centro y un par de árboles en recuerdo de algún montañero fallecido. un poco mas arriba encontramos otra bifurcación y, aunque sabemos que yendo por el camino de la izquierda también llegaríamos a la cumbre con menos esfuerzo, optamos por seguir de frente afrontando un repecho más empinado. Lo mismo que hacemos un poco mas arriba, que optamos por seguir un corto y fuerte repecho que nos deja en la amplia campa cimera de la ermita de Santa Cruz, llamada así en honor al Cristo crucificado renacentista tallado en madera del año 1580 que presuntamente se encuentra en su interior, como reza una pequeña placa en su fachada.

El buzón del centenario e histórico monte (556 m) está situado en el muro lateral de la ermita, donde encuentro un par de tarjetas de sendos montañeros que ya me encargaré de remitirlas a sus respectivos clubs de montaña.

En este histórico monte y sus alrededores se libró en Mayo de 1937 una cruenta batalla entre el ejército vasco–republicano y el ejército franquista, costando numerosas vidas su defensa. Era un objetivo estratégico para las huestes golpistas por su cercanía al Cinturón de Hierro, que en la batalla fueron apoyadas durante varios días por la aviación franquista e italiana para destrozar desde el aire las posiciones defensivas. En honor a los gudaris caídos en esa batalla desde hace muchos años se organiza en su cima un homenaje, clandestino en época de la dictadura, que ha pervivido hasta nuestros días, aunque en el año 2007 fue prohibido por la Audiencia Nacional. Se trata del Bizkargi Eguna y se sigue celebrando el segundo fin de semana de Mayo.

Nos dirigimos al monumento dedicado a los gudaris muertos en la citada batalla y situado a unos metros de la ermita (son una serie de tubos de distinto tamaño hincados en el suelo y pintados de rojo) sobre el que albergo dudas estéticas. Nos sacamos un selfie los cuatro gandules con las cabezas juntitas antes de acercarnos al entramado de maderos a unos metros de la ermita donde cada año se monta la txozna para la fiesta y zamparnos allí los bocatas y el salchichón de Jorge, todo acompañado con la "damajuana" (la bota) de Jose Mari.

Una vez terminado el refrigerio iniciamos el descenso con la intención de hacerle caso a Eduardo y volver por otro camino hasta Goikoelexea, aunque la desviación será mas abajo. De momento bajamos exactamente por donde hemos subido hasta llegar a la zona llana donde hemos dicho que almacenaban los troncos de las talas de la zona. Una vez llegados al crucero con el poste de señales caído, en vez de ir por el camino de la derecha (el Camino de Santiago) por donde hemos subido, seguimos de frente por un amplio camino que sigue prácticamente recto con una leve tendencia al descenso.

Al poco llegamos una puerta en una alambrada metálica que esta abierta y en la que hay un cartel que reza en castellano, euskera e inglés (imaginamos destinado a los peregrinos): "Terreno particular. No abrir la puerta", con una señal de circulación prohibida y la imagen de una vaca. No hacemos caso, ya que la puerta estaba abierta de par en par, y seguimos tan tranquilamente nuestro camino.

En todo este tramo del camino que seguimos durante un buen rato no existe la menor duda de la ruta, ya que no existen bifurcaciones ni cruces, hasta llegar a desembocar en una amplia pista de cemento preparada para la circulación de vehículos que viene desde Zornotza, y en la que tomamos la dirección de la derecha. Tras un rato de paseo tranquilo en suave descenso desembocamos en la carretera del barrio de Belarrinaga, en la que seguimos también hacia la derecha.

Pasamos al lado de unos bonitos caseríos y enseguida llegamos a la carretera general de Larrabetzu a Morga. De nuevo cogemos hacia la derecha andando por la acera y en unos cientos de metros estamos en Goikoelexalde, acercándonos hasta la anteriormente citada iglesia juradera donde hemos aparcado el coche.

Fin de una ruta mañanera preciosa, en magnífica compañía y en un día primaveral precioso.