Illunbe y Urragikoatxa desde Ugarana (Dima)

Hoy hacemos una preciosa ruta con dos cimas discretas pero con una enorme personalidad al circular por lugares de lamias y akelarres, siendo un itinerario fácil de seguir, con unos más que interesantes paisajes caminando por zonas rurales con un encanto innegable.

Tras recoger a mis habituales amigos de monte en Bilbao, Eduardo y Jose Mari, nos dirigimos a Dima para una vez ya en Ugarana (así se denomina el núcleo urbano), y aparcado el coche en la plaza, comenzar una ruta muy interesante de casi quince kilómetros y un desnivel positivo acumulado discreto, de 613 m.

La ruta comienza en la propia plaza de Dima, bajando hasta la carretera general y pasando junto al restaurante Hermo (antiguo bar del "Obispo"). Cruzamos la rotondita trasera, para en unos metros llegar a un puente sobre el río Arratia, que cruzamos. Subimos una cuesta pasando cerca de un chalet de curiosa construcción que como curiosidad diré que es la vivienda del antiguo jugador del Athletic Luis Prieto, residente en esta localidad arratiana.

Seguimos el ascenso por un amplio camino con varios zigzags y fuertes desniveles en los que en algunos tramos se ve el empedrado de una antigua calzada medieval. Llegamos al barrio de Olazabal junto a la ermita de San Roque. Este barrio, de unos 30 caseríos, la mayoría muy arreglados, es una auténtica preciosidad.

Tras pasar al lado de la ermita el camino sigue de frente, siguiendo por la carretera sin desviarnos, para girar a la izquierda antes de terminar el barrio. Seguimos adelante y, al lado de un alto vallado que separa los terrenos de un hermoso caserío, el asfalto termina para convertirse en camino. Seguimos de frente y al poco llegamos hasta la entrada de un pinar donde existe una bifurcación y unos carteles con señales. Nosotros seguimos hacia la izquierda por donde indican "Iraurgi" y "San Miguel Txiki". Solamente hay que seguir el amplio camino bajo el pinar sin desviarse, al menos de momento. No hay pérdida.

Sin embargo, al poco llegamos a otra intersección siguiendo el camino de nuestra izquierda, más pisado, hasta llegar al cabo de un rato a un desvío señalizado con dos hitos o kairns, como queramos, situados a ambos lados del camino. Tenemos que desviarnos por ahí girando a la derecha. Es el camino que lleva a la cima del Illunbe.

Llegamos a una amplia y abierta campa recién sembrada, con el camino que discurre por el medio. Hay un numeroso rebaño de cabras que están dando buena cuenta de lo que hayan sembrado. Cruzada la campa entramos en un precioso encinar cantábrico con una senda muy bien marcada que serpentea en suave ascenso entre las tortuosas encinas y las rocas calizas del karst, hasta llegar a la cumbre.

Estamos ya en la primera cima del día, el monte Illumbe, de 445 m de altitud, rodeada de encinas, con un buzoncito roñoso sobre una roca, una especie de escultura metálica de una casa sobre un pivote y, a unos metros, colocada en un mástil entre las rocas, una ikurriña bien visible. Nos hacemos una foto y seguimos la marcha, y no nos queda otra que desandar el camino por el que hemos venido hasta la desviación señalizada con los hitos.

Una vez en el cruce, giramos a la derecha, para pasar enseguida ante un calero en muy buen estado. Al poco llegamos a las primeras casas del barrio de Lamindao (en euskera lugar de "lamias" o brujas). Hay que decir que a pocos metros de aquí, yendo hacia nuestra derecha, existe una vieja cantera donde han abierto algunas vías a modo de escuela de escalada, aunque ni por asomo con el gran nivel de la estupenda escuela de escalada existente en las cuevas de Baltzola, en la zona de Indusi, en el propio Dima, aún cerradas por la Diputación por haberse dado hace unos años algunos casos de "Fiebre Q" por contaminación con residuos caprinos. Los escaladores están esperando su apertura como agua de Mayo. ¿Para cuando?

Llegamos a una carretera de servicio y giramos a la izquierda frente a una gran casa, hasta llegar en unos pocos metros a la carretera que sube desde Dima y baja hacia Artea. Vamos por ella a la izquierda solamente unos metros para girar casi de inmediato a la derecha por un desvío donde indica "Petralanda". Vamos por ahí en dirección al Urrikoatxa, que se ve de frente, altivo, con la antena rojiblanca en su rocosa y escarpada cumbre.

La carreterita discurre entre verdes y amplios pastos donde ramonean plácidamente unos cuantos caballos. Pasamos ante un bonito y cuidado caserío y, a unos metros, dejamos a nuestra derecha otro caserío, donde el camino que seguimos discurre paralelo a la entrada al mismo.

Entramos ahora en una zona arbolada donde no existe ningún problema para seguir el camino ya que este discurre a veces encajonado entre dos taludes. La mole del Urragikoatxa se encuentra a nuestra izquierda y casi sobre nuestras cabezas, y el camino a partir de ahora lo rodeará hasta llegar a la pista de servicio a la antena de comunicaciones de su cumbre.

Pero no nos adelantemos. El camino ahora se convierte en una senda pisada y muy clara que sin subidas ni bajadas va rodeando el roquedo. Vemos unos caseríos en la vaguada a nuestra derecha semiocultos por la floresta. Hay que rodear la mole calcárea, pero si alguien lo desea, aproximadamente a mitad de este tramo podría subir a derecho hacia la izquierda hasta la antena, aunque sin senda visible y ascendiendo un fuerte desnivel, sorteando las rocas que sobresalen por toda la ladera. Yo lo hice una vez hace muchos años, pero hay una diferencia sustancial: ahora soy bastante mas viejo y prefiero no arriesgar.

El claro y limpio sendero que seguimos llega a dar la vuelta en su totalidad a la montaña, desembocando en la pista de cemento que asciende desde la carretera general y por la que pueden transitar los vehículos de mantenimiento de la antena. Al llegar a ella solamente tenemos que girar a la izquierda para al cabo de un kilómetro aproximado y en permanente ascenso, trazando un par de curvas, llegar hasta la cumbre.

Al llegar al final de la carreterita, arriba del todo, veo un cartel a mi derecha colocado en la roca que supongo señala la cumbre. Pero no es así. Se trata de una información sobre las zonas de protección de las especies ornitológicas amenazadas y de las partes de la montaña en las que en los meses de nidación no se puede subir. La verdad es que no veo por ningún sitio el buzón, que por lo que he visto en otras rutas su acceso está situado un poco más abajo. Me niego a investigar más subiendo por las rocas en su busca, por lo que los tres amigos nos limitamos a hacernos un selfie y decidimos iniciar la vuelta para comer el bocata en algún sitio más adecuado.

Buscamos algún caminito o sendero más directo que baje hacia Lamindao para ahorrar tiempo y no tener que dar de nuevo toda la vuelta al monte. Eduardo se anima a hacer de explorador buscando desde la caseta de la antena algún sendero, aunque haya sido abierto por el ganado, pero estamos en una inclinada ladera de terreno kárstico y el laberinto de rocas y espinos hacen muy difícil la progresión. De común acuerdo decidimos volver por el mismo camino, dando toda la vuelta hasta el barrio de Lamindao.

Una vez allí, al llegar a la carretera Dima–Artea giramos a la derecha para ir bajando por ella un buen tramo hasta la carretera general BI–2543 que se dirige hacia Indusi y hacia Vitoria–Gasteiz. Los paisajes que se aprecian desde aquí son de un bucólico acogedor. Tenemos Urragikoatza a la derecha, el desfiladero de Bentatxuri más abajo, los caseríos con sus verdes prados repartidos aquí y allá como las casitas de un nacimiento con el ganado pastando y al otro lado del valle la zona de Bargondia.

Pasamos delante de un caserío y, al ver un banco corrido pegado a su fachada mis amigos le preguntan al casero si nos permite sentarnos para comer el bocata y dar algunos tientos a la bota, a nuestra buena compañera "damajuana". Y el casero dice que sí, que sin problema, incluso nos saca una silla para que estemos más cómodos. Tras una corta conversación me entero que es íntimo amigo de un primo de mi mujer, también de Dima. Casualidades de la vida.

Después de haber llenado la andorga con verdadera hambre, vamos bajando por la carretera dejando a un lado y al otro los caseríos del bonito barrio de Aroztegieta, hasta que accedemos a la carretera general. Vamos unas decenas de metros a la izquierda para desviarnos de nuevo a la derecha y coger un claro camino que tras una curva a la izquierda va descendiendo poco a poco hasta Ugarana. La carretera general sigue paralela a nuestra izquierda oculta por los pinos.

El camino es precioso y también encontramos algunos restos de calzada medieval. Seguramente por aquí ancestralmente transcurría algún camino real que procedía de Vitoria. En un cruce, al poco rato de dejar la carretera, seguimos de frente sin desvío alguno, para llegar enseguida a otra carretera de servicio a un caserío. Seguimos por ella de frente y, pasando al lado de la Residencia de Mayores de Arratia, llegamos a Ugarana, núcleo urbano de Dima.

Antes de llegar al coche me desvío un poco para ir hasta la panadería Eguzkin a comprar alguna delicatessen en forma de pan. Concretamente siempre compro aquí una "pamitxa", que en muy pocos sitios elaboran, un pan de maíz y otro de pasas y nueces. Absolutas exquisiteces que aprovecho a congelar para que me duren bastantes días.

En definitiva, hoy hemos hecho una ruta de casi 15 km de longitud y 613 m de desnivel positivo acumulado (que tampoco es un exceso), no existiendo fuertes cuestas en ningún momento, y todo ello realizado en algo más de cuatro horas con paradas.

Y para concluir, no me puedo sustraer a recomendar los parajes y barrios que atesora Dima. Es un precioso pueblo arratiano desde el que se pueden hacer numerosas rutas y ascensiones y al que merece la pena dedicarle no una, sino varias salidas. Es un pueblo por el que se puede transitar por zonas donde los mitos y leyendas han anidado en el imaginario popular que nos transportan a tiempos pretéritos. Y además, tanto en Ugarana como en alguno de sus barrios existen estupendos restaurantes donde reponer fuerzas, uno de ellos es el Garena, y lo nombro por especial, situado en Lamindao, cerca de donde hoy hemos pasado y que hace pocos meses ha sido bendecido con una estrella Michelín. Recomendable a más no poder.

Saludos cordiales y a ver si nos vemos por el monte.